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Columnas y artículos de opinión
Tierra de Babel
A la muerte de Carlos Fuentes
Jorge Arturo Rodríguez
18 de mayo de 2012
alcalorpolitico.com
Merecedor de la Medalla y Diploma “Adolfo Ruiz Cortines” 2008 que otorga anualmente el Congreso de Veracruz, pero recibió la distinción hasta el 6 de febrero de 2009, en sesión solemne.
 
Carlos Fuentes en ese entonces expresó: “Hoy la crisis nos presenta a todos una carta de obligaciones y derechos basada en la realidad, la crisis es global, nadie se escapa de ella, requiere cooperación internacional también y, sobre todo, precisa acción interna”.
 
Nuestro gran novelista sostuvo que “el tráfico de drogas no es un asunto que pueda relegarse a la culpabilidad mexicana, es un asunto bilateral, porque si hay tráfico en México es porque hay consumo en los Estados Unidos, la oferta de aquí, obedece a la demanda de allá”. Chíngale, ¿no?
 
Y subrayó que el problema “requiere cooperación bilateral y responsabilidades compartidas y respeto a la soberanía de ambos países. La responsabilidad de México no puede ser pretexto para la intervención norteamericana, en que somos un estado fallido, no es cierto, primero que ellos limpien su propia casa. Lo cual no exime a México de combatir el crimen en nuestra casa, sobre todo, el descenso previsible de la oferta laboral que empuja a muchos mexicanos a buscar salidas ilícitas”.
 
El autor de la Región más transparente, La muerte de Artemio Cruz y Gringo viejo, entre otras significativas novelas, señaló que “el trabajo es un derecho humano, mientras vemos el escenario fatal de un desempleo sin salida destinado a esconderse en las callejuelas del crimen y de la violencia”.
 
Mencionó que de Veracruz a Guerrero, de Oaxaca a Tabasco, el sur de México, ofrece una oportunidad de “crear riqueza, aprovechar la tierra, diversificar cultivos, emplear mano de obra, enriqueciendo, modernizar enriqueciendo, enriquecer modernizando, fortaleciendo tanto a las instituciones culturales, como a los procesos políticos. Hablo de esa parte del país que es la nuestra, la más entrañable; pero sólo ilustro un aspecto del gran proyecto nacional que nos exige el momento, a fin de darle cara a la crisis con el corazón y los brazos de todos los mexicanos, trabajo, educación, salud”.
 
Destacó que “todo ello debe ser parte de un nuevo contrato social mexicano, que no se diluya en proyectos parciales, un proyecto que nos comprometa a todos, modernizando no sólo las fuerzas existentes, sino la basta reserva de la energía latente y desaprovechada de nuestro país. El trabajador que regresa del norte, encuentre aquí, las oportunidades de trabajo en vez de la desesperación del crimen; que el niño que nazca aquí, encuentre la salud y educación necesarias para crecer como ciudadano; que el hombre y la mujer que envejezcan aquí, cuenten con el apoyo y las oportunidades que sus vidas, entregadas al hogar, al trabajo, a la formación de ciudadanos, merecen”.
 
¿Entienden esto nuestros candidatos en campaña?
 
De cinismo y anexas
 
Pero leamos a Carlos Fuentes, carajos, y recordemos su vida y su obra, que de lo otro, de su muerte, que en paz descanse.
 
A propósito, en su novela La Muerte de Artemio Cruz, hay todo un capítulo del verbo “chingar”, donde enlista: “Chingue a su madre; Hijo de la chingada; Aquí estamos los meros chingones; Déjate de chingaderas; Ahorita me lo chingo; Ándale, chingaquedito; No te dejes chingar; Me chingué a esa vieja; Chinga tú; Chingue usted; Chinga bien, sin ver a quién; A chingar se ha dicho; Le chingue mil pesos; Chínguense aunque truenen; Chingaderitas las mías; Me chingó el jefe; No me chingues el día; Vamos todos a la chingada; Me chingo pero no me rajo; Se chingaron al indio; Nos chingaron los gachupines; Me chingan los gringos; Viva México, jijos de su rechingada…”.
 
Ahí se ven.
 
Hasta la próxima
 
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