4 de junio de 2012
alcalorpolitico.com
Nadie puede negar que, en efecto, el candidato presidencial del PRD-PT-Movimiento Ciudadano, Andrés Manuel López Obrador, registra un crecimiento a la alza en las encuestas electorales.
Algunas, como la del diario capitalino “Reforma”, lo han llegado a ubicar a sólo cuatro puntos de distancia de Enrique Peña Nieto, quien pese a la campaña negra del PAN y de los embates del gobierno federal de extracción panista sigue siendo el candidato puntero.
Sin embargo, habrá que ver si al ex gobernante del Distrito Federal –quien este lunes y martes realizará una intensa gira por Cosoleacaque, Los Tuxtlas, Orizaba, Martínez de la Torre y Tuxpan– le alcanzan los próximos 23 días de campaña para empatar y remontar al ex gobernador del Estado de México, cuyos aliados y operadores políticos están por cambiar de estrategia para contener al perredista tabasqueño, quien hace seis años ya demostró que en cuanto a tolerancia es bastante vulnerable.
Y es que hoy, como ayer, del plato a la boca también se le puede volver a caer la sopa. La historia aún está fresca: en la sucesión presidencial de 2006 López Obrador inició su campaña con una ventaja en las encuestas de más de 20 puntos sobre el priista Roberto Madrazo Pintado y Felipe Calderón Hinojosa, del PAN. Pero al final, según el cómputo oficial del Instituto Federal Electoral (IFE), el perredista tabasqueño perdió la elección ante Calderón por sólo medio punto porcentual.
López Obrador, en aquella elección, calculó mal. Se negó, por ejemplo, a hacer acuerdos con las televisoras, con gobernadores priistas y hasta con Elba Esther Gordillo, lideresa nacional del SNTE y dueña del Partido Nueva Alianza, quien presuntamente buscó un acercamiento con él a través de Manuel Camacho Solís y otros fallidos interlocutores. Su discurso, en vez de generar confianza, terminó por alejar y atemorizar a los empresarios.
Inclusive, se creía tan sobrado e inalcanzable en las tendencias electorales que en un costoso arranque de soberbia se abstuvo de asistir al primer debate organizado por el IFE entre los candidatos presidenciales.
Ahora, “El Peje” López Obrador ha dado un giro de 180 grados, proponiendo hasta doce debates y estableciendo alianzas espurias con algunos siniestros personajes que han sido postulados como candidatos del Movimiento Progresista pero aún se niegan a renunciar al PRI.
Por eso, hace una semana, en el encuentro con el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, el poeta Javier Sicilia no sólo le reclamó públicamente a López Obrador que en su lucha por el poder diera cobijo a ex priistas íconos de la represión como su candidato a senador por Puebla, Manuel Bartlett Díaz, sino que le echó en cara también que “para muchos usted (AMLO) significa la intolerancia, el resentimiento político, la revancha sin matices, el mesianismo, la incapacidad autocrítica para señalar y castigar las colusiones de su partido, que incluso contra la mejor tradición de la izquierda mexicana, no han dejado de golpear a comunidades indígenas de Chiapas y Michoacán y a estudiantes de Guerrero”.
En respuesta, el candidato presidencial del Movimiento Progresista sólo acató a pedirle a Sicilia y a las demás víctimas de la violencia que no lo echaran en el mismo costal que los aspirantes del PAN y PRI a la Presidencia de la República.
López Obrador, ciertamente, viene acortando la ventaja que aún le saca en las tendencias del voto el priista Peña Nieto. Pero el mexiquense no es Roberto Madrazo ni los gobernadores priistas de ahora son los Judas que hace seis años, encabezados por gobernador del Estado de México, Arturo Montiel –frustrado aspirante presidencial–, traicionaron al tabasqueño ex dirigente nacional del PRI, quien al ser desarropado terminó hundido hasta el tercer lugar en la votación.
Lo más sabroso de este proceso electoral, que inició muy desabrido, está por comenzar.
Si el priismo deveras quiere recuperar la Presidencia de la República, en las próximas cuatro semanas sus líderes y candidatos tendrán que sacar la casta y redoblar esfuerzos, no obstante que sus abanderados al Senado de la República y a la diputación –al menos en Veracruz– son los que realmente están haciendo las campañas mejor organizadas, sustentadas en ideas y propuestas innovadoras que buscan convencer al escéptico electorado veracruzano.
