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Columnas y artículos de opinión
Espacio Ciudadano
¡Pueblo, no te dejes engañar!
Jorge E. Lara de la Fraga
26 de junio de 2012
alcalorpolitico.com
“No quiero vivir en el estercolero, ni dar mi voto a individuos disfrazados de personas honorables…”
 
En principio puedo expresarles a los lectores que en verdad hay que tener ecuanimidad, poner a prueba nuestra resistencia a infamias y expresiones descalificadoras, así como a proceder cerebralmente para no caer en el juego negativo de los adversarios de Andrés Manuel López Obrador. Encomiable sería que se analizaran críticamente sus propuestas y si hubiese argumentos en contra exponerlos públicamente, efectuar una comparación objetiva y diáfana de las plataformas de los 4 candidatos para determinar quién es el abanderado idóneo para ser nuestro digno próximo Presidente. Pero no es así: el afán ha sido desacreditar al hombre que se atrevió a señalar las fallas de nuestro sistema socioeconómico – político, que además ha puntualizado cuáles son las causas de la crisis existente y quiénes son las minorías privilegiadas que para nada quieren un cambio real de nuestra triste realidad mexicana.
 
La ciudadanía debe estar consciente que nuestra Nación no puede seguir por los mismos senderos de ignominia, de corrupción, de impunidad y de inseguridad progresiva. Urge una transformación de fondo y el único elemento que en estos momentos puede enderezar el barco, con el apoyo solidario de la colectividad, es ese tabasqueño – veracruzano que ya cuenta con un equipo de mujeres y hombres prestigiados para enfrentar los retos que las circunstancias determinen. Seguir prestando oídos y otorgarles crédito a los seres deleznables que sólo proyectan diatribas, confusiones y desalientos, es actuar al margen del sentido común.
 
Habrá que formularse cada quien unas elementales interrogantes: ¿Por qué se le tiene tanto resentimiento o temor a Andrés Manuel, si supuestamente está a varios puntos de distancia del “predilecto de las encuestas”?; ¿A qué se debe que se están destinando múltiples recursos en varias entidades para que gane el abanderado tricolor?; ¿En verdad Peña Nieto es el candidato mejor aceptado por las mayorías?; ¿En esta contienda habrá juego limpio y será historia la coacción y la compra del voto; ¿Por qué todos los contendientes se lanzan contra AMLO?. A mi modo de ver, observo que el proyecto alternativo de Nación que enarbola Andrés Manuel es trascendente, representa a todas luces una atmósfera de esperanza para transformar a nuestra Patria. No son ocurrencias ni ideas sueltas, es un coherente documento configurado por especialistas y por amplios sectores de la sociedad civil, donde se insertan compromisos vertebrales. López Obrador proclama un gobierno honesto para combatir la corrupción y terminar con los abusos de los altos funcionarios.
 
Además, se compromete a atender las causas de la inseguridad, a través del empleo y de la educación; también pretende reactivar la economía, impulsando las agroindustrias y respaldando a las pequeñas y medianas empresas. Por si fuera poco, el inquieto político sureño se compromete a rescatar al campo y lograr la soberanía alimentaria, sin olvidarse de la libre competencia y de la eliminación de los monopolios. Asimismo, reducir los precios de los combustibles, en el entendido de que el sector energético será la palanca del desarrollo; también fortalecer al sector educativo, establecer programas sociales, auxiliar a los mayores, ofrecer atención médica y medicamentos, sin dejar de lado la necesaria preservación de la naturaleza.
 
Si queremos que nos respeten en el exterior, tendremos que mejorar internamente, en nuestro suelo patrio. Hubo un tiempo que operamos como ejemplo o referente positivo para nuestros hermanos latinoamericanos, hoy no podemos decir lo mismo; es más, parece que nos vamos desdibujando ante tanta inmundicia, torpezas, dependencia del extranjero y con ausencia de autoridad moral como comunidad. Es tiempo de que alcemos la cara y el orgullo, México tiene sus grandezas y debemos reencauzar nuestros pasos para proyectarlo con dignidad ante el resto de las naciones. En este proceso electoral de 2012 hay mucho en juego; o seguimos por ese tobogán del descredito o emprendemos el vuelo hacia nuevos horizontes institucionales.