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Columnas y artículos de opinión
Los Jóvenes
Luciano Blanco González
8 de junio de 2012
alcalorpolitico.com
A los jóvenes hay que respetarlos por lo que son hoy y por lo que pueden ser mañana, todos estamos obligados a escucharlos y a opinar seriamente de lo que ellos plantean, aunque creamos que están equivocados y aunque lo estén, debemos valorarlos con toda la paciencia posible por que ellos son y serán los constructores del mundo por venir, así pensamos nosotros cuando jóvenes, sin saber que estábamos diseñando una nueva forma de hacer política. No sobrevaloremos o subestimemos, no descalificarlos por lo que ellos quieren decir, aparentemente sin importancia y sin trascendencia, aunque parecería un balbuceo mal articulado, pero no dudemos, los endebles argumentos que hoy esgrimen son muy parecidos a los que ayer esgrimimos, cuando menos similares en fuerza, aunque no en contenido. No nos entendían ayer, no los entendemos, pero tratemos de entenderlos ahora.

En 1968, solo queríamos que se derogara el nefasto artículo 145 del Código Penal, que se aplicaba indistintamente a todo aquel que pretendiera postular una idea contraria o diferente al sistema de Gobierno Díazordacista. Ya que en aquel precepto se establecía la persecución policiaca de cualquier disidente del régimen, mediante la sencilla formula jurídica en él contenida, quien se atreviera a violar las norma era sometido por la policía y acusado ante las autoridades judiciales de “Disolución Social”. Hacer una marcha, un mitin, un partido político, una reunión, era por esa razón un delincuente, de este principio partió el estigma del autoritarismo que el vendaval del tiempo no ha logrado borrar y que los ideólogos y periodistas de un partidismo trasnochado, interesados en el caos y en el desorden social, se lo atribuyen invariablemente al PRI.

El control era tan estricto y la vasta inconformidad de toda la nación tan sutil, que el malestar político del país, parecía una enfermedad tolerable, incurable y eterna.


Quién iba a decir que aquella estabilidad, tan “saludable” y tan celebrada en el mundo, por la capacidad del gobierno mexicano para equilibrar la lucha de las potencias y el equilibrio político de la sociedad Mexicana, por cuyo reconocimiento le otorgaron en 1968 la celebración de las olimpiadas, se sustentaba en una paz presionada, frágil, fingida, que no soportó la ebullición de un exceso policiaco en San Idelfonso, para explotar en manos de los jóvenes estudiantes, de los hijos del pueblo: Irredentos a la ideología establecida, por demagógica y oropelesca. Irreverentes a un poder público acartonado, absolutista y demagógico. Irrespetuosos a toda autoridad por prepotente y abusiva.

Quién iba a pensar que el sistema por proteger a los jefes policíacos, Mandiola y Citalan, arriesgaría su propia existencia, desencadenando en los jóvenes una furia volcánica y en la sociedad una ira contenida que se sanó políticamente con el bálsamo Echeverriesco de la Apertura Democrática, que se caracterizó por una política populista de más oportunidades a los jóvenes, un cambio de lenguaje en el discurso, un nacionalismo revolucionario más acentuado y una serie de medidas en busca de la reconciliación nacional.

Hoy las circunstancias tampoco son las mismas, pero son muy parecidas, una corrupción sin paralelo, una atmosfera de inseguridad y de violencia extremadamente acentuada, una sensible y lacerante miseria popular, un discurso oficial rebosante de soberbia y de falsedades, una impotencia y un miedo absoluto de la población, pese a ello la válvula de presión fue volada estrepitosamente por los chavos de la Ibero,


A partir de ahí, la ola de violencia que afloró como una inocentada en una Universidad de corte burgués, en donde anidan las fuerzas mas retrogradas del país, en donde los bárbaros hijos de papi, se manifiestan desde su sagrada selva con un rechazo inconsciente a una política de reconstrucción nacional, exigiendo mas apertura de los medios de comunicación y rechazando la imposición de candidatos por medio de las televisoras, es decir exigiendo equidad en la competencia electoral y en contra de la manipulación mediática televisiva.

