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Columnas y artículos de opinión
Cabos Sueltos
Silvia Sigüenza
22 de mayo de 2012
alcalorpolitico.com
*Día del Maestro; con bombo, platillos (casi siempre barbacoa, los dirigentes restaurantes de lux, y harto alcohol) discursos oficiales, reparto de medallas, dos días de asueto y otras monerías.

Bien que se les festeje y reconozca su trabajo docente; todavía quedan por ahí algunos verdaderos maestros, profesores de primaria y educadores, que cumplen con su ministerio a carta cabal y, hasta donde los padres de familia y autoridades lo permiten. Los entretelones de todos estos festejos, son de sobra conocidos. ¡Ay, si no existieran los sindicatos, otro gallo nos cantaría!

Y, mexicanos al grito de la novedad y la chorcha; sobre todo los políticos, candidatos, intelectuales, directivos de instituciones culturales, y universidades, tuvieron una ocasión de oro para lucir su amor por la intelectualidad y especialmente por quien les dio esta oportunidad. Muere este 15 de Mayo el escritor Carlos Fuentes. De inmediato nuestra Máxima Casa de Estudios, se apresuró al consabido homenaje; y le siguió poco después nuestra imponderable señora Presidente Municipal.


Ni que decir de los conductores “estrella” de Televisa y sus muchas filiales, TVazteca y demás. Radio, prensa escrita, redes sociales, fue toda una parafernalia, muy de este país.

Miren ustedes: todos los humanos nacemos con la muerte a cuestas y la cuenta regresiva de nuestras vidas inicia desde el primer minuto de nuestro arribo a este mundo. Y para que nos demos una idea de esta realidad a la que, pese a ser tan festivos con nuestros difuntos, los días a ellos consagrados, nadie quiere pensar en la muerte como fin último del Hombre.

Para que tengan una idea de lo necesaria que resulta la muerte, les recomiendo lean “Las Intermitencias de la Muerte” de José Saramago. Y este fin lo llevamos a cuestas todos los seres vivientes: Flora, Fauna, y la tierra misma, que se nos olvida y la depredamos día con día. Una muestra es que se defiende de nuestra depredación con sismos, maremotos, ciclones, sequías, inundaciones y demás. A este respecto les sugiero el libro de Arnold Toynbee, “Incitación y Respuesta.”


De Carlos Fuentes, escritor, yo rescato como primera contribución a la Literatura Nacional, La Región más Transparente; que plantea con claridad dos posibilidades para definir a México y lo mexicano. Ixca Cienfuegos, uno de los personajes principales, que lleva en sí la vuelta al origen; la vuelta a los ídolos prehispánicos, la purificación de los graves errores de nuestra historia a través del sacrificio humano. Acto propiciatorio a los dioses que pese a su destierro y paulatino desconocimiento, siguen rigiendo nuestro destino. Con Ixca Cienfuegos, Fuentes pone ante nosotros el espejo en que nos sería dado con templar nuestro rostro verdadero; entender, comprehender nuestro pasado y enfrentar el futuro.

Como antagonista nos presenta al poeta Manuel Zamacona; que abrevó en la cultura occidental y, buen heredero de la cultura europea, traza otra línea para el país y arroja al mar el peso de la arqueología, de las ya para él inoperantes civilizaciones prehispánicas; y cifra su deseo en incorporar a México al ya para entonces, gran desarrollo mundial basado en la técnica, la planificación y preponderantemente el ejercicio intelectual.

Así, mientras Ixca Cienfuegos voltea y se aferra al pasado, el poeta Zamacona se arroja en brazos del futuro. El personaje que media entre estas dos posturas es Federico Robles; un hombre que disfruta el presente con una habilidad sorprendente. Arruinado finalmente, Federico Robles tiene el tiempo para pensar las diversas fases de la Revolución y queda con el panorama abierto para lograr o alcanzar la autenticidad.


Artemio Cruz, personaje que da nombre a la novela siguiente, es el modelo del oportunismo. Ve en “La bola” una ocasión de aventura: Va utilizando distintas máscaras: El amor, la lealtad a personas o convicciones, el patriotismo y en cada ocasión les da la espalda para ir detrás del éxito. Nos presenta Fuentes en Artemio Cruz, al arquetipo de nuestros gobernantes.

Otras obras dignas de lectura y relectura son Aura e Instinto de Inez. Dos títulos que comparten esa visión de empatar, sin confundir, la ambigüedad del tiempo; el tiempo remoto y el tiempo por venir, en un ambiente casi etéreo que confluyen en un solo recipendiario: el Ser Humano. En el segundo título citado, se enmarca la narración en La Damnation de Fausto, de Berlioz, cuya intensidad musical pervive a lo largo del Instinto de Inez.

El resto de lo que se diga y borde alrededor de Carlos Fuentes, caerá en la leyenda, y finalmente en el olvido. Un reconocimiento real a Fuentes sería leer su obra o parte de ella, fue un escritor prolífico y como todo creador, desigual (hay para todos los gustos). Como persona, es mejor no tocarlo. Soberbio, crecido a la fama y su buena cuna; fue en varias ocasiones bastante grosero y altanero con quienes en ese afán tan mexicano de tocar al Tlatoani, se acercaba para saludarle o pedirle un autógrafo.


Aquí en la aldea, la señora Morales García puso el nombre de Carlos Fuentes a su remiendo de “Corredor Cultural”, ya tiene en Xalapa: Tres veces las llaves de la ciudad, la biblioteca que lleva su nombre, una cátedra, el doctorado Honoris Causa de la UV, y muchas distinciones más. Ya hasta me temo que el General Juan de la Luz Enríquez un día sea sustituido y nuestra ciudad pase a llamarse Xalapa de Carlos Fuentes. Amén.

Que se llevaron sus cenizas a Francia. Bien, su viuda dispone, allá están sepultados los hijos que tuvo con Silvia Lemus. Aquí se queda la que tuvo con la actriz Rita Macedo y sus obras.