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Columnas y artículos de opinión
Prosa Aprisa
La corrupción, el latrocinio, la desesperanza
Arturo Reyes Isidoro
24 de mayo de 2012
alcalorpolitico.com
En Francia, el pasado 15 de mayo, Franҫois Hollande fue investido como el primer presidente socialista francés en 17 años, en lugar de Nicolas Sarkozy, y tres días después ocurrió algo que por lo menos hasta hoy es impensable que pueda llegar a suceder en México: confirmó una promesa electoral, la de reducir el sueldo de todos los ministros y el del jefe del Estado, o sea el de él mismo, en 30 por ciento, pero también la de reducir personal y consejeros de los gabinetes ministeriales. Para el efecto de la reducción de sueldos, anunció que presentaría de inmediato un decreto/Ley de aplicación inmediata ante la Asamblea Nacional con carácter retroactivo.
 
Pero no paró ahí. También decretó que los ministros que se presenten en las próximas elecciones legislativas, del 10 y el 17 de junio próximo, deberán elegir entre el ministerio y el escaño de diputados, y si son derrotados deberán abandonar el gobierno, o sea, nada de chapulineo como en nuestro país y en nuestro estado, donde alguien pide una licencia para ir a buscar una diputación o una alcaldía y si pierde se regresa a seguir mamando del presupuesto sin el menor rubor por haber sido objeto del rechazo ciudadano.
 
Hollande fue investido presidente ese día a media mañana, pero antes, ansioso por no perder su imagen de “señor normal” que le allegó votantes cansados de su ostentoso predecesor, Sarkozy, pidió que la ceremonia fuera de bajo perfil, por lo que invitó a apenas tres docenas de invitados personales, que se sumaron a unos 350 funcionarios, pero ni sus hijos ni los de su pareja Valerie Trierweiler acudieron a la investidura.
 
En marzo pasado, de los días 17 al 24, la joven Malia Obama, hija del presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, visitó nuestro país para vacacionar en Oaxaca junto con un grupo de 12 amigas de colegio. Lo sorprendente es que la hija del hombre más poderoso del mundo se hospedó en la posada “Parador Monte Carmelo”, un sitio nada del otro mundo como lo puede testimoniar cualquiera que haya visitado la hermosa ciudad, donde la habitación doble cuesta 950 pesos la noche y ni alberca tiene.
 
La joven Obama anduvo prácticamente de “mochilera” y en su visita a los municipios conurbados, todos sus recorridos los hizo por tierra en camionetas como una turista cualquiera, cuya renta está al alcance de cualquier turista medio mexicano. Sus alimentos los tomó en restaurantes comunes, entre ellos el “Terranova”, ubicado a un costado del zócalo, donde Malia consumió, por ejemplo, una baguete de 70 pesos y una malteada de 20, según fueron testimoniando periodistas que estuvieron al tanto de su visita.
 
Los registros en el hotel dan cuenta que nunca contó con alguna zona restringida o exclusiva. El único privilegio que gozó fue que el Gobierno de Oaxaca le hizo algunos descuentos para que accediera a diferentes espacios como la zona arqueológica de Monte Albán, aunque, si se recuerda, en uno de esos días tembló en Oaxaca, por lo que en cambio se llevó un pequeño susto.
 
Pero todo lo anterior con personajes de primer mundo, no obstante tratarse, uno, del nuevo presidente francés y, otra, la hija del presidente norteamericano, ambos de países entre los cinco más poderosos del mundo por sus economías, pero que, sin embargo, se conducen con una vida moderada, acaso el jefe galo hasta con austeridad, ninguno con lujos u ostentación, en casos dignos de admiración y reconocimiento.
 
Todo lo anterior lo he querido destacar porque, tristemente y en contraste en nuestro país, el diario Reforma publicó el sábado 19 de mayo una galería con 21 fotografías de Paulina, la hija del dirigente nacional del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana, Carlos Romero Deschamps, que la muestran dándose un vida de lujo y ostentación y viajando por todo el mundo como cualquier hija de un jeque árabe, en una clara demostración del saqueo que se hace de los recursos públicos del país, de una empresa paraestatal en crisis financiera –tiene un patrimonio negativo por 193 mil 920 millones de pesos–, sin que los responsables de su quebranto sufran castigo alguno por los actos de corrupción que escandalizan y lastiman a todos menos a las autoridades, sean panistas o priistas, que incluso permiten la impunidad.
 
Oficialmente, Romero Deschamps, quien además es candidato plurinominal al Senado de la República por el PRI, gana 24 mil 633 pesos mensuales, incluyendo prestaciones, equivalente a lo que gana un motorista, sin embargo, tiene para que su hija viaje por todo el mundo en aviones comerciales y privados, pasee en yates, coma en restaurantes exclusivos y beba vinos Vega Sicilia de más de 10 mil pesos cada botella.
 
La información y las fotos son de escándalo. La hija del corrupto dirigente presume bolsas Hermés de miles de dólares que, además, como una ofensa para las amas de casa mexicanas, considera sus “bolsas del Superama”; o un Bolso Birkin de la casa francesa Hermés, en piel de becerro con herraje dorados cuyo precio aproximado es de 12 mil dólares; o un bolso Louis Vuitton Lockit PM Suhali edición limitada en el 2007 cuyo precio de lanzamiento fue de 51 mil 500 pesos. Además, viaja siempre con sus tres mascotas, los bulldogs ingleses Keiko, Boli y Morgancita, que descansan en los salones VIP de Louis Vuitton y que duermen a sus anchas en los más caros hoteles de Europa, algo que llevó a que una amiga suya llena de envidia le escribiera a su sitio en Facebook que “como me gustaría ser perro”.
 
Lo preocupante y decepcionante es que al ser consultado sobre el caso, el candidato presidencial del PRI, posible próximo presidente de México, Enrique Peña Nieto –las encuestas todas lo mantienen en primer lugar, unas con más del doble de puntos que su más cercano perseguidor, otras con apenas 8 puntos de ventaja, pero invariablemente en punta–, en lugar de anunciar que si llega al poder va a acabar con la corrupción y con los privilegios de líderes corruptos como su compañero de partido, Romero Deschamps, se limitó a responder que a éste lo respetan los integrantes de su sindicato. “Es un dirigente que ha trabajado y que tiene el respeto de su gremio”, dijo en Colima el mismo día de la publicación.
 
Sí estuviéramos en los años 50, 60 acaso 70 del siglo pasado, se diría que las manifestaciones de los jóvenes que se están dando en el país todos los días son obra del comunismo, del marxismo, del socialismo, de la hoz y el martillo, inspiración de Lenin, de Marx, de Mao, del Che Guevara, de la URSS, pero, ¡ay!, nada de eso existe ya, pero en cambio a nadie se le ocurriría pensar que no son más que una muestra del hartazgo, del cansancio y del descontento, del rechazo y del repudio a tanta corrupción, a tanta impunidad, a tanto latrocinio, a tanta complicidad de los gobiernos.
 
La desesperanza ya no aguanta más. Después del PRI, los mexicanos, los adolescentes del 2000 y ya jóvenes en el 2006 confiaron en el PAN. Resultó peor. Ahora, todo parece indicar que regresa el PRI y que la corrupción va a continuar mientras los corruptos dirigentes tengan “el respeto de su gremio”.