icono menu responsive
Columnas y artículos de opinión
Metrópoli
Sin definir el triunfo presidencial menos días para convencer a los electores
Francisco L. Carranco
18 de junio de 2012
alcalorpolitico.com
Los candidatos a la presidencia de la Republica y otros políticos que aspiran a ser diputados senadores, alcaldes y gobernadores, enfrentan la recta final hacia el día de la elecciones, todos todavía, con el sentimiento triunfalista que se verá ratificado o frustrado al día siguiente de los comicios.

Escasas tres semanas para que, en sus campañas, logren captar al probable ciudadano que votará por el candidato, partido o formula que a juicio del propio elector, cumpla con las expectativas mínimas de hacer un buen o mal gobierno que los ciudadanos exigen para el desarrollo del país.

Esta campaña 2012, quizás, represente ser demasiado larga para algunos candidatos y corta para otros, si hablamos de los presidenciables, cada uno de los cuatro contendientes, sin duda, han puesto sus mejores intenciones y los ingredientes necesarios para crear una imagen ante los ciudadanos.


La sociedad ha visto y seguido como nunca los tropiezos, las criticas, los enfados y las posturas triunfalistas, la timidez, la frustración y otras emociones y actitudes de los candidatos que, por primera vez, enfrentarán a una electorado diferente a las últimas elecciones.

Los ciudadanos saben cuales son los problemas que México enfrenta y tienen una idea clara de cómo deben resolverse, sabe que la corrupción y la impunidad son los peores problemas que han generado la crisis de inseguridad, desigualdad, pobreza, estancamiento productivo, intelectual y deterioro económico.

Y por primera vez, los ciudadanos, no tienen mucho empacho de demostrar sus opiniones opuestas a tal o cual candidato, tal o cual partido y a tal o cual sistema gobernante, los electores quieren participar y al parecer lo harán reflexivamente emitirán su voto a favor y en contra de los candidatos de su preferencia.


Los movimientos sociales que se están dando en el país, ponen en riesgo las expectativas de triunfo de los candidatos, por un lado, los ciudadanos que conforman la base trabajadora aquella que representó el voto corporativo durante muchos años, ahora sabe, que el voto es secreto y en la soledad de la urna puede sufragar por el candidato que quiera.

Los ciudadanos que son opuestos a las clases privilegiadas públicas y privadas, a aquellos que detentan el poder y que sólo son humanos y terrenales, precisamente, cuando andan pidiendo el voto para perpetuarse en el poder, esa clase la última la del vagón de atrás llena de desempleados, subempleados y depositarios de las promesas incumplidas de los de arriba, también han manifestado votar y saldrán a hacerlo por quien crean que representará una esperanza para que, en el futuro, nos vaya menos peor.

Los jóvenes que, finalmente, con su votación inclinarán la balanza por quien ellos consideran será el líder político que conducirá al país a un mejor rumbo en donde se deje atrás la simulación, se acabe con la corrupción y la impunidad, se ejerza la ley y se pueda transformar a México a través del desarrollo y progreso generado por el impulso de no robarse el dinero de las arcas públicas y aplicarlo a los programas productivos que puedan reactiva la economía, generar empleos y acomodo para ellos y bienestar, éste último aunque sea modesto, pero que se note.


Finalmente las mujeres, pero no la glamorosas ni frívolas, sino aquellas que participan activamente en el soporte económico del país que son trabajadoras, madres de familia y ejecutivas que buscan espacios públicos y oportunidades de igualdad salarial y de responsabilidad, aquellas que saben justamente cuando vale un peso, para que sirve y como se debe gastar, también votará por el candidato que a estas alturas crea que podrá ayudarle a crecer individualmente.

En el resto de los votantes, están los intelectuales, los empresarios, los comerciantes, los académicos, los curas, los resentidos, los acarreados, ricos, pobres, necios, los militantes y simpatizantes de partido y los políticos aquellos que también quieren que el país siga igual porque, a pesar de la crisis social en el que esta sumido ese país, siguen viviendo con los privilegios que el sistema ofrece.

Todos votarán, este primero de julio, ya no por el candidato sino por lo que éste represente en los deseos que quiere el ciudadano para salir de esta crisis social, política y cultural.


La apuesta de los electores estará en función del candidato que gane y ahí, en ese preciso momento, iniciará la campaña para convencer a los mexicanos el por que ganó, en el caso contrario, será un presidente muy triste ante el repudio nacional porque de nada sirvió haber ganado la Presidencia de la República de México, si no sabe gobernar para hacer la transformación de todo lo que está mal y que los mexicanos saben que esta mal. Algo así como la rifa del tigre.

Suburbio 1

Dicen que el azul no se ha ido de Veracruz, ah raza¡


[email protected]