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Columnas y artículos de opinión
En la ruta del 2006
Angel Lara Platas
12 de junio de 2012
alcalorpolitico.com
Andrés Manuel López Obrador llegó al segundo debate con una actitud demasiado cautelosa, muy cuidadoso de no lastimar a nadie con las palabras que en él regularmente son dardos verbales.

La audiencia, que en esta ocasión fue notoriamente mayor que la vez anterior, observó con claridad que AMLO no era el de siempre, que ahora se le veía fingido, con el rostro desencajado y hasta añoso.

Esa inesperada actitud del tabasqueño no obedecía a una mera actitud de convencimiento propio, ni porque de pronto se hubiese persuadido de que no debía arrojarle más leña al fuego. No. Lo que ocurrió fue otra cosa que lo dejó prácticamente inmovilizado frente al atril, en una posición poco cómoda y sin oportunidad para hacer lo que ha hecho toda su vida política: guerrear a sus anchas.


Lo que pasó fue que al menor asomo de agresión a sus compañeros de debate, hubiera recibido como respuesta una charola, no precisamente de plata, si no la que pasaron sus más cercanos colaboradores a un importante grupo de pudientes empresarios para que la llenaran con varios millones de dólares. Esa balconeada hubiera echado por tierra, ante los ojos del mundo, sus conceptos de honestidad, honradez y sus propuestas de anticorrupción.

Los tres se quedaron con las cartas y con las ganas de mandar al amoroso al tercer lugar, en un golpe que hubiera sido demoledor, letal. López obrador valoró el daño de los señalamientos que lo exhibirían y se auto forzó a aterciopelar su discurso.

Pero esta posición en nada garantiza que el tabasqueño esté convencido de modificar sus estrategias y objetivos. Eso es lo delicado.


Hasta horas antes del encuentro en la ciudad de Guadalajara, el segundo en las encuestas se había mostrado como el guerrero nato, el que descalifica sin medida y odia con pasión. Personaje para quien la arenga y la incitación son su gusto, su deleite, su excitación.

Después de su fugaz papel de candidato amoroso, querendón e indulgente, que con gran esfuerzo mantuvo al inicio de las campañas, su costumbre lo hizo volver a su tradicional rol de víctima de los que tienen el poder, de los que lo tuvieron y de los que lo tendrán -en caso de no ganar-; y de mártir de los medios de comunicación señalados como los aliados de sus enemigos; que lo mal informan, que mal interpretan lo que dice y que ocultan lo que quiso decir.

Por eso debe verse con extremo cuidado la actitud que El Peje pudiera tomar en la parte post electoral. Las sospechas adquieren relevancia por la permanente descalificación a las instituciones electorales, en caso que los resultados no le fueran favorables. Esto, pegado a las movilizaciones juveniles que están llevando a cabo partidos de izquierda, podría ser la chispa que incendie los secos pastizales políticos.


El comportamiento de Andrés Manuel en el evento de la ciudad tapatía, pone a la vista la ligereza con la que modifica sus convicciones. Cambia de ideas como cambiar de acera. Así lo ha demostrado por años. Eso puede traer consecuencias para la marcha normal del tiempo de México.

Por cierto, qué desatinada y poco afortunada la parodia que hizo Josefina Vázquez Mota a las mujeres, cuando al inicio de su intervención cambió de género a sus compañeros candidatos, en un ejercicio imaginario de cómo los hubiera visto si hubiesen sido mujeres. Y así los fue describiendo.

Definitivamente no fue su noche. Acusó a Andrés Manuel de actividades priistas cuando apenas tenía ¡15 años! Las cuentas de las fechas las hizo en base a la apariencia física del tabasqueño, y no por su edad real. Quedó exhibida como desinformada.


En posición guerrera la candidata barrió parejo. Solo Quadri (a quien con intención o por equivocación llamó “cuadro”) y Enrique, contestaron la agresión. Andrés Manuel, por convicción o por estrategia, contuvo la respuesta, “aguantó vara”

Enrique Peña Nieto administró su distancia de puntero, y con eso salió adelante. Si, es cierto, en momentos se le vio un poco nervioso ante los ataques de la panista.
Y Quadri, de nueva cuenta aprovechó su cómoda posición de colero, solo que en esta ocasión fue hostigante.

Con escaso tacto académico (porque político dice no ser), recurrentemente intentó arrebatarle a Javier Solórzano la encomienda de moderador, y preguntó cuantas veces quiso.


Todo esto ocurría dentro. Fuera, como los cadáveres que a los 3 días flotan en el río, así emergía la verdad sobre el nacimiento del movimiento “Yo soy 132”. Resulta que la mamá de una de las estudiantes de la Ibero, ha mantenido una comprometida cercanía con el de Macuspana, Tabasco.

El papá de otro de los chicos del mencionado movimiento, cuenta con la promesa de ser el próximo Secretario de Turismo si Los Pinos se pintan de amarillo.

Verdaderamente lamentable que el movimiento esperanzador, haya sido movido por sutiles manos con intereses meramente políticos.


Todos en México estarán tranquilos con los resultados del día 2?