icono menu responsive
Columnas y artículos de opinión
Tierra de Babel
Tiempo de los electores: hay que votar
Jorge Arturo Rodríguez
27 de junio de 2012
alcalorpolitico.com
¡Por fin! ¡Qué suave que ya terminaron las campañas electorales! Ya no más –por ahora- propaganda política, no más spots, no más promesas, no más encuestas, no más debates, no más edecán –¡chin!-, no más interminables compromisos publicitarios, no más mediocridad, mentiras, engaños, embustes y bla, bla, bla… No más… Déjennos respirar uno poco, carajos, que nosotros sí pensamos.

Al menos en cuanto a mí, qué alivio que ya se acabó tanta verborrea y charlatanería –¿no es lo mismo pero es igual?-, porque a punto estuve de mandarlos al carajo o a la chingada. Cierto, siguiendo a William Deer, me da vómito tanta mierda política.

Como lo dijo José Saramago: “Sólo se nos pide el voto para homologar cantidad de cosas, en cuya definición no tenemos ninguna parte. Sólo nos piden el voto, no nos piden que participemos. Y cada cuatro años [en México seis], acudimos a votar muy contentos, creyendo que estamos haciendo algo importante, pero lo importante ocurrió entre esos cuatro años. Con esto no estoy condenando a los políticos, pues la política es algo vital y tenemos que ejercerla todos”.


He ahí la cuestión. La política la tenemos que ejercer todos, participar, tanto en la jornada electoral como el tiempo que dure el gobierno que elegimos.

Vaya, que los candidatos ya hicieron lo suyo… (¿?). Ahora es tiempo de los electores: hay que votar. Un caricaturista comentó, a través de unos de sus personajes, que la única forma de salvar a México es que todos salgamos a votar. No sé si sea la única forma, pero sí una herramienta de los ciudadanos para fortalecer nuestra democracia y, de una u otra manera, exigirles a quienes elegimos nos cumplan, aunque luego ni nos pelen, pero hay que seguir luchando por lo que hemos logrado y lo mucho que le falta a nuestro México.

Nada de abstinencia, digo, perdón, nada de abstención: a votar todos los ciudadanos. Expresemos, sin miedo, sin presiones y sin dejarnos coaccionar, nuestra decisión que finalmente definirá –eso esperamos- el transcurso de los días siguientes y el país donde queremos vivir.


Eduardo Fernández T. escribió al periódico Reforma (18 de junio/2012): “Invito a los jóvenes a que voten ¡sin miedo y por quien quieran! Ya les dije a mis hijos: si quieren votar por Josefina, nos va ir muy bien; si quieren votar por Peña Nieto, nos va ir muy bien; si quieren votar por López Obrador, nos va ir muy bien, y si quieren votar por Quadri, también. No se vale que les metan miedo. Tienen derecho a decidir por ustedes mismos. Nosotros los viejos tenemos muchas manías y no necesariamente recomendaremos al mejor”.

El chiste es votar. El masón Joaquín Trawitz Gómez sostuvo hace unos días que el “no votar es callar ante los problemas del país”, y agregó que el movimiento social de este país no debe ser violento, “sino ideológico, con madurez y conciencia política, que la lleve a emitir su voto el 1° de julio”.

Por cierto, un amigo me confesó que no cree nadita en eso que dicen investigadores del IPN, que el PREP es inviolable, e incluso que los titulares del TEPJF y del IFE, hayan expresado que no hay cabida para un fraude.


A lo que simplemente le comenté que se acordara del “insumergible” Titanic, “y ya ves lo que pasó”. Sin embargo, dijera Eduardo R. Huchim, “los ciudadanos pueden actuar también contra las prácticas fraudulentas de manera sencilla: yendo a votar”.

Ansina es. Nos vemos el 1º de julio próximo.

De cinismo u anexas


Un amigo me bromea: “Una camiseta: 70 pesos; un par de calcetines: 60 pesos; unos calzones: 95 pesos; un masaje (cuchi cuchi): desde 150 pesos; un pejelagarto asado: 250 pesos; una Combi de uso: 55 mil pesos; un gel para cabello: 120 pesos… Votar este 1º de julio, no tiene precio”.
Ahí se ven.

Hasta la próxima
[email protected]