De veras que en México todo lo hacemos al revés o cuando nos conviene nos hacemos penjamos, que las cosas se vayan sucediendo sin espasmos, conformistas y mediocres que somos, ahí la llevamos, ahí la vamos pasando, y por eso muchas veces ajustamos las situaciones a lo que nos da más ganancias sin esfuerzo, de ahí la propagación de ese engendro llamado corrupción y su pariente la impunidad, por mencionar sólo dos alienígenas que necesitan de nosotros para reproducirse al por mayor.

En fin, no sé por qué pero creo que muchos han entendido mal el refrán ese que dice que la ropa sucia se debe lavar en casa, y en su lugar creen que consigna que el dinero sucio de debe lavar en casa. Ah qué chingones, pa’ eso se pintan sólo. Ahí están las noticias de mexicanos lavando dinero, son secretos a voces por todos conocidos, pero que nadie se atreve a denunciar, mucho menos a hacer frente.

Bueno, me dirán algunos, eso sucede hasta en las mejores familias. Pos sí, ya ven el caso del italiano Ettore Gotti Tedeschi, presidente del Instituto para las Obras de Religión (IOR), conocido como el Banco del Vaticano, que fue destituido por presuntas violaciones a las normas contra el lavado de dinero.


Pero de qué otra manera podría ser, si cuanto mayor la riqueza, más espesa la suciedad, como señaló el economista estadounidense John Kenneth Galbraith. En todo caso, si la suciedad fuera un triunfo, ¿qué mano levantarías?, se preguntó alguna vez Charles Lamb. ¿Cuántos están embarrados?

Lo bueno es que aquí en México las cosas pintan de maravilla. En días pasados, los diputados federales aprobaron la nueva “Ley Federal para la Prevención e Identificación de Operaciones con Recursos de Procedencia Ilícita” –a pa’ nombrecito-, es decir, Ley contra el Lavado de Dinero, a fin de establecer medidas y procedimientos para prevenir y detectar actos u operaciones que involucren recursos de procedencia ilícita. ¡Sí!

Ahora sí, niños malosos, no se la van a acabar… ¿A poco? Ojalá y así sea, se aplique la pinche ley y que no nos vengan a joder esos engendros llamados corrupción e impunidad.


Pero como ya mencioné, en nuestro país todo lo hacemos al madrazo y conveniencia, así que quién sabe qué chingaos pase con esto del lavado de dinero, una de las principales arterias de la delincuencia organizada, por decir los menos.

De cinismo y anexas

Mientras, esperamos que le hagan caso a la titular de la Procuraduría General de la República (PGR), Marisela Morales Ibáñez, quien pidió a los 32 procuradores de Justicia del país no “lavarse las manos” ni ser indiferentes ante la actual situación de inseguridad, pues de su actuación depende el futuro de México.


“Combatir la impunidad y la corrupción es, sin duda, el primer compromiso común que nos exige la sociedad. Ante presiones y complejidades de cualquier naturaleza, reivindiquemos nuestro principio básico. Es deber y convicción recordarlo en todo tiempo: Nada ni nadie por encima de la ley”, expresó.

Qué bien, ¿no? Pero no nos alarmemos, lo que más hacemos bien los mexicanos, es lavarnos las manos, tan así es que recientemente el representante de las organizaciones Panamericana y Mundial de la Salud (OPS/OMS), Philippe Lamy, entregó a México un reconocimiento por haber contribuido a que América estableciera un nuevo récord Guinness por el mayor número de personas lavándose las manos al mismo tiempo.

Así que nada por aquí, nada por allá... Ahí se ven


Hasta la próxima
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