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Columnas y artículos de opinión
Tierra de Babel
Serenidad y paciencia…
Jorge Arturo Rodríguez
30 de abril de 2012
alcalorpolitico.com
Duele, es cierto, duele la muerte de Regina. Desde aquí un abrazote y mi solidaridad con el gremio. Hay que seguir su ejemplo y seguir luchando. Recordémosla siempre.
 
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Para nadie es noticia que unos ganen un chingaderal de lana y otros ni pa’ la tortilla les alcance. En México, como en muchas otras partes del mundo, las desigualdades se ven, se sienten, se padecen crudamente –y sin una mega borrachera de por medio. Sólo es cuestión de voltearse a ver pa’ donde sea y bien que nos daremos cuenta de la situación.
 
Sin meternos mucho en lo que ya se sabe, déjenme que les comento que según un diario de circulación nacional, nuestros lindos senadores se despedirán con dos millones de pesos en los bolsillos, digo, más bien en sus cuentas bancarias.
 
Pero, claro, no seamos mal pensados, “producto del ahorro individual después de seis años de aportar 10% de su dieta mensual, más una cantidad similar entregada por el Poder Legislativo, cada senador recibirá un promedio de dos millones de pesos por el fin de la LXI Legislatura gracias al Seguro de Separación Individualizado, al cual tienen derecho como servidores públicos”. ¿Ven? Caray, pos ellos también tienen derechos y pos se chingaron la cholla un buen rato.
 
Y no seamos gachos, los pobrecitos senadores también “tienen derecho al pago proporcional del estímulo de fin de año, un equivalente al aguinaldo y que es de 109 mil 500 pesos, con lo cual los senadores concluirán sus labores legislativas con un fondo mínimo de 2.1 millones de pesos”. Nomás falta que nos digan: “Merecemos más, pero ahí la dejamos”. Su seguridad económica está asegurada, válgase tan desdichada expresión. Pero de los que no ganan ni pa’ la tortilla, pos de esos ni vale la pena hablar: ahí están, a la vuelta de la esquina.
 
Hablando de seguridad económica, fíjense que Paul Krugman, Premio Nobel de Economía 2008, hace unos días declaró que el crimen organizado, la inseguridad y la falta de educación de calidad frenan el crecimiento económico de México. O sea, pobrecitos de nosotros. Y ahora, ¿quién podrá defendernos? Calma, que no cunda el pánico… Todas las antenitas de los candidatos están detectando al enemigo… electoral.
 
Es más, serenidad y paciencia, Solín, mucha paciencia… ¿Acaso no sabes que tú voto cuenta?
 
Alguien por ahí me susurró: “¿Y tu nieve de qué sabor la quieres?” Y otro por aquí musitó: “Hombre de poca fe”.
 
Luego entonces… Poco hago caso de las opiniones emitidas por las personalidades del mundo de la farándula, pero a veces resultan medianamente acertadas o, mínimo, graciosas –en ocasiones son purititas pendejadas- y, lo mejor, frescas, lejos de tan trilladas, manoseadas y cuadradas expresiones de lumbreras y conocedores de la política. Por eso, les comparto lo que dijo nuestra paisana veracruzana, Salma Hayek, que desde lejitos nos ve quizás como bichitos jodidos. Ella dijo: "Creo que los modelos económicos y políticos con los que hemos estado funcionando por muchos años han caducado y tenemos que encontrar nuevas formas; y para eso, de verdad, ser visionarios. Inclusive los bancos". ¡Mocos! ¿A ella qué chingaos le hace la vida?
 
Salmita continúa: "He llegado a la conclusión de que podemos hablar de todos los candidatos (presidenciales) hasta el cansancio, pero creo que estamos en un sistema que no funciona más en todos los países o la mayoría de ellos. Seguimos operando con la derecha y la izquierda, con los diferentes partidos que pretenden tener ciertos ideales y en la mayoría de los casos los ideales ya son obsoletos". ¡Órale!
 
Concluye Hayek: “Hemos estado usando por muchísimos años estos modelos de dividir candidatos y que se crearon en otro momento. Tenemos que inventarnos otra manera de encontrar a un líder. No podemos seguir repitiendo la historia, porque no nos ha funcionado. En Francia hay una crisis terrible, lo mismo pasa en Estados Unidos también. México pasa por un momento difícil”. Aparte de descubrir el hilo negro, ¿qué madres quiso decir? Que alguien me lo descifre.
 
Ahí se ven.
 
Hasta la próxima
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