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Columnas y artículos de opinión
La verdad y la juventud
Guillermo H. Zúñiga Martínez
26 de mayo de 2012
alcalorpolitico.com
El pasado lunes veintiuno, escuché con atención el mensaje del señor Andrés Manuel López Obrador sobre la cobertura universal de educación superior. El ofrecimiento me parece resultado de su desesperación por ganar la Presidencia de la República porque es mentirle al pueblo de la manera más cruel, dado que se compromete a que ni un solo joven sea rechazado en las universidades públicas. Sabemos que él estuvo catorce años inscrito en la Universidad Nacional Autónoma de México y que reprobó varias materias, una de ellas fue Economía Política; eso explicaría su exagerado planteamiento, porque desde el triunfo de la Revolución Mexicana hasta la fecha, ningún régimen ha podido satisfacer las necesidades estudiantiles al ciento por ciento.

En este capítulo me parece más acertado el señor Enrique Peña Nieto cuando ofrece resolver en un 45% la demanda de los jóvenes en cuanto a la educación superior. Eso significa tener conocimiento, idea y propósito bien fundamentado para no fallarles, porque siempre los he considerado como un valor sustancial de la sociedad, a la que no se debe engañar; nada más basta recordar lo que hizo José Vasconcelos con cientos de muchachos que lo seguían, y a los cuales dejó abandonados por irse a Estados Unidos y Europa a seguir estudiando y escribiendo sus obras literarias.

La juventud merece la verdad y he aprovechado este tema para demostrar que un candidato no puede ni debe decir tantas mentiras e ilusionar a esa parte de la humanidad que está llena de ideales, ensueños y propósitos generosos. Hay muchísimos jóvenes que no me dejarán mentir, mire usted: a estas alturas, en el Perú, apenas están contratando un satélite canadiense para atender mil doscientos colegios públicos en las zonas rurales; la idea es promover en los próximos años una educación virtual entre mil quinientas escuelas más, para hacer un total de 2,700; en otras palabras, se deben tener conceptos novedosos pero reales, que sirvan de sustento y catapulta para lograr el progreso educativo en las zonas escolares.


Lo que están haciendo los peruanos es brindar un servicio para aquellos lugares donde no llegan los proveedores de telefonía y sólo están exigiendo que los pueblos tengan electrificación para dotar de energía a los ordenadores cibernéticos.

El satélite canadiense se va a conectar a una estación terrena ubicada en el distrito de San Borja, en aquel país, que funciona como un repetidor desde el cual se distribuirá el internet a los planteles.

Con base en conversaciones que he sostenido con algunos miembros del equipo de campaña del señor Enrique Peña Nieto, estoy enterado que, de llegar a ser Presidente de México –lo cual sería algo realmente importante para este país-, se propone apoyar de manera decidida la educación virtual, para lo cual está contemplando crear el Instituto Nacional de Educación Cibernética como un organismo público y privado para alejarlo de la burocracia y especializarlo no tan sólo en atender zonas marginadas, sino ampliar la cobertura en las urbanas, y convocar a talentos locales para que realicen los planes y programas de estudio que se requieren, y así evitar la vergüenza que causa el depender del exterior como lo hizo la señora Josefina Vázquez Mota, cuando lamentablemente la nombraron Secretaria de Educación, dado que ella contrató los servicios sobre educación virtual, ni más ni menos que a los españoles, despreciando de manera olímpica la inteligencia y capacidad de los mexicanos para resolver nuestros problemas de carácter educativo.


El solo anuncio que se ha hecho en Lima, Perú, sobre la utilización del satélite canadiense obliga a las autoridades a evaluar la tecnología de transmisión, mediante la comprensión, para abastecer, con un mismo ancho de banda, a más colegios a la vez, afirmó Daymon Chávez, vocero de la Dirección General de Tecnologías Educativas del Ministerio de Educación peruano. En ese país se comete el mismo error que en México, porque las autoridades deberían convocar a sus propios ciudadanos para que, con auxilios de carácter económico y apoyos decididos en esa materia, se entregaran a concebir ideas y concretar los servicios de educación virtual a través de comunicaciones modernas.

Por otra parte, no cabe duda que los niños, jóvenes y adultos están ávidos de saber y sólo desean que alguien les dé las facilidades para que puedan acceder a enseñanzas que son de su interés y que les sirvan para ser mejores ciudadanos cada día. En aquel país, quinientos planteles enviaron inmediatamente solicitud a las autoridades educativas para que sean atendidas a la brevedad posible.

Perú y México son hermanos en la historia y se antoja realizable un intercambio de experiencias para caminar juntos en esta materia.


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