Enrique Krauze, ayer en la tarde-noche, en la presentación de su libro Los redentores, en el foro al aire libre de la Casa del Lago, dentro de la Feria Internacional del Libro Universitario:

 

Elevo una plegaria por ella y una protesta al Gobierno del Estado y al Gobierno mexicano que no la supo proteger. Mi indignación. Ojalá no quede impune (su crimen) como tantos otros, pero vamos a necesitar mucha participación social de todo México para poder avanzar, porque el problema lo vamos a tener muchos años.

 

Esta misma ciudad está siendo escenario de hechos dramáticos como la muerte de Regina Martínez, la corresponsal de Proceso.

 

No había podido venir en cuatro décadas a esta ciudad, a este estado que está sufriendo. Amo a Veracruz por muchas razones, porque la madre de mis hijos es de Veracruz, mis hijos son medio veracruzanos. Mi solidaridad y mi indignación por lo que está ocurriendo y la exigencia a la autoridad para que se apliquen a trabajar y volvamos a tener el Veracruz seguro que en nuestros sueños siempre tuvimos.

 

La libertad de prensa está amenazada en América Latina. Un peligro es la supeditación que hacen muchos de la búsqueda de la verdad a cambio de sus intereses económicos y materiales. La obligación del periodista es buscar la verdad y cuando la calla o la acalla o la censura o la autocensura o la maquilla porque así le dice su jefe está faltando al código de ética, a la libertad de expresión. Otro peligro: está amenazada por el crimen organizado.

 

Siempre he criticado al PRI, en 1968, desde el 70, luego en Vuelta, durante 40 años, en 200 artículos, en 30 ensayos, en un libro. No puedo ver con buenos ojos que vuelva el PRI. Les puedo asegurar que si es inminente su regreso como usted dice (dirigiéndose a un joven que le pidió su comentario), en lo personal, en la revista que dirijo volveré a ejercer la crítica y puntual, implacablemente estaré pendiente de su desempeño. Pero este país ya no es el de Salinas, ni el de López Portillo. Hay un poder judicial, una prensa, una juventud alerta. Ya no va ser tan fácil. No creo que volvamos a los tiempos de la presidencia imperial.

 

Lo critiqué en 2006. Cuando escribí aquel memorable ensayo (El mesías tropical) tenía la absoluta seguridad de que el ganaría. López Obrador ha cambiado de actitud, tiene otro discurso. Tiene una actitud que es genuina, que no creo que sea fingida, en donde él enfatiza el amor, aunque es mejor la república tolerante que la república amorosa. Lo que quiere decir eso (lo amoroso) es una especie de reconciliación de la familia mexicana que me parece que está bien. Tiene mucha carga de su pasado. Se parece a Lula en lo social, no en lo económico. Él tendió la mano, pero mucho antes empecé a observar su actitud. Empezó a cambiar en diciembre.

 

No quiero debatir con la derecha, no me gusta polemizar con la derecha, a la derecha no le importan las ideas sino los intereses, el dinero, el control, la autoridad.

 

Me gusta polemizar con la izquierda ilustrada, cultural, afortunadamente se está dando. Necesitamos tolerancia y muy buena fe.

 

Fue un planteamiento erróneo el de Calderón, plantear la guerra tal como la planteó desde 2006 con una escalada de participación del Ejército; que esta escalada nos ha llevado a una situación dramática de decenas de muertos. Él es responsable como jefe de Estado, pero la situación venía de atrás, es estructural. Apenas estamos empezando a comprender lo complejo del problema en el que estamos.

 

Krauze habló en una tarde fresca teniendo como escenario uno de los lagos del paseo del mismo nombre y mirando cómo hombres y mujeres, niñas y niños, jóvenes, se deslizaban por la tirolesa que atraviesa el lago mayor, lo que lo llevó a hacer una figura retórica, a imaginarse que hablaría mientras volaban mariposas.

 

Lo estimulante y esperanzador, además de significativo, es que en su mayoría, en su gran mayoría, el público que acudió a escucharlo estaba compuesto por jóvenes, que fueron también, casi todos, los que hicieron las preguntas, lo que muestra a una juventud preparada, informada, interesada.

 

Krauze habló, lógicamente, de su libro Los redentores, de cómo concibió la obra y cómo la estructuró. Junto con Alberto Olvera y Armando Chaguacera estuvieron brillantes. El director de Vuelta resume cultura, información, frescura, claridad en su exposición. Acepta preguntas y defiende su postura y sus tesis. No defraudó. Un éxito, sin duda, de la Universidad Veracruzana a través de su Editorial.

 

En otro tema, llegamos a otro fin de semana triste. Mañana hará una semana que encontraron muerta a nuestra compañera Regina Martínez, corresponsal de Proceso. Ayer, también aparecieron sin vida los fotógrafos Gabriel Huge y Guillermo Luna, que trabajaban para un portal informativo del puerto de Veracruz. Desde este espacio expreso mi solidaridad con sus familiares, con los compañeros periodistas del puerto y sumo a las demandas de que se investigue, se aclaren sus muertes y no permita que sus crímenes queden impunes.

 

El gobernador Javier Duarte de Ochoa lamentó, repudió y condenó los crímenes.

 

Lo preocupante, además del riesgo para quienes ejercemos el periodismo en el estado, es que los jarochos, los habitantes del puerto, que se sentían seguros con el control por parte de la Marina de la seguridad pública en la zona conurbada, ya no saben qué pensar y a qué o a quién atenerse, porque no hay un día, uno solo, en que no aparezcan uno, dos o tres cadáveres como mínimo en cualquier parte o que las víctimas sean agredidas por hombres armados en céntricas calles en la zona urbana, en sus centros de trabajo.

 

Las cifras de víctimas diarias indican que lamentablemente fracasa el programa Veracruz Seguro, porque son más los hechos delictivos que los golpes que han dado las fuerzas de seguridad.