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Columnas y artículos de opinión
Espacio Ciudadano
Democratizar los medios de comunicación
Jorge E. Lara de la Fraga
6 de junio de 2012
alcalorpolitico.com
“En los jóvenes universitarios más vale la protesta indignada y 
 esperanzada, que el silencio sumiso…” José Narro R.

Los jóvenes estudiantes de México ya se hicieron presentes en los ámbitos del acontecer nacional y están demandando, entre otras cosas, transparencia en la información, eliminación de prácticas manipuladoras, equilibrio en el proceso electoral, espacios para manifestarse con libertad, así como la participación cívica de la ciudadanía, las propuestas fundamentadas de los candidatos y la eliminación de las trampas comiciales y la “compra de conciencias”. Algo muy contundente de su movimiento es la exigencia a las empresas televisoras y a la prensa en general para que informen de manera objetiva, que no procedan de manera mercantilista para favorecer a un abanderado determinado. Esas nuevas generaciones no pueden ser engañadas fácilmente y se incomodan ante las mentiras, las medias verdades y los sensacionalismos ridículos.

Como es del conocimiento general, integrantes del movimiento #Yo Soy 132 convocaron por medio de las redes sociales a emitir propuestas diversas sobre tópicos de su pliego petitorio. Por cuanto a los medios de comunicación, esos renuevos críticos han propiciado una cruzada contra las televisoras y solicitan reiteradamente la democratización de tales instrumentos que se han acostumbrado a deformar la realidad y a enajenar a la gente. Algunos analistas políticos han entendido el malestar juvenil y simpatizan con esa causa, en razón de que todos los mexicanos ameritamos el mínimo respeto y una información veraz. Hace poco el rector de la Universidad Iberoamericana aseguró que esas manifestaciones son una catarsis y una protesta contra la situación que estamos viviendo. Subrayó que los jóvenes son libres en su proceder, que no hay nadie tras ellos. Es una generación que está harta de la situación emergente nacional.

 
En la época del autoritarismo mexicano (etapa del partido hegemónico) los medios de comunicación eran los dóciles instrumentos de control de los mandatarios para adormecer a sus subordinados, pero ya en este balbuceante amanecer democrático de nuestro país esos mismos órganos de enlace se han transformado en los jueces o fiscales de los asuntos públicos. Anteriormente los locutores y comunicadores procedían de una manera cortesana ante los personajes políticos pero ahora, en el lapso inicial de una transición democrática que no llega a cristalizarse, esos individuos del micrófono, de la pluma, de la computadora y de la pantalla se han proyectado ante la colectividad como los divos o estrellas de la información, deformando en múltiples ocasiones los hechos de la realidad.
 
Aunque cueste trabajo aceptarlo, nos percatamos a diario que el poder público se subordina al poder mediático y que el duopolio televisivo hace lo que quiere y en su loco afán por alcanzar mayor “rating” destruye con gran facilidad lo que con dificultades diversas los padres y profesores realizan educativamente. Mientras tengamos un gobierno federal indeciso, débil o dócil ante las decisiones de los jerarcas de la TV, seguiremos soportando la tiranía de esos pretendidos especialistas de la mercadotecnia.
 
Más allá de quien gane los comicios del primero de julio en la contienda presidencial, resulta necesario, desde hoy, que los candidatos al cargo supremo deben estar atentos al sentir de los jóvenes estudiantes en lo tocante a un mejor funcionamiento de los medios de comunicación. La transformación integral de México reclama un cambio real respecto a las relaciones entre la sociedad y los medios. “El control y la manipulación que ejerce la oligarquía a través de los medios electrónicos es uno de los principales obstáculos para instaurar la democracia en nuestro país…”. En razón de ello se impone la necesidad de la libre competencia y de la desconcentración de las concesiones que otorga el Estado, lo cual evitará los monopolios de radio y televisión; también se juzga impostergable abrir más canales de televisión y de radio y facilitar el acceso universal a internet, sin dejar de lado el funcionamiento de medios de información populares y comunitarios. Son tiempos de cambio.