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Columnas y artículos de opinión
Hemisferios
Ganemos todos
Rebeca Ramos Rella
11 de junio de 2012
alcalorpolitico.com
Recién ha terminado el segundo debate presidencial. Primero debo reiterar que lo que vimos, fue más una exposición individual de planteamientos, un ejercicio democrático sí, pero muy lejos de un genuino contraste de ideas y posturas. El debate no existió. Quiso alentarlo el candidato del Panal pero poco lo consideraron. No hubo ping pong ni esgrima verbal. Tampoco, como se especulaba, corrió sangre ni hubo ojos morados. Celebro que la civilidad y el respeto hayan permeado las alusiones personales, aunque los adjetivos descalificativos pulularon del lado de los rezagados y curiosamente fueron ausentes del lado del eterno intolerante y belicoso.

Sin detenerme en las fallas técnicas y de un formato un tanto rebuscado, lo importante es el análisis de los compromisos y de los mensajes. Se acordaron tres temas con sus respectivos subtemas: Política y gobierno; México en el mundo y Desarrollo Social y Desarrollo Sustentable, que suponían un fértil intercambio de planteamientos en áreas estratégicas para el interés nacional: la gobernabilidad, la política exterior y el desarrollo social aparejado con la sustentabilidad.

Comparto algunas de mis observaciones:
La primera es que faltó tiempo para que los candidatos abundaran más sobre temas tan importantes y detallaran sus propuestas. Los ciudadanos interesados en conocerlas a fondo, nos quedamos a medias y en el caso del candidato de las izquierdas de plano, nos dejó en ayuno.


Los ataques, como se previó, vinieron de la candidata panista que repartió señalamientos fuera de temas y que no supo hilarlos con la propuesta específica del bloque que se presentaba. Hubo momentos en que no se entendía bien o no estructuraba bien sus frases de combate y para mucha gente que la escuchó, quizá le faltó dar contexto a sus misiles. Se comprende que ella haya sido la ruda en esta ocasión, pues ha quedado estancada en el tercer lugar de las encuestas.

Creo que la estrategia del puntero y del representante de las izquierdas fue hacer uso productivo de sus reducidos tiempos para promover sus ofertas, sin cachar los obuses que lanzaba la candidata, a quien le urge convencer a indecisos y menos para opinar sobre las preguntas que les lanzó el candidato ciudadano elbista, que intentó meterlos a su agenda.

Atestiguamos ocasiones en las que el candidato mesiánico, agotó sus pronunciamientos y repitió lo mismo; mismas frases de sus mítines, mismas lagunas para saber con profundidad, los cómo de sus promesas. Diagnosticó, sobre sus cifras y conocimiento empírico, la situación nacional. Acertando en los orígenes, la corrupción, las desigualdades, baja calidad de la educación y pobreza, como generadoras de atraso, inseguridad, violencia y resentimiento social, pero sin ampliar ni revelar las reformas, las políticas públicas, las acciones definidas y los recursos y financiamiento para abatirlas.


Nos dice que él sabe cómo sería el “cambio verdadero”, pero aún no sabemos cómo se lograría; así que recordamos, sus declaraciones recientes previas al debate, en las que él se piensa y se asume como El Líder que México necesita; donde sostiene que él tiene la autoridad moral y la experiencia para salvar al país, salvación que es un apostolado; en las que asegura que para él, todo está mal y hay que “volverlo a hacer”; que “hay que refundar a la República”; sus dichos que en el análisis, desnudan su formación autoritaria y vertical y que a la vez, descubren su pretensión de desaparecer Poderes y derogar la Constitución vigente, porque eso precisamente significa lo que propone. Empezar de cero, derrumbar el entramado institucional existente y crear uno nuevo en base a un nuevo marco legal, un Constituyente. Un referente de lo que han hecho Hugo Chávez en Venezuela, Fujimori en Perú, Evo Morales en Bolivia. Es decir, los neo dictadores que han usado a la democracia electoral para llegar al poder, para ejercerlo como les conviene, sin oposición ni libertad de expresión y perpetuarse en él.

Y más. En esta ocasión lo observamos otra vez, negar lo que es evidente y ha sido probado. Al ser cuestionado por la candidata azul, por su súbito apoyo a los universitarios, pero no haberlo hecho en 1968 y en 1971, demostrando su incongruencia, él negó su afiliación al PRI en 1971 y la composición del himno al partido en Tabasco, como lo han registrado todos sus biógrafos. Olvido conveniente cuando se lidera el movimiento estudiantil que sus amigos, Manuel Camacho y el actual gobernante en el D.F., le han ayudado a integrar y mantener, así como la red de complicidades y estrategas extranjeros que según el periodista Ricardo Alemán en su columna del domingo 10, son quienes manejan los hilos del descontento universitario e inducido antipeñista y vale reiterar, la carne de cañón a utilizar para crear el conflicto poselectoral, que se avecina, pues es predecible que no reconocerá su derrota.

