Dos días después del día D <<del segundo debate>> las aguas ha retomado su nivel: Los adversarios del PRIista Enrique Peña Nieto siguen en su afán: Detenerlo a como de lugar.

Ya matraqueando las marchas antipeña; ya propiciando la publicación de refritos en periódicos del Reino Unido y, por supuesto, en Estados Unidos. The Guardian y el New York Times han sido los medios para sembrar dudas.


El primero buscando construir “la compra de la presidencia de México”, curiosamente con el supuesto apoyo de Televisa, desde el año 2007, cuando estaba muy lejos de definirse la candidatura a la presidencia <<dada a finales del 2011 y principios del 2012>>. Acción que por supuesto la televisora ha cuestionado y exige claridad en el asunto para no llegar a los tribunales. Y el segundo, sembrando la duda sobre la permanencia o no del ejército mexicano en las calles de la República, para apuntalar la lucha contra el narcotráfico, direccionando, desde luego, las preferencias hacia alguno de los tres aspirantes con posibilidades teóricas.

¿Entonces si los electores mayoritariamente eligen a Peña Nieto, “no hay que dejar que sea presidente porque es candidato del PRI”?

Si las urnas eligen a Peña Nieto, las Instituciones está obligadas a respetar la decisión de los mexicanos, así no le guste a los seguidores de AMLO, de JoVaMo, del doctor Juan Ramón De la Fuente Ramírez, de Porfirio Muñoz Ledo, de Manuel Camacho Solís, de Manuel Bartllet Díaz y de quienes ya sueñan con apoderarse por la vía de la fuerza, si fuera necesario, del gobierno federal.


La prevalencia de las Instituciones es responsabilidad del gobierno federal. Así sucedió en el 2006 cuando los derrotados intentaban impedir la rendición de protesta del presidente electo, atrincherados en San Lázaro.

Sin embargo, no hay que adelantar vísperas. El primero de julio, al anochecer, sabremos de que está hecha la democracia mexicana, y en que molde habita la sociedad nacional, a pesar de preferencias convenientes que han deslizado algunos sectores poderosos de los vecinos.

Ante la realidad que arrojó el segundo debate, el voceado por los jóvenes del #Yo soy 132, ha perdido razón de celebración.


Sin la asistencia de Peña Nieto, al que pretendían piñatear, quedaría solamente un entre directo ente AMLO y JoVaMo. Duelo que por cierto el tabasqueño ni peló ni fumó el domingo, al ignorar casi todas las pedradas de la PANista, excepto la que montó en una afiliación priista de AMLO en el 71, cuando el protagonistas de las izquierdas sí tenía edad para afiliarse a un partido, en el que llegó a figurar como presidente estatal en el año de 1983, SEUO.

PD.- En el terreno de las denuncias, AMLO tendrá que hacer algo más que evadirse…

PD.- A poco Justin Drew Bieber, oriundo de la localidad de London, Ontario, en Canadá, juega para alguno de los aspirantes?