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Columnas y artículos de opinión
Deliberación
El desarrollo naciente ¿morirá prematuramente?
Francisco Montfort Guillén
6 de junio de 2012
alcalorpolitico.com
De inicio no se ve, pero tampoco se siente. Porque el desarrollo es al principio una pequeña desviación respecto al pasado inmediato y en referencia al comportamiento histórico de las acciones de una sociedad. Si esta desviación aumenta y logra ser convertida en tendencia, en espacios geográficos y sociales crecientes y por un tiempo suficientemente largo, entonces es posible construir la espiral que aliente el desarrollo del desarrollo. En otros términos, el desarrollo es un tránsito de lo cuantitativo (el crecimiento económico) a lo cualitativo (un más alto nivel de autodominio de la sociedad gracias a una organización más competitiva).
 
El estado naciente y el despegue del desarrollo pasan desapercibidos para la mayoría de la población no sólo porque el beneficio es socialmente restringido, sino porque los primeros signos tienen que ver más con las modificaciones de la anterior organización de la sociedad, que con el crecimiento económico y la expansión del bienestar colectivo. Y estos cambios ni son espectaculares ni están en el radar o visión del análisis cotidiano. Es necesario que pase un buen tiempo y recoger testimonios confiables para testimoniar que la desviación respecto del subdesarrollo se está convirtiendo en tendencia y se muestra como una espiral ascendente, integradora de pequeños remolinos: sectores o ramas de la economía, con sus empresarios y trabajadores, que crecen e innovan, mientras otros descienden levemente, para después integrarse en el bucle del progreso. Es más difícil, sobre todo, aceptar que por esta condición de novedad, de ex abrupto respecto del orden, el desarrollo se expresa primero como crisis del Stato Quo.
 
Esta es la situación que vivimos en México. La rebelión estudiantil expresa la inconformidad de quienes se sienten excluidos de los beneficios de los cambios, de quienes no participan en el diseño de los mismos, o de quienes simplemente ven con mayor claridad que existen actores que se resisten a ser incorporados en ese continuum compuesto de desviaciones/tendencias. En el fondo, lo que expresan los estudiantes es una severa crítica sobre la resistencia del complejo formado por el poder político/sistema educativo/medios de comunicación-telecomunicaciones a dejar sus privilegios y formar parte de la espiral del desarrollo colectivo.
 
El país llamado México no ha dejado de aumentar su Producto Interno Bruto desde la década de los años 80. En pesos constantes de 2011, el PIB promedio en términos reales fue de 6,221 miles de millones entre 1981 y 1990; entre 1991 y 2000, el PIB fue de 8,639 miles de millones; del 2001 al 2010 fue de 12,077 miles de millones y al 31 de diciembre de 2011, alcanzó la suma de 14,353 miles de millones (Plataforma de Datos Duros de México, PAD y Asociados, S.C).
 
Gabriel Zaid ha hecho un recuento espléndido de relevantes logros mexicanos, principalmente obtenidos en este nuevo siglo. Realizaciones brillantes de mexicanos de carne y hueso: cantantes de ópera, bailarines, actores y directores de cine, escritores, luchadores sociales, deportistas, científicos, toreros, boxeadores, funcionarios públicos convertidos en estrellas de las instituciones internacionales, empresarios internacionales y nacionales. En fin, por igual hombres y mujeres que nos han ido habituando a que se hable bien de ellos y ellas y por ende de nuestro país.
 
Afirma el escritor mexicano: «También hay avances políticos nada despreciables. La gran reforma del Estado, que está cambiando el ejercicio del poder, no es mérito del poder, sino de la sociedad. Fue iniciativa de un grupo de ciudadanos que vieron con claridad el interés público y cabildearon con todos los partidos hasta introducir la ley de transparencia, que parecía inocua: un Caballo de Troya ciudadano en el estado amurallado… Otros grupos han logrado avances cabildeando por los derechos del consumidor, la protección ecológica, los juicios orales y muchas otras cosas. Los grupos de ciudadanos que se especializan en un tema de interés público y presionan para que se atienda son una novedad reciente y creciente.
Para lograr la alternancia que sacó al PRI de Los Pinos, tuvieron méritos el presidente Zedillo y el carisma de Fox, pero sobre todo el empuje ciudadano; muy especialmente, los votantes de izquierda que apoyaron a un candidato ajeno sus preferencias ideológicas… Y, si cabe reconocer algún mérito a Felipe Calderón, basta comparar la escena histórica del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad en el Castillo de Chapultepec con la respuesta de Gustavo Díaz Ordaz a la exigencia estudiantil de diálogo público». (México Avanza, Reforma, 27/V/2012).
 