Esa misma negación a la verdad, que lo exhibe arisco a la crítica, como cuando Loret de Mola, en la mutientrevista pasada, le mostró las cifras de corrupción y pobreza que se dispararon durante su paso por le Jefatura de Gobierno del D.F. Ahí, tajante afirmó que el INEGI se equivocaba y que el periodista mentía y lo difamaba por sus tratos cercanos y recientes con el ladrón Bejarano.


Y uno lo escucha reiterar mismas palabras y uno se pregunta si estos 6 años que lleva en campaña por todo el país como presume y que le darían ventaja de conocimiento y en los que al parecer se ha gastado más de un mil 300 millones de pesos ¿Acaso no debería ya tener una proyecto de Nación más claro, detallado, bien planificado con visión de desarrollo regional, más específico y posible en financiamiento y estrategias para concretar lo que vende como oferta política de gobierno? Pues no. Su gran propuesta para alentar crecimiento y empleos se centra en bajar sueldos y privilegios a las élites burocráticas y en combatir la corrupción con su ejemplo de honestidad, que pudiese mimetizarse a sus colaboradores, mismos que enlistó en una parte del debate, como si los meros nombres garantizaran eficacia y modernidad en un gobierno.

Algo que llamó mi atención fue su desconocimiento o falta de preparación para abordar el tema de la política exterior y las relaciones internacionales, donde se disputó la ignorancia con la candidata panista. Atinó a decir que en un gobierno bajo su mando, México se llevaría bien con todos, pero que la prioridad para él sería lo doméstico. Es lamentable que en el entorno globalizado que impone el fortalecimiento económico y político regional, estos personajes aspiren a ser Presidentes sin calibrar el peso del exterior en lo nacional. Es increíble que hayan desaprovechado la fertilidad de planteamientos y compromisos para que el país recupere el liderazgo continental y la tradición diplomática que nos ha distinguido por décadas.

En contraste fue el candidato puntero el que remarcó más sobre este tema y subtemas, al haber propuesto mayor integración comercial y económica con Norteamérica; más acercamiento con Centroamérica y el resto de América Latina sobre todo, en la cooperación en la lucha contra el crimen organizado; en la frontera segura y los fenómenos migratorios que padecemos y que recibimos; en tener acercamiento y contacto con las comunidades de mexicanos en el exterior; en la diversificación de relaciones con los países de Asia y del Pacífico y haya señalado abrir más mercados, fortalecer la balanza comercial, para consolidarnos como economía emergente. Aunque haya omitido la relevancia de robustecer nuestra diplomacia de intermediación, anti-armamentista, pro-ambientalista y pacifista en los foros mutilaterales, como lo ha apuntado en sus nuevos pronunciamientos.


Sin duda el puntero demostró mayor conocimiento y compromiso diáfano en la política exterior que es estratégica de nuestros intereses, que es la herramienta para recuperar respeto, liderazgo, presencia y nuevas oportunidades de crecimiento y desarrollo al interior.

Así también, fue el candidato priista quien presentó mejores decisiones para reforzar su compromiso de gobierno eficaz y de “democracia con resultados”. Aperturó la ventana de una reforma política que implique devolver y fortalecer el mandato a los ciudadanos, con las candidaturas independientes, las iniciativa ciudadana y la consulta popular; a adelgazar al Congreso y a impulsar las reformas estructurales, laboral, energética, educativa, para avanzar; acentuó en nuevos esquemas institucionales para garantizar la transparencia y rendición de cuentas, donde los ciudadanos serían los testigos sociales del uso efectivo y honrado de recursos públicos.

Sin duda la Comisión Nacional Anticorrupción es una excelente propuesta priista. Y sobre este tema, creo que el candidato panalista fue más allá, al proponer la autonomía absoluta de la Auditoría Superior de la Federación y de la Secretaría de la Función Pública, que al igual que el planteamiento de la eliminación del fuero, que comparte con la panista y la tipificación del enriquecimiento ilícito como delito grave y la extinción de dominio, son de las mejores propuestas que se escucharon de ellos.


El tema que fue más fecundo en ofertas fue el de desarrollo social y sustentable. Sin duda aquí, la panista hizo ver su amplia experiencia en lo social y en educación; el priista distribuyó bien sus tiempos para detallar sus vastos compromisos que ha presentado en materia de economía familiar, combate a la pobreza y pobreza alimentaria; reiteró en el fortalecimiento y capitalización del agro y en la educación como condición de igualdad. El candidato de izquierda reditó sus políticas asistencialistas en el D.F. y bien hizo Quadri en señalar que las ofertas pululaban como obsequios de piñata, porque cierto es que ninguno profundizó sobre el origen de los recursos públicos para pensiones, seguros, subsidios, becas y programas sociales.

