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Columnas y artículos de opinión
Tierra de Babel
¿Corrupción? ¿De qué chingaos nos quejamos?
Jorge Arturo Rodríguez
23 de abril de 2012
alcalorpolitico.com
Lo he dicho, creo, en otras ocasiones (aunque uno de mis lectores fans me haya comentado que algunas veces repito y me repito…): la corrupción me suena a pudrición; es más, huele a eso: descomposición, putrefacción… y mejor le paro de enlistar, no vaya a hacer la de malas y realmente “repita” y hasta vomite.

Pero perdonad mis lectores tan bajas y corrompidas manifestaciones, pero, dijera Joan Baez, si no peleas para acabar con la corrupción y la podredumbre, acabarás formando parte de ella.

A propósito, según recientes estimaciones del Centro de Estudios Económicos del Sector Privado difundidas por el presidente del Consejo Coordinador Empresarial, Gerardo Gutiérrez Candían, en México el valor de la corrupción equivale al 10 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), y las empresas le destinan un porcentaje similar de sus ingresos para poder operar.


Gerardo Gutiérrez consideró a nuestro sistema penal como una amplia red de ineficacias y corrupción, con un margen de inoperatividad agudo y reiteradas deficiencias procesales que suelen dar al traste con la justicia o constituir violaciones severas al proceso, y señaló que de poco sirve demandar a los legisladores que incrementen las penas si sólo siete de cada mil delitos acaban en una sentencia, lo que significa que el margen de impunidad es de 99 por ciento. (excelsior.com.mx/16 de abril/2012). ¿En serio? ¡Ni cuenta nos habíamos dado…!

Pero no nos preocupemos, en tiempos de corrupción es cuando más leyes se dan, dijera Étienne Bonnot de Condillac. Por eso, en días pasados la Cámara de Diputados aprobó el dictamen de la Ley Federal Anticorrupción en Contrataciones Públicas, la cual plantea sanciones millonarias a empresas y funcionarios e inhabilitaciones hasta por 10 años.

Y el Senado reformó el artículo 102 de la Constitución para crear la Fiscalía Nacional contra la Corrupción, que será responsable de prevenir, sancionar y erradicar todo tipo de prácticas irregulares e ilícitas, así como de poner alto a quienes hacen mal uso de los recursos públicos en el país.


¿De qué nos preocupamos? Ya no habrá más corrupción… ¡Yes! Digo, perdón: ¡Sí!

Recuerdo que el año pasado Consulta Mitofsky dio a conocer la encuesta “Mexicanos y su contacto con la ilegalidad cotidiana”, donde señaló que de 6 eventos sobre los que se le cuestionó a los ciudadanos destaca que:

“25% considera que comprar algo sin factura para no pagar el IVA es legal.


20% que se puede dejar de usar cinturón de seguridad sin violar leyes.

17% que no hay violaciones al tirar basura en la calle.

16% que no es delito comprar piratería.


10% piensa que no se viola la ley al dar una mordida a un policía.

32% de los mexicanos dice que nunca viola la ley, pero ese porcentaje baja hasta 18% después de leerle algunas de las posibles violaciones que se pueden cometer, lo que demuestra que existe una tolerancia hacia nuestras acciones olvidándonos que muchas de ellas contribuyen a mermar una cultura ciudadana hacia la legalidad”.

Bien dice el dicho que la ropa sucia se lava en casa, pero también reza el dicho que el buen juez, por su casa empieza. ¿O no? Entonces, ¿de qué chingaos nos quejamos?


De cinismo y anexas

Un lector fans me envió un artículo del cual les comparto sólo unas líneas: “La corrupción es un acto ilegal que ocurre cuando una persona abusa de su poder para obtener algún beneficio para sí mismo, para sus familiares o para sus amigos. Requiere de la participación de dos actores: uno que por su posición de poder pueda ofrecer algo valioso y otro que esté dispuesto a pagar una "mordida" o soborno para obtenerlo. (…) La corrupción rompe el tejido social pues disminuye la confianza de los ciudadanos en las instituciones, el gobierno y entre ellos mismos. También afecta el nivel ético de la sociedad en su conjunto. En la medida en que la corrupción se generaliza, los escrúpulos éticos se van perdiendo”.

Ahí se ven.


Hasta la próxima
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