A los jóvenes que hoy blanden pancartas y cartulinas en manifestaciones callejeras, alguien debiera decirles que desde el año 2000, gobierna el país el PAN. Y que hace casi 12 años, cuando ellos tendrían 6, 7, 8, 9 o 10 años, el hartazgo que dicen padecen, no tendría razón de ser.

Enrique Peña Nieto no representa ningún hartazgo “del viejo régimen” por el poder que no ha ejercido, aunque otros sí, de su mismo partido. Pero nadie es responsable de lo que no ha sucedido.


En el Distrito Federal, el PRD y asociados han gobernado casi 18 años, y no es la ciudad donde cualquiera de nosotros quisiera vivir.

Sin embargo, allí se asientan los poderes federales por ser la capital del país, y como por imán, se han erigido las Universidades más grandes de la república, a la que asisten los que tienen méritos para entrar en ellas, o recursos para pagar las cuotas. Pero no por ello tienen autorización de facto para tirar línea en sus propósitos políticos.

Las inquietudes de la juventud respecto a como marcha su estado nativo o el país en lo general, es saludable. Pero no saludable en la medida en que ahora pretendan sustituir a los poderes elegidos o a las instituciones que deben encargarse, por ley, de enfrentar todos sus reclamos que, siendo lícitos y justos, deben pasar por los parámetros de la normatividad.


Enjuiciar o emitir consignas por aversión política, no es ni debe ser su propósito toral. Si no están de acuerdo con algún partido o candidato, su legítimo derecho es no votar por él, pero no llevarlo al patíbulo por juicio sumario.

México es, todavía hoy, un país que se rige por el estado de derecho que nos hemos dado a partir de movimientos sociales brotados en las entrañas mismas del pueblo, como resultado de opresión política, social, económica, pero en ningún momento, como producto de <<hartazgos>> injustificados.

Debe quedar claro que el PRI no gobierna. Gobernó hasta el año 2000 y las situaciones que hoy vivimos, en algunos tramos, vienen del pasado remoto, cierto, pero palpablemente, del pasado cercano y el presente que hoy vivimos.


Tienen derecho a no querer como su candidato a Peña Nieto. ¿Pero eso legitima su repudio público? Si otro candidato satisface sus aspiraciones como ciudadanos, que voten por él. Que se manifiesten en las ánforas, pero deben ser parejos.

Sin son apartidistas, está muy bien. Si no son apolíticos, está bien. Pero de esto a la proclama de juicios políticos, hay mucha diferencia. Alguien debiera decírselos.

Hay cuatro aspirantes a la silla presidencial: Enrique Peña Nieto, a quien AMLOve moteja como le viene en gana, como en el pasado lo hiciera el candidato Vicente Fox, que carga culpas que no ha generado.


Andrés Manuel López Obrador, quien se ostenta como impoluto; honrado, honesto, incorruptible, no deja de ser un ciudadano NOTRA, <<no trabaja>> que percibe ingresos de fuentes no identificadas, y representa un autoritarismo sin medida ni freno posible.

Josefina Vázquez Mota, la única mujer que busca la Presidencia de la República; hoy la quinta que lo hace desde su partido, carga un pesado lastre; el del “régimen intermedio”

Gabriel Quadri de la Torre, el estigmatizado candidato del Panal, partido que pertenece en los hechos, a la líder vitalicia del SNTE, es perseguido, por las siglas, no por lo que es.


Si alguno les gusta, que lo apoyen, que identifiquen sus preferencias; que voten por él si así lo quieren.

Y para expresarlo en spots, siempre tendrán a la mano a un señor que se llama Epigmenio Ibarra, asesor en la especialidad, por cierto, de AMLO.

A esto tienen derecho, pero no a ser Jueces de la Horca.


PD. No autorizó el IFE <<en definitiva?>> la cadena nacional para el debate del 10 de este mes.

PD. Hoy es día de la Marina Nacional. En Veracruz se concentra el poder de este bastión de la Guardia y Custodia Nacional.