Con anticipación lo dijimos, a tiempo y con seriedad: la elección presidencial de este año se iba a polarizar entre AMLO y Peña. No era un deseo sino un escenario previsible con elementos más que obvios. Veamos: Peña venia muy fuerte, muy bien posicionado y a la alza; así empezó su trabajo proselitista y logró mantenerse casi intacto hasta la mitad de la campaña. López obrador, muy consistente, pudo encarnar el anhelo del cambio verdadero, justiciero, en millones de compatriotas y especialmente en la juventud. Caso contrario es el de la señora Josefina, entre azul -gris y sin propuestas, pagando un altísimo costo por la ineptitud, corrupción y sangre de los gobiernos panistas, particularmente el de Calderón.

A estas alturas de la campaña electoral se puede observar que fueron madurando, natural y aceleradamente, las condiciones que anticipan un resultado polarizante y hasta de fotografía, con mayores posibilidades para Andrés Manuel, dado lo artificial y el cumulo de intereses de algunos espacios en que se sustenta la candidatura de Peña.

Este mostró muy pronto sus limitaciones culturales, se puso en claro su patrocinio salinista y evidenció ser el candidato de la publicidad y el mundo mediático. La señora Josefina ya se hubiera derrumbado, no tiene nada diferente que ofrecer, solo se sostiene por obra y gracia del aparato público federal; le debe más al programa de “oportunidades” que a los votos panistas y ciudadanos. López obrador va creciendo como la espuma, su imagen es bola de nieve, cosecha, hasta con veneración, lo que sembró con su lucha en estos años; millones y millones de mexicanos, especialmente los jóvenes, le reconocen su honestidad y valentía.


No hay bolas mágicas aunque existen métodos para prever resultados, para lo que hay que prepararse es para escenarios volátiles y sorprendentes, a la mexicana; queda tiempo suficiente para revertir tendencias, para mandar al basurero las encuestas “patito” y empujar a la crisis el control informativo .Esta película ya la vimos en el 88,insurgencia social y movilización desbordada,con el poderoso impulso de los anhelos justicieros, del hartazgo por la corrupción y la pobreza, por el repudio a una clase política parasitaria y a unas elites anti nacionales. Nada más que en el movimiento Cardenista de aquel año no hubo spots televisivos y redes sociales.

Veracruz, no va poder abstraerse del contexto nacional, las tendencias del país lo atravesarán ineludiblemente. Puede volver a vivir el escenario del 2006, lo más parecido, sólo que en esta ocasión el lugar del PRI seria ocupado por el PAN. Cada vez es más claro que nada está definido en cuanto a las senadurías y los diputados: la disputa por las senadurías de mayoría será entre el PRI y el PRD, mandando a un tercer lugar al PAN. Los distritos van a estar más repartidos, habrá votos cruzados y un resultado de tres tercios: el “movimiento progresista” abrazado de AMLO, el panismo soltando a Josefina y el PRI apostando asu aparato más que a Peña.

De todos modos nada está escrito, son tendencias y posibilidades; el PRI y su entorno de opiniones cometió errores graves que van de la soberbia triunfalista, pasando por la redición del color rojo y figuras cuestionadas, hasta la represión de Córdoba. El partido tricolor está empezando a saber que la elección no es un paseo triunfal, que a mayorpotencial de votos, más debate y más información sus posibilidades son tan relativas como las de las otras fuerzas políticas .El PRI se ve lento y arcaico a la hora de reaccionar ante hechos inéditos que están ocurriendo generalizadamente en esta campaña.


Es de profunda magnitud el hartazgo y la desesperanza que atraviesa de extremo a extremoa la sociedad mexicana; se redescubre en su potencial y en el valor de su voto, se involucra y empieza a integrarse en una movilización social que puede sacudir a México.

Recadito: otra vez, voto por voto y casilla por casilla.
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