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Columnas y artículos de opinión
Tierra de Babel
Con el diablo adentro…
Jorge Arturo Rodríguez
4 de junio de 2012
alcalorpolitico.com
El buen juez por su casa empieza, dicen. Y eso lo sabe muy bien mi Gober Javier, de ahí que haya emitido el decreto que ordena la realización de exámenes toxicológicos a todos los servidores públicos de confianza de la administración pública centralizada y paraestatal del Estado. Y lo sabe tan bien que estarán sujetos a esos exámenes desde el Gobernador hasta el último funcionario de confianza de la estructura de gobierno que esté en un rango de mando.

Vaya, que todos a visitar al médico y hacerse análisis pa’ estar seguro que no están ingiriendo nada malo, sí, eso, consumiendo fármacos, drogas o sustancias prohibidas por la ley, digámoslo como es, porque bien lo dice mi Gober Javier, “estamos ante un claro fenómeno de incremento de las adicciones, que es a la vez, la mayor fuente de ingreso de esos grupos criminales”. Ansina es.

“Somos nosotros, como sociedad, los principales patrocinadores de esos criminales que envenenan a nuestros jóvenes, que nos lastiman y agravian; que extorsionan, secuestran y asesinan”.


Es decir, que hay que hacer algo pa’ sanarnos, desintoxicarnos y no contribuir “al envenenamiento y descomposición social, a partir del consumo de drogas”.

Bien sabe mi Gober Javier que “la adicción nunca debería ser tratada como un delito. Debe ser abordada como un problema de salud”, como sostuvo el activista y abogado estadounidense Ralph Nader.

Y sí, se necesita consolidar la confianza de la sociedad en las instituciones a través de la confiabilidad de sus servidores públicos. Pero también creo que todos debemos entrarle, irnos sacando el diablo que todos traemos dentro, digo, participar de una u otra forma, para irnos sanando y dejar a nuestros hijos el México que todos queremos: en paz, libre de violencia, entre otras muchas cosas más por las que tenemos que luchar.


De cinismo y anexas

Por cierto, un amigo me comenta que por qué no, aprovechando ya la situación, también se aplica el alcoholímetro en todos los niveles de gobierno, tanto a la hora de entrada como a la de salida laboral. Chin, ¿por qué esa propuesta?

En fin, que “en las calles de México, una niña inhala tolueno, solubles, pegamentos o lo que sea. Pasada la tembladera, cuenta:


-Yo aluciné al Diablo, o sea que se me metía el Diablo y en eso, ¡pus!, quedé en la orillita, ya me iba a aventar, de ocho pisos era el edificio y ya me iba yo a aventar, pero en eso se fue mi alucín, se me salió el Diablo. El alucín que más me ha gustado es cuando se me apareció la Virgencita de Guadalupe. Dos veces la aluciné”. (Eduardo Galeano, Patas arriba).

Ahí se ven

Hasta la próxima
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