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Columnas y artículos de opinión
Prosa Aprisa
Encuentro ejemplar, esperanzador
Arturo Reyes Isidoro
28 de junio de 2012
alcalorpolitico.com
De que se puede, se puede… si se quiere. Lo que ocurrió la mañana del martes en un café del puerto de Veracruz entre los candidatos al Senado por el Partido Acción Nacional, Fernando Yunes Márquez y Julen Rementería del Puerto, debiera ser el ejemplo a seguir entre todos los candidatos a los diversos puestos de elección popular, de todos los partidos, incluidos ellos mismos, la noche misma del próximo domingo, una vez que se adelanten los resultados preliminares.
 
Ese día, a uno de concluir formalmente las campañas, luego de cuatro meses y ocho días de un enfrentamiento soterrado o de baja intensidad en la disputa por encabezar la primera fórmula de su partido al Senado que los llevó a los tribunales electorales, tiempo en los que aunque coincidieron en diversos actos ni siquiera se voltearon a ver, en los que se ignoraron y por lo tanto ni siquiera se saludaron, por fin hicieron a un lado sus diferencias, se fundieron en un abrazo y juntos, cuerpo a cuerpo, posaron para los fotógrafos de prensa, con una sonrisa para un final interno que no se pudo haber esperado mejor.
 
Debe reconocerse al joven Yunes Márquez porque, según las crónicas periodísticas, él fue quien tomó la iniciativa del encuentro. En un principio, ambos actores llegaron para ofrecer conferencias de prensa y como habitualmente lo vinieron haciendo, se ignoraron olímpicamente. Doblemente debe reconocerse al cachorro de Miguel Ángel Yunes Linares porque antes de hacerlo con su correligionario, primero, cuando terminó lo suyo, se dirigió a saludar al candidato a diputado federal de las izquierdas, Cuauhtémoc Pola; fue luego cuando esperó a que Julen también concluyera lo que estaba haciendo y, decidido, se dirigió a saludarlo. Se abrazaron, se pintaron en sus manos la cruz que enseñó Josefina Vázquez Mota en el último debate para mostrar cómo deben votar por su partido, del brazo posaron para los chicos de la lente y, por fin, uf, Julen dijo que votaría por quien hasta unos segundos antes era su enemigo político, y el otro respondió de la misma forma.
 
Ni en el mejor cuento de hadas pudo haberse dado un final feliz, rosa.
 
Independientemente del momento, también es esperanzador que el joven candidato panista al Senado haya dado ese paso amistoso y conciliador, con lo que confirma su determinación por iniciar una nueva etapa política basada en el entendimiento y no significada por la confrontación como en la que participó singularmente su padre apenas en el pasado reciente, determinación de la que ya había dado muestras desde el año pasado cuando luego del Primer Informe del gobernador Javier Duarte de Ochoa lo calificó de honesto e íntegro en lugar de criticar a una autoridad priista como lo hacía ante la familia Yunes Linares-Márquez y posteriormente, el 7 de diciembre pasado, encabezó a un grupo de alcaldes panistas para reunirse en forma institucional, respetuosa, civilizada, con el propio Ejecutivo del estado en una sesión de trabