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Columnas y artículos de opinión
Al Pie de la Letra
Marinos y generales
Raymundo Jiménez
28 de mayo de 2012
alcalorpolitico.com
El régimen anterior, el del gobernador Fidel Herrera Beltrán, fue el sexenio de los militares.

Tanta fue la querencia del ex mandatario veracruzano a los hombres uniformados de verde olivo que hasta propuso y consiguió que la LXI Legislatura local impusiera con letras de oro en los muros del salón de sesiones del Congreso del estado el nombre del glorioso Ejército Mexicano.

De hecho, Herrera gobernó Veracruz casi siempre de la mano de la milicia. Por eso resulta difícil explicar cómo fue que el grupo de “Los Zetas”, que desplazó al Cártel del Golfo en la venta y trasiego de droga, terminó apoderándose del estado a base del terror, del secuestro, de las extorsiones y hasta del cobro del derecho de piso.


Al inicio de su administración, en diciembre de 2004, el gobernador Herrera tuvo a bien solicitarle al secretario de la Defensa Nacional en el régimen foxista, general Gerardo Clemente R. Vega García, que le recomendara a un militar de su absoluta confianza para que se hiciera cargo de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) del estado. El titular de la Sedena le propuso entonces al general brigadier retirado Rigoberto Rivera.

Sin embargo, en octubre de 2005, a menos de un año de iniciada la administración fidelista, el general Rivera tuvo que renunciar a la SSP al ser chantajeado supuestamente con un video en el que aparecía en paños menores al lado de una joven mujer.

A Rivera lo sustituyó otro general retirado, Juan Manuel Orozco Méndez, muy allegado a Fidel Herrera desde la turbulenta sucesión estatal de 2004. Pero “El Chupón” Orozco no pudo combatir ni controlar a los grupos criminales, por lo que en junio de 2008 fue sustituido por el general Sergio López Esquer, ex contralor de las Fuerzas Armadas y compadre del general Guillermo Galván, secretario de la Defensa Nacional en la actual administración calderonista. Este vínculo de López Esquer con el general Galván propició que el gobernador Javier Duarte lo ratificara en ese mismo cargo en diciembre de 2010.


Sin embargo, el compadre del titular de la Sedena renunció luego de un atentado ocurrido en las inmediaciones del aeropuerto de la ciudad de Veracruz, ataque del que salió ileso aunque uno de sus auxiliares murió.

Pero Rivera, Orozco y López Esquer no son los únicos generales cuya honorabilidad se vio abollada en su tránsito por el gobierno de Veracruz. Otra historia similar se dio también en el régimen fidelista, en marzo de 2009, con la súbita renuncia del general Homero Gamboa Martínez a la Dirección de Tránsito y Transporte, quien supuestamente fue recomendado por el general Sergio Ayón Rodríguez, ex comandante de la VI Región Militar que abarca los estados de Veracruz, Tlaxcala y Puebla, y quien hace cuatro años se incorporó a la Policía Federal Preventiva.

Gamboa Martínez, quien inclusive en 2004 fue candidateado para ocupar también la Secretaría de Seguridad Pública del estado, dejó el gobierno estatal quejándose de que no recibió todo el apoyo que requería para cumplir la función encomendada. Pero lo más grave fue el asalto a su domicilio particular, del cual informó no sólo al gobernador Herrera sino a los máximos jefes de la Defensa Nacional y hasta al propio presidente Felipe Calderón, ante los cuales señaló a un alto funcionario fidelista y lo responsabilizó de la seguridad de él y de toda su familia.


A Gamboa lo sustituyó otro militar: el general brigadier retirado Enrique Cano Cardiel, quien se desempeñaba como director del Centro de Comunicación, Control, Comando y Cómputo (C4) en el vecino estado de Puebla, cargo que había asumido apenas tres meses atrás, en enero de 2009, gracias a su cercanía con el general Mario Ayón Rodríguez, cuya salida de la SSP estaban demandando por esas fechas los legisladores poblanos de oposición, ya que en su comparecencia con motivo del cuarto informe del gobernador Mario Marín se atrevió a negar la presencia del crimen organizado en la entidad.

Cano Cardiel era muy allegado al general Mario Ayón, hermano de Sergio Ayón, ex jefe militar regional que después pasó a la PFP. Otro miembro de esa misma familia, Oscar Ayón, tenía a su cargo la Policía Preventiva Turística en el municipio de Acapulco. Curiosamente, tanto en Guerrero como en Puebla, se había registrado una fuerte presencia de “Los Zetas”, que eran el brazo armado del Cártel del Golfo.