Si bien, considero que las propuestas presentadas en este tema son rescatables y complementarias para mejorar la calidad de vida, confieso que me agradó mucho la política de inclusión que el priista comprometió en particular, para reconocer la aportación productiva de las mujeres a la economía nacional, al apuntar que se impulsará la legislación que permita la igualdad en el trato laboral a las mujeres, en salarios, prestaciones y contrataciones y a asumir la corresponsabilidad del Estado con la doble jornada, mediante guarderías y escuelas de tiempo completo; además de la red hospitalaria de atención materno infantil que son propuestas muy específicas y atienden la problemática de las jefas de hogar y madres solteras, que desempeñan varias actividades en el trabajo y con la familia. Por fin, el candidato puso el acento donde se requería, en una postura más orientada a la perspectiva de género. Y cerró con broche al enfocarse en vida digna y empleos para las personas con discapacidad.

El cronómetro no permitió más espacio para conocer las propuestas definidas con respecto a las políticas de sustentabilidad que hoy, merecen una atención vital para la supervivencia humana y el desarrollo regional. Si bien el candidato priista tiene compromisos específicos al respecto, accesibles en su portal que se pueden consultar. Fue el candidato panalista quien logró ampliar sobre lo suyo con una segunda reforma agraria y la agencia de mares y costas. Los otros ni opinaron al respecto. Mal augurio si sabemos que el cambio climático ya nos afecta gravemente.


Una observación que no debe pasar inadvertida es que todos los candidatos en sus participaciones, remarcaron especialmente el apoyo y acciones dirigidas, concretas o generalizadas, para mejorar la situación educativa, de seguridad en el entorno y de posibilidad de empleos, para los jóvenes.

Y si alguien esperaba que el puntero expresara intolerancia con los intolerantes, la respuesta fue de respeto y de compromiso con su presente y futuro. Y si alguien dudaba de la complicidad, manipulación y deferencia hacia el movimiento incrustado en las universidades por intereses y personajes ajenos a la política nacional, en contubernio con las mentes perversas de los frustrados presidenciables, las certezas afloraron. La izquierda y la derecha se disputan hoy la preferencia estudiantil en votos y en la bandera de rechazo al puntero.

Vimos a la candidata oficial, combativa, incisiva, segura pero deshilachada en su improvisación, extraviada entre los dardos y el tiro al blanco. Repartió por igual pedradas y destacó sólo en sus propuestas sociales y en educación. Pudo aprovechar más ciertos logros del gobierno federal en materia de política exterior, pero sólo se acordó de la Reunión del G20 esta semana. Fue la guerrera que no se rinde. La del oficialismo que fenece sin opción de desembarcar la carga de violencia, inseguridad y desempleo que signan al sexenio que representa.


Vimos al candidato ciudadano amadrinado por Elba, apegado a la agenda, con propuestas inteligentes que habría que considerar. Fue el académico ilustrado que quiere ser presidente. El planificador que podría profesionalizarse en política.

Vimos al candidato de la izquierda moderado, sereno, reciclándose así mismo. El mítico apóstol que habla de trabajo y honestidad, de crecimiento y austeridad, de cercanía a los humildes y de conciliación con los ricos. Pero tan misterioso que nadie puede revelar los enigmas atrás de sus propuestas, pues aún no se sabe cómo las llevaría a la práctica. Fue el líder social, el luchador dogmático, arcaico, cerrado, el predicador populista, que mueve y conmueve masas, pero que no garantiza la gobernabilidad democrática ni la buena gestión de gobierno. Fue el espejo de un político de antes, sin tintes de modernizador. Fue el caudillo del todo o nada.

Vimos al candidato puntero, enfocado en su cúmulo de compromisos puntuales, claros, bien proyectados, dando respuesta a cada tema y en momentos revirando señalamientos. Fue el único que dio contexto y respuesta, realidad y acción; el líder político joven que quiere mostrarse con nuevo rostro sobre el pasado que lo persigue y fue el más aplicado, el que demostró visión de Estado.


Es claro que este último encuentro de posturas, define la ruta final hacia la elección. Ojalá los ciudadanos, en una reflexión honesta, consideren más la calidad y posibilidad real de los planteamientos vertidos para mejorar nuestras vidas y fortalecer al país, que las pasiones, escándalos, chismes y burlas, que las descalificaciones personales o las sospechas.

Aquí se vio quién es quién y qué trae cada quién para nosotros y como bien lo dijo el candidato priista, esto se trata de que ganemos todos.

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