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Columnas y artículos de opinión
Prosa Aprisa
Pepe Yunes, garbanzo de a libra
Arturo Reyes Isidoro
19 de abril de 2012
alcalorpolitico.com
En más de una ocasión he recordado que hace seis años, habiendo perdido la elección como candidato a senador, José Yunes Zorrilla, con gran dignidad, tomó una decisión que lo enaltece, lo hace diferente y dignifica el ejercicio político: decidió ya no regresar a su curul en el Congreso local en donde había pedido licencia para poder ir a contender como aspirante a la Cámara alta del Congreso de la Unión, con lo que dejó que su suplente concluyera la responsabilidad. En esa ocasión, junto con él otros compañeros de bancada y de los diferentes partidos políticos, también se separaron de la Legislatura para ir a participar como candidatos a diputados federales, pero ante derrotas que sufrieron, de inmediato volvieron para no quedarse fuera de la nómina, que es lo que finalmente en realidad interesa a casi todos los políticos.

Hoy de nuevo Pepe, como es mejor conocido, apuntalado por su partido el PRI, hace el intento de llegar al Senado aunque esta vez el panorama se ve despejado para él porque han cambiado las circunstancias políticas, la principal tener su partido un candidato presidencial que va a arrasar el próximo 1 de julio, que tiene carisma y una alta preferencia de los votantes que va a incidir favorablemente en las candidaturas del tricolor en todo el país.

No obstante, este candidato, al igual que Héctor Yunes Landa, quien encabeza la segunda fórmula priista, realiza una campaña electoral profesional y no se atiene ni se confía al efecto Peña Nieto y trata de convencer a los veracruzanos con sus mejores argumentos, uno de los cuales acaba de presumir con todo autoridad y que, en un sistema político donde lo que prevalece es la conveniencia, el oportunismo, la deshonestidad, la corrupción y la impunidad, es más que suficiente para llevarlo al triunfo: el de la honestidad.


El pasado 12 de abril, al reunirse con periodistas de Coatzacoalcos, Yunes Zorrilla recordó que cuando se preparaba para esta campaña algunos asesores le preguntaron cuáles eran sus debilidades y sus fortalezas. Comentó que después de tres días de dar la lista, al llegar a la de las fortalezas les expresó: “Creo que solo tengo una… yo me considero un hombre honesto. He sido presidente municipal de Perote, diputado y no puede haber un señalamiento a mi persona”. Dijo que esa cualidad es su mejor activo, que su trayectoria política es intachable, pero no se quedó con las ganas de ilustrar su afirmación con ejemplos que todos entienden: “Nadie puede decir que traigo una placa (de taxi) o que yo tengo una plaza o que yo gané una notaría o que hice un negocio al amparo de la posición o que se me dio un diezmo por otorgar alguna obra”. A Pepe se le pasó mencionar también, resaltar, lo que señalo al inicio: que no es tampoco un presupuestívoro.

No dejó de reconocer también que el sistema representativo está dando muestras de agotamiento, lo que ha provocado el desencanto de la ciudadanía en el país.

El candidato del PRI bien puede considerarse un garbanzo de a libra porque difícilmente muchos, la mayoría de los políticos mexicanos, de todos los partidos sin excepción, pueden salir públicamente a hacer una afirmación como la suya sin el riesgo de que al instante les crezca la nariz en forma desproporcionada o les caiga un rayo en el instante.


Pero, sin querer, Pepe Yunes, con su declaración, levantó olas gigantescas de la proporción de un tsunami y arrasó con prácticamente casi todos los políticos y politiquillos de todos los partidos, lo mismo los de la derecha que se dicen muy cristianos y devotos que los de la izquierda que hablan de honestidad y justicia y ya ni se diga los del centro –supuestamente– tricolores, pues cual más ha llegado, está ahora o intenta llegar a algún cargo pero solo para alcanzar poder, fuero, favorecer a los suyos y de paso hacerse rico haciendo negocios, robando del erario público, obteniendo concesiones, prebendas, canonjías, practicando las peores –o mejores, según se quiera– formas de corrupción.

¿Cuántos de todos los políticos que conocemos pueden arrojar la primera piedra de la honestidad? ¿Quién a su paso por el poder, con contadas excepciones, no ha sacado provecho económico a costa del sacrificio de los cumplidos ciudadanos? Propiedades en el país y en el extranjero, mansiones, ranchos, cuentas en dólares, vehículos de lujo y de súper lujo, yates y hasta aviones privados, restaurantes de lujo, fraccionamientos, hoteles, franquicias, flotillas de taxis, plazas para toda la familia, concesiones para prestar servicios, contratos jugosos con el Gobierno, constructoras, notarías, edificios de condominios, periódicos, concesiones de radio y televisión, etcétera, etcétera, dan testimonio de cómo los políticos han saqueado al país abusando del poder ante la impotencia ciudadana.

Por eso también tiene razón Pepe Yunes cuando habla del agotamiento del sistema y del desencanto de los ciudadanos.


Qué lástima que sea muy pocos los candidatos que ahora quieren nuestro voto que nos den un argumento real, válido, de peso, esperanzador, para convencernos de que vayamos a votar. Pero aunque exista uno, solo uno que lo haga, siempre será suficiente para mantener viva la esperanza de que nuestro país tiene salvación y de que podemos esperar tiempos mejores. ¡Quién lo dijera! Ahora el único que lo puede y lo sale a hacer es un candidato del PRI ¿o acaso hay más? ¿Quién dice yo también, pero con pruebas?

A Pepe, mi reconocimiento. Lástima que el voto es secreto y que no puedo decir que voy a ir a votar por él junto con toda mi familia. Pero tenemos que empujar el buen ejemplo.

En contraste con este buen candidato tricolor, el PAN se gana a pulso su derrota. Aunque ahora se tratan de deslindar de él los dirigentes, es indudable que les pegará y duro la detención del alcalde de Chinameca Martín Padua Zúñiga, a quien presuntamente ligan con un grupo de la delincuencia organizada. De todos modos cualquier resultado que arroje la investigación ministerial correspondiente, en la opinión pública será difícil borrar la percepción de que los panistas en el poder no son el mejor ejemplo.