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Columnas y artículos de opinión
Tierra de Babel
Preocupaciones
Jorge Arturo Rodríguez
14 de mayo de 2012
alcalorpolitico.com
No creo, como afirmó Ramón de Campoamor, que las preocupaciones se pierdan con el tiempo. Quizás, por el contrario, se vayan acumulando. O como dijo el dramaturgo Jean Anouilh, las preocupaciones acaban por comerse unas a otras, y al cabo de diez años, se da uno cuenta de que se sigue viviendo. Pos sí, en realidad chance así sea.

Pero prefiero seguir a Johann Wolfgang Goethe, cuando señaló que estar preocupado es ser inteligente, aunque de un modo pasivo, y que sólo los tontos carecen de preocupaciones.

¿Y quién vive sin preocupaciones? Si hay alguien, por favor, déme su dirección pa’ pedirle la receta. Aunque no sé quien dijo que para qué nos preocupamos, porque ¿acaso se ha sabido de alguien que alargue su vida por preocuparse? Pos sí y pos no. Ahí está el detalle.


Cierto, ni yo mismo me entiendo ni me explico, pero dijera Albert Einstein, que comienza a manifestarse la madurez cuando sentimos que nuestra preocupación es mayor por los demás que por nosotros mismos.

Por eso me preocupa que el 60 por ciento de la pobreza extrema se encuentre en las zonas rurales del país, y que las políticas públicas aplicadas en los últimos 20 años en México hayan aumentado la pobreza en lugar de resolverla. Nada nuevo bajo el sol, ¿verdad?

Por eso me preocupa que “en México coexistan las brechas de desigualdad social que imperan en el mundo: hay municipios tan ricos como naciones de la Unión Europea y otros en condiciones similares a los de los países más pobres, como el africano Burkina Faso.


“Las diferencias son tales que los 10 municipios más ricos del país tienen un consumo per cápita 50 veces mayor al de los más pobres, y hay políticas regresivas, como Procampo, que se deben transformar, señala el Informe latinoamericano sobre pobreza y desigualdad, elaborado por Rimisp-Centro Latinoamericano para el Desarrollo Rural”. (La Jornada/25 de abril/2012).

Por eso me preocupa que tarahumaras y tepehuanos, con la sequía que están padeciendo, “creen más en la ayuda de Dios que en la proporcionada por las instituciones”, pues para recoger en la cabecera municipal los cheques del Procampo por 800 o mil pesos, tienen que gastar la mitad de ese monto y dejar por tres días sus casas, por eso prefieren llevar a cabo los yúngares –ritual entre pagano y religioso– para dar gracias a Dios porque tienen vida y pedirle que llueva para poder cultivar los campos. (La Jornada/24 de abril/2012).

Preocupa eso y mucho más. Como me preocupa la nueva Ley General de Víctimas, porque me recuerda, me advierte -me causa mello- que estamos en un México pleno de violencia. Y me preocupa el cumplimiento de esta Ley, como la obligación del Estado de buscar a personas desaparecidas, así como la identificación de los restos y su inhumación.


Chin, me preocupa la creación de un sistema nacional de víctimas, que regulará y supervisará planes, proyectos y políticas públicas para la protección, ayuda, asistencia, acceso a la justicia y reparación integral de las víctimas, en los tres niveles de gobierno, entre otras cosas.

Está bien, pero la verdad, me preocupa y me da miedo. ¿Hasta a dónde tuvimos que llegar?

Pero dijera William Shakespeare, de lo que tengo miedo es de tu miedo. Y afirmara M. E. Montaigne, no hay cosa de la que tenga tanto miedo como del miedo.


Y eso me preocupa. Ahí se ven.

Hasta la próxima
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