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Columnas y artículos de opinión
Detrás de la Noticia
La caballada del DF
Ricardo Rocha
2 de mayo de 2012
alcalorpolitico.com
Si para muchos la suerte está echada a nivel nacional con Enrique Peña Nieto como inminente presidente de México, en el caso del DF la cosa pinta casi igual, por no decir idéntica. Según el promedio de las encuestas más recientes, Miguel Ángel Mancera, el candidato de la izquierda —al igual que el ex gobernador del Estado de México— gira alrededor de 50% en intenciones de voto; le sigue Beatriz Paredes, del PRI, con 27%, prácticamente igual a Josefina Vázquez Mota, del PAN, con 26%; luego, en el DF, estaría Isabel Miranda de Wallace por el PAN con 17%, no tan distante del 23% que, a nivel nacional, promedia Andrés Manuel López Obrador del Movimiento Progresista; al final, en sus respectivos ámbitos, aparecen Rosario Guerra del Panal con 3.7% y su recién estrenado colega Gabriel Quadri, con 2.4%. En pocas palabras, un curioso juego de espejos en dos dimensiones.

Así que, circunscritos al Distrito Federal y de menor a mayor, lo primero que llama la atención es que en tan poco tiempo la candidata del Panal ya haya casi duplicado la meta que le pidieron, del 2%, para mantener el registro del partido de su adopción, luego de que, asegura, la golpearon en más de un sentido en el PRI, del que llegó a ser su secretaria de Finanzas. Además, hay que tomar en cuenta que “La Guerra” ha ocupado importantes cargos públicos y ha sido dos veces diputada federal por el DF. Presume de conocer la ciudad mejor que sus adversarios y advierte que dará una gran sorpresa en el debate. Así que, aun sin aspiraciones de triunfo, puede ser una gran animadora de la fiesta capitalina.

En cambio, no se ve por dónde en el caso de doña Isabel Miranda de Wallace, de todos mis respetos.


Aunque ella lo ha negado una y otra vez, no parece haberse despojado del estigma de ser una imposición, una arriesgada y fallida apuesta del presidente Calderón desde Los Pinos.

Por ello, todos los desplazados cuadros panistas le siguen haciendo un vacío que raya en la agresión pasiva. Además, no conecta con un partido al que desconoce y que la desconoce.

Por esas sinrazones, son más que evidentes las diferencias irreconciliables en su campaña.
 

Y el resultado es el atascamiento en un pantano de arenas movedizas que —todo indica— le impedirá siquiera llegar a 20%. En suma, la aventura ciudadana de doña Isabel más parece la crónica de un naufragio anunciado.

Otro asunto es Beatriz Paredes. Aunque 20 abundantes puntos la separan de Mancera, se trata de una política hábil y habilidosa, con un alto grado de conocimiento entre la población chilanga y mucho colmillo en cuanto a cómo se mueven los cuadros y organizaciones afines a todos los partidos en este enjambre de intereses clientelares que es la capital de la república.
 
Sin embargo, su principal enemigo es el estigma de haberse opuesto como presidenta del PRI, y en alianza con el PAN, a las reformas sobre reproducción femenina que son consustanciales al DF.
 

A pesar de ello, es la única adversaria real —entre las tres mujeres— del candidato de la izquierda. Con mínimas posibilidades, pero, al fin y al cabo, en la pelea.

Por último, he de referirme al primero, más allá de la obviedad de ser el gran favorito.
 
Y es que Miguel Ángel Mancera tiene ante sí no sólo la enorme posibilidad de ganar, sino el reto gigantesco de la sobrevivencia de la izquierda tal vez a nivel nacional.


Deberá demostrar que no fue una opción desesperada sino la alternativa más sensata y hasta entusiasmante para un gigantesco conglomerado humano que, si bien ha refrendado una y otra vez su vocación de izquierda, sí requiere de un nuevo impulso.

En pocas palabras, Mancera puede alcanzar no sólo un nuevo récord histórico de votación, sino lograr un liderazgo que le dé sentido a esa reafirmación ideológica colectiva.
Lo otro, administrar su abundancia, sería un mero trámite.

Vamos a ver de qué madera está hecho. Y si está dispuesto a hacer historia.