Sus ideólogos partidistas de inicio, los mochos y los yunques, celebraron a coro los resultados de la bien puesta emboscada contra Enrique Peña Nieto, seguramente la trampa Jesuita de sus mentores se estuvo preparando, con tiempo se destiló el sutil veneno en las tiernas mentes de los retoñitos capitalistas y tenía que ser contra el candidato del PRI, Por que saben bien que efectivamente con el PRI los Jesuitas Mexicanos no recuperarán los bienes que en su tiempo les expropió Juárez y que ahora todavía sigue exigiendo para si la mafia vaticana, por que avizoran un Gobierno laico, respetuoso de la religión, pero no sometido a los naguetones púrpuras que enajenan, envilecen y mediatizan a la sociedad en su conjunto. Sabe la mitra que en Josefina con su mentalidad retardataria y como chica Ibero, tendrían en la Presidencia una excelente aliada y cómplice para satisfacer sus insanos apetitos, que los colmaría de poder, de dádivas y de concesiones.

Hasta el Señor Licenciado Felipe Calderón, celebró este acontecimiento resaltando en su discurso el mismo día que en tanto en otros países había manifestaciones contra el Presidente, en México había protestas contra “otros”, no se imaginó el Presidente y sus compinches que ahora sus Monsters, quieren llevarlo a la Haya para que responda por los muertos en la lucha contra el narcotráfico. Escupió para arriba.


Andrés Manuel, seducido por el coro de juveniles ángeles, se quitó la careta, dejo atrás la Republica amorosa y creyendo prematuramente que era un jubileo en su honor, soltó sus porros para supuestamente exhibir al PRI en los actos de campaña y el chasco ha sido mayúsculo, a cada acto de oposición violenta que celebra, aleja de sí a sanos simpatizantes que ven en él, al representante de la Izquierda Mexicana, al heredero de Cárdenas, al político nacionalista y revolucionario, al Hugo Chávez del Anáhuac. Cuan equivocados estaban quienes creían maliciosamente que todos los jóvenes de todas las universidades eran Antipeñistas, les falló la manipulación. El merito de este movimiento estriba en que ha obligado a los jóvenes a analizar el México del futuro inmediato en el que ellos ya están participando mayoritariamente en el Ala Progresista del PRI.

De Peña Nieto, no se duda, el será el triunfador, cada ataque, cada vituperio, cada denuesto contra él, son un fértil abono a la imagen propia de político maduro que no pierde la paciencia, que no se pelea, que no cae en las trampas del juego sucio, que no ofende, que no calumnia, cada ofensa es un acicate a sus seguidores, para confirmar que este es el hombre que necesita México y que cada sátira, inclusive la mas cruel que se lance en su contra, solo muestra la atmosfera de violencia verbal y grafica que todos los Mexicanos detestamos.

El veneno de cada injuria pronunciada, aprovechando los espacios que en estos tiempos electorales propician que se haga mal uso de la libertad de expresión, hacen sentir al oyente que la cobarde y vulgar vociferación tiene un obscuro fin y un interesado origen, por eso no debe de preocupar como factor definitivo la lucha por las concesiones, el pleito de los millones de Azcarraga y Slim, más televisoras y tarifas telefónicas arbitrarias. La guerra de Telecomunicaciones entre telefonía y televisión, aunque sean canal 13, 2 o Canal 132. Ya tiene un cauce, es el mismo que utilizó Adolfo Hitler al controlar desde la década de 1920 los claustros universitarios de Alemania, para suprimir libertades, para someter caprichos, para apoderarse del país.


Peña Nieto no va a llegar a la Presidencia de la Republica por un camino de flores, está llegando por un camino de espinas, no esta aspirando las dulces mieles o los exquisitos perfumes del jardín, esta deglutiendo hieles amargas y la hediondez discursiva que le es lanzada por sus adversarios, Peña Nieto esta siguiendo el camino de los guías ancestrales del México antiguo, en cuyos templos se enseñaba que para ser, había que hacer mucho, había que aprender mucho, saber mucho y sufrir mucho, antes de ser digno del mando. Para el bien de México, Peña será un gran Presidente.