En 2008, por ejemplo, los grupos del crimen organizado evidenciaron su presencia en Puebla con los atentados contra el subprocurador Víctor Pérez Dorantes y la ejecución de al menos cuatro agentes de la Policía Judicial en el estado así como de un uniformado de la Policía Municipal de Huauchinango. Entre estos casos destacó el del agente policiaco Felipe García, de 34 años de edad, el cual había participado a mediados de abril de 2008 en las balaceras suscitadas en pleno centro de la ciudad de Córdoba, Veracruz, donde policías judiciales del estado de Puebla incursionaron para capturar a un grupo de “Zetas”, del cual lograron aprehender a un sicario cuyo paradero finalmente se desconoció. Sin embargo, dos días después del enfrentamiento que había dejado a cinco policías poblanos heridos, el agente García fue secuestrado y ejecutado. Su cadáver, que presentaba tres balazos, fue descubierto dos semanas después por unos campesinos que cazaban en la cuenca del Río Blanco a la altura del municipio de Coetzala.


Tres años después, en diciembre de 2011, con la detención en la autopista Veracruz-México, a la altura de la ciudad de Córdoba, del capo Raúl Lucio Hernández, (a) “El Lucky” o “Z-16” –quien según detalló el vocero de la Secretaría de Marina, José Luis Vergara, era cofundador del grupo criminal liderado por Heriberto Lazcano y tenía la operación directa de los estados de Hidalgo, Oaxaca, Puebla, Veracruz, Tabasco, Campeche, Querétaro, Quintana Roo, San Luis Potosí y el Estado de México–, quedó al descubierto la red de complicidades que presuntamente implicaban a jefes policiacos de alto nivel en el gobierno estatal.

Y es que aunque el vocero de la Marina Armada de México detalló que para la ubicación y aprehensión del “Lucky” –quien tenía abiertas 11 averiguaciones previas– se realizaron durante más de un año trabajos de inteligencia naval en colaboración con agencias nacionales e internacionales y apoyo del gobierno de Veracruz, coincidentemente su ubicación y captura se logró cinco días después de que elementos de la Semar detuvieron en Xalapa al comandante de la Agencia Veracruzana de Investigaciones, Joathán Reyes Sosa, muy allegado a José Antonio Villegas Rosas, quien hasta la sorpresiva detención de su subalterno se desempeñaba como director general de la AVI, cargo que ocupó de septiembre a diciembre de 2011 y que abandonó hace más de cinco meses sin que nadie sepa hasta la fecha de su paradero.

Villegas Rosas, conocido como “El Fish”, se graduó de la Heroica Escuela Naval como ingeniero hidrógrafo y estuvo adscrito a la Fuerza Naval del Golfo en su natal Tuxpan. Se retiró en 2007 de la Marina con el grado de Teniente de Navío. Durante la administración fidelista desempeñó labores de inteligencia desde distintos cargos de gobierno. Fue ejecutivo de proyectos y subdirector de Información del Centro de Planeación y Estrategia (CPE) de la Secretaría de Seguridad Pública estatal. Luego fue primer comandante de la Policía Ministerial, coordinador general de ese extinto cuerpo policiaco y director del CPE de la SSP, cargo de donde saltó a la titularidad de la AVI.


Según versiones de la PGR, que ofrecía una recompensa de 15 millones de pesos por la ubicación de “El Lucky”, desde principios del año pasado empezaron a sospechar de la presunta implicación de “El Fish” con grupos de la delincuencia organizada debido a la información anticipada de la que aparentemente disponían los delincuentes.

Pero ésta es la misma presunción que ahora existe sobre otro militar presentado la semana antepasada por la Sedena ante la PGR: el teniente coronel retirado Silvio Isidro de Jesús Hernández Soto, quien había sido designado como subsecretario de Seguridad Pública A para la zona conurbada Veracruz-Boca del Río, pero quien anteriormente había ocupado sólo dos semanas la Dirección de la AVI recomendado por el general López Esquer.

En un sorpresivo enroque, Hernández Soto sustituyó en la SSP a Remigio Ortiz y éste pasó a la titularidad de la AVI, de donde salió en septiembre de 2011 para hacerse cargo de la Dirección de Prevención y Readaptación Social. Ortiz fue reemplazado precisamente por “El Fish” Villegas Rosas, cuyo caso reafirma la lucha que viene desplegando la Marina en contra de la delincuencia organizada asentada en Veracruz.


Por eso, ahora, el gobernador Duarte ha propuesto al Congreso local que se inscriba también con letras de oro el nombre de este instituto armado en los muros del salón de sesiones de la Cámara de Diputados.

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Debido a compromisos familiares que requieren de tiempo completo, esta columna dejará de publicarse los dos siguientes días. A nuestros editores y lectores les agradecemos su gentil comprensión.