Sin duda uno de los temas más escabrosos de la campaña presidencial es el relativo al debate, en donde, salieron a relucir las propuestas que cada candidato tiene para convencer al electorado de que ellos son los mejores para gobernar un país que, al parecer, en este momento está convulsionado por una crisis social por arriba de lo económico.

Aunque debemos advertir que México no es ajeno a los problemas económicos mundiales, esta administración federal que se extingue, sigue manteniendo las reservas económicas en un estatus favorables que ha ayudado al país a paliar las debacles internacionales.

Las campañas de los candidatos presidenciales, desde su inicio, están diseñadas para motivar el voto con temas que se bifurcan o que no son congruentes con el electorado, es decir, las campañas, creo yo, están elaboradas como si se pretendiera vender al candidato, es decir, cautivar al receptor de los mensajes con información de los atributos personales del candidato.


Los problemas complejos que enfrenta el país son otros que los spots bonitos, las encuestas y baños de pueblo en donde hay besos, abrazos y promesas que luego se vuelven inalcanzables cuando se ostenta el poder adquirido en la votación, no dan cuenta.

Este México nuestro, prevé dos escenarios, el primero que radica en el voto duro de los partidos en donde el PRI, PAN y PRD, le apuestan a su militancia y a todo el trabajo partidista, este escenario sí se trabajó como dicen los cánones electorales la lucha entre militantes dará un gran porcentaje de votos a cada uno de los candidatos, en este caso la mayoría de votos beneficiaría al Revolucionario Institucional, considerando una estructura añeja, sindicatos adheridos, organizaciones civiles y burócratas que durante años han votado sistemáticamente por el PRI.

El otro escenario que llama la atención y pudiera definir la elección, es el elector, sí sale a votar, indeciso, volátil y simpatizante de la persona o partido que represente una alternativa de solución a los problemas que el ciudadano enfrenta, ese elector que no milita, que es un ciudadano común y corriente, que no esta de acuerdo con los postulados o acciones de los gobernantes sean PRI, PAN o PRD, elegidos para dirigir el país y que, decide su voto, el mismo día de la elección.


De estos, según las encuestas, son alrededor del 25% y pueden aumentar o disminuir a favor del candidato que, bajo su óptica, pierdan un debate o cometan errores en su desempeño dentro de las campañas o no convenzan con sus discursos mediáticos al electorado que, dicho sea de paso, sólo se enteran de las propuestas en los spots televisivos, noticieros y noticias que da la prensa.

Ahora sigamos interpretando el ambiente electoral en torno a los días de campaña, por primera vez la competencia electoral no se dirime solamente en las televisoras, sino que, en la decisión final del elector, se encuentran las redes sociales que de inmediato ante la negativa de TV Azteca de televisar el debate, surgieron como alternativa para difundirlo a través de You Tube y 209 estaciones locales, universitarias de radio y televisión, como ejemplo de otros tantos que se apuntaron para hacerlo a través de la Web.

Por primera vez, también, hablamos de dos escenarios en donde se esta gestando el voto, las simpatías, adherencias o repudio de los candidatos, por un lado, la tele (TELEVISA Y Azteca) y, por el otro, las redes sociales, mails, MSN, etc., que plantean los beneficios, atinos y desatinos de los actores políticos que buscan el voto.


Esos medios encierran las “ideas” fragmentadas de los candidatos, contrastan sus propuestas de trabajo como presidentes y exhiben sus personalidades privadas y públicas.

El debate expuso a los rivales electorales y el publico que lo vio, quizás, acentúe un poco más su decisión, pero de nada servirá esta especulación si usted, yo y todos los mexicanos no acuden a votar el próximo 01 de julio.

Suburbio 1


Jóvenes víctimas de la noche

[email protected]