Los mexicanos requerimos en este momento de auto exigirnos altas dosis de imparcialidad y rigor analítico para comprender y entender la crisis permanente en que vivimos. La economía nacional lleva 13 trimestres de continuo crecimiento, tres años de expansión con baja inflación. Y esta desviación positiva ha continuado a pesar de la crisis alimentaria mundial del año 2002, de la mayor crisis económica y financiera que haya conocido el mundo en siglos en 2009, y de la alarma epidemiológica de la influenza en ese mismo año.
 
El resultado positivo de este sexenio tiene como antecedente el buen comportamiento, sin crisis del sexenio foxista. Y las buenas cuentas del primer gobierno del PAN tienen como antecedente los 20 trimestres de crecimiento, después de la inmensa crisis de 1994-1995, que produjo el gobierno de Ernesto Zedillo, con una tasa promedio anual de 5.97%, superior al crecimiento de 4.9 anual del gobierno de Felipe Calderón. Y el gobierno de Zedillo recogió los frutos de las primeras y profundas reformas de Carlos Salinas. El saldo preliminar de esta etapa histórica de aliento liberal es suficientemente prometedor como para detenerla y tratar de rehacer un nuevo proceso de marcado aliento conservador.
 
Shannon k. O’Neill en The Bright Side of The Global Economy: The Middle Class is Growing, demuestra que las clases medias en México forman el 60% de la población y que el país llegará a 80% en 2030. Por su parte, en el estudio A Vulnerability Approach to The Definition of Middle Class, Luis F. López Calva y Eduardo Ortiz Juárez muestran la evolución de este importante grupo social. Definida la clase media mediante su nivel de vulnerabilidad a la pobreza, o en términos monetarios, «la probabilidad (de caer en la pobreza) que equivale a un límite inferior de ingreso medio diario per cápita en el hogar, de 10 dólares estadunidenses ajustados por paridad de poder de compra, con un límite superior de 50 dólares» arroja resultados alentadores. En 1992, el porcentaje de jefes de hogar que pertenecían a la clase media era de 24.9 % respecto del total nacional. Para 1996 descendió a 20%. En el año 2000 subió a 27% y para el 2008 alcanzó el 42% de los jefes de hogares en el país. Es muy probable que este crecimiento se haya parado en 2009 y que incluso haya conocido un descenso. De igual manera es casi seguro que la espiral ascendente retomó su rumbo a partir de 2011 y continúe en este 2012.
 
No sólo creció en número de hogares sino que también aumentaron los ingresos de las clases medias. Entre 2002 y 2008 el incremento fue de 45.2 a 52.9 por ciento, es decir creció en 7.8%. Los resultados de este estudio son menos optimistas que los de Shannon K. O’Neill pues aseguran sus autores que el porcentaje real de clases medias representa 40% de los hogares mexicanos, si bien aceptan que en términos de percepciones el 76% de los mexicanos se consideran a sí mismos como miembros de las clases medias. Y esta percepción es igual o más poderosa que la realidad medida en cuanto a los riesgos de perder ese estatus.
 
Para el 76% de los mexicanos existe el riesgo de perder su condición de clasemediero. Y este temor es expresado como dudas y temores para elegir el próximo presidente de la república. En esta elección se confrontan esperanzas y riesgos, motivaciones para el cambio y motivaciones para conservar la situación actual. La confrontación es poco espectacular pero sí consistente. En esta espiral naciente de una posible etapa de desarrollo en el mundo y con el mundo, están cifradas las esperanzas de millones de personas que esperan que por fin se consolide ese desarrollo tantas veces prometido, tantas veces frustrado.

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