Este sábado, por ejemplo, comenzaron a movilizarse cientos de jóvenes priistas en la zona conurbada Veracruz-Boca del Río, los cuales fueron convocados a través de las redes sociales para manifestar su apoyo a Peña Nieto. Al día siguiente, domingo 3, hicieron lo mismo los antipeñistas, pero sólo pudieron congregar a alrededor de 40.
¿Será, acaso, la crónica del triunfo priista largamente anunciado?
EL OTRO CAMBIO
El maestro Luis Fernando Perera Escamilla, presidente de la Comisión Estatal de los Derechos Humanos (CEDH), precisa que entre los deberes de este organismo autónomo no está sólo emitir recomendaciones a las corporaciones policíacas, autoridades estatales y municipales sobre abusos, excesos u omisiones de sus elementos o funcionarios, sino que también es primordial su obligación para la promoción y defensa del derecho humano a un medio ambiente sano y en armonía con la naturaleza, clasificado por la doctrina mayoritaria como un derecho de tercera generación, que es el Derecho que todos los seres humanos y los pueblos tenemos de vivir en un medio ambiente sano, equilibrado y seguro.
Por ello, dice, “conscientes de ese compromiso que tenemos como institución y como personas, con el ánimo de abonar acciones que nos permitan tener respuestas pertinentes a los diferentes planteamientos de la sociedad”, la CEDH y la Universidad Veracruzana han organizado para este 6 de junio la conferencia denominada “Efectos del Cambio Climático en México”, que será impartida por la excelentísima Doctora Ana Rosa Moreno Sánchez, integrante del Panel Intergubernamental de Expertos en Cambio Climático (IPCC) de la ONU, organismo que compartió el Premio Nobel de la Paz 2007 con Al Gore, ex vicepresidente de Estados Unidos.
Este evento se llevará a cabo el próximo miércoles, a las 17:00 horas, en la Unidad de Servicios Bibliotecarios de Xalapa y, por su importancia, será transmitido simultáneamente a través del sistema de videoconferencias a las USBIs del puerto de Veracruz, Ixtaczoquitlán, Coatzacoalcos y Poza Rica.
Algunas, como la del diario capitalino “Reforma”, lo han llegado a ubicar a sólo cuatro puntos de distancia de Enrique Peña Nieto, quien pese a la campaña negra del PAN y de los embates del gobierno federal de extracción panista sigue siendo el candidato puntero.
Sin embargo, habrá que ver si al ex gobernante del Distrito Federal –quien este lunes y martes realizará una intensa gira por Cosoleacaque, Los Tuxtlas, Orizaba, Martínez de la Torre y Tuxpan– le alcanzan los próximos 23 días de campaña para empatar y remontar al ex gobernador del Estado de México, cuyos aliados y operadores políticos están por cambiar de estrategia para contener al perredista tabasqueño, quien hace seis años ya demostró que en cuanto a tolerancia es bastante vulnerable.
Y es que hoy, como ayer, del plato a la boca también se le puede volver a caer la sopa. La historia aún está fresca: en la sucesión presidencial de 2006 López Obrador inició su campaña con una ventaja en las encuestas de más de 20 puntos sobre el priista Roberto Madrazo Pintado y Felipe Calderón Hinojosa, del PAN. Pero al final, según el cómputo oficial del Instituto Federal Electoral (IFE), el perredista tabasqueño perdió la elección ante Calderón por sólo medio punto porcentual.
López Obrador, en aquella elección, calculó mal. Se negó, por ejemplo, a hacer acuerdos con las televisoras, con gobernadores priistas y hasta con Elba Esther Gordillo, lideresa nacional del SNTE y dueña del Partido Nueva Alianza, quien presuntamente buscó un acercamiento con él a través de Manuel Camacho Solís y otros fallidos interlocutores. Su discurso, en vez de generar confianza, terminó por alejar y atemorizar a los empresarios.
Inclusive, se creía tan sobrado e inalcanzable en las tendencias electorales que en un costoso arranque de soberbia se abstuvo de asistir al primer debate organizado por el IFE entre los candidatos presidenciales.
Ahora, “El Peje” López Obrador ha dado un giro de 180 grados, proponiendo hasta doce debates y estableciendo alianzas espurias con algunos siniestros personajes que han sido postulados como candidatos del Movimiento Progresista pero aún se niegan a renunciar al PRI.
Por eso, hace una semana, en el encuentro con el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, el poeta Javier Sicilia no sólo le reclamó públicamente a López Obrador que en su lucha por el poder diera cobijo a ex priistas íconos de la represión como su candidato a senador por Puebla, Manuel Bartlett Díaz, sino que le echó en cara también que “para muchos usted (AMLO) significa la intolerancia, el resentimiento político, la revancha sin matices, el mesianismo, la incapacidad autocrítica para señalar y castigar las colusiones de su partido, que incluso contra la mejor tradición de la izquierda mexicana, no han dejado de golpear a comunidades indígenas de Chiapas y Michoacán y a estudiantes de Guerrero”.
En respuesta, el candidato presidencial del Movimiento Progresista sólo acató a pedirle a Sicilia y a las demás víctimas de la violencia que no lo echaran en el mismo costal que los aspirantes del PAN y PRI a la Presidencia de la República.
López Obrador, ciertamente, viene acortando la ventaja que aún le saca en las tendencias del voto el priista Peña Nieto. Pero el mexiquense no es Roberto Madrazo ni los gobernadores priistas de ahora son los Judas que hace seis años, encabezados por gobernador del Estado de México, Arturo Montiel –frustrado aspirante presidencial–, traicionaron al tabasqueño ex dirigente nacional del PRI, quien al ser desarropado terminó hundido hasta el tercer lugar en la votación.
Lo más sabroso de este proceso electoral, que inició muy desabrido, está por comenzar.
Si el priismo deveras quiere recuperar la Presidencia de la República, en las próximas cuatro semanas sus líderes y candidatos tendrán que sacar la casta y redoblar esfuerzos, no obstante que sus abanderados al Senado de la República y a la diputación –al menos en Veracruz– son los que realmente están haciendo las campañas mejor organizadas, sustentadas en ideas y propuestas innovadoras que buscan convencer al escéptico electorado veracruzano.
Este sábado, por ejemplo, comenzaron a movilizarse cientos de jóvenes priistas en la zona conurbada Veracruz-Boca del Río, los cuales fueron convocados a través de las redes sociales para manifestar su apoyo a Peña Nieto. Al día siguiente, domingo 3, hicieron lo mismo los antipeñistas, pero sólo pudieron congregar a alrededor de 40.
¿Será, acaso, la crónica del triunfo priista largamente anunciado?
EL OTRO CAMBIO
El maestro Luis Fernando Perera Escamilla, presidente de la Comisión Estatal de los Derechos Humanos (CEDH), precisa que entre los deberes de este organismo autónomo no está sólo emitir recomendaciones a las corporaciones policíacas, autoridades estatales y municipales sobre abusos, excesos u omisiones de sus elementos o funcionarios, sino que también es primordial su obligación para la promoción y defensa del derecho humano a un medio ambiente sano y en armonía con la naturaleza, clasificado por la doctrina mayoritaria como un derecho de tercera generación, que es el Derecho que todos los seres humanos y los pueblos tenemos de vivir en un medio ambiente sano, equilibrado y seguro.
Por ello, dice, “conscientes de ese compromiso que tenemos como institución y como personas, con el ánimo de abonar acciones que nos permitan tener respuestas pertinentes a los diferentes planteamientos de la sociedad”, la CEDH y la Universidad Veracruzana han organizado para este 6 de junio la conferencia denominada “Efectos del Cambio Climático en México”, que será impartida por la excelentísima Doctora Ana Rosa Moreno Sánchez, integrante del Panel Intergubernamental de Expertos en Cambio Climático (IPCC) de la ONU, organismo que compartió el Premio Nobel de la Paz 2007 con Al Gore, ex vicepresidente de Estados Unidos.
Este evento se llevará a cabo el próximo miércoles, a las 17:00 horas, en la Unidad de Servicios Bibliotecarios de Xalapa y, por su importancia, será transmitido simultáneamente a través del sistema de videoconferencias a las USBIs del puerto de Veracruz, Ixtaczoquitlán, Coatzacoalcos y Poza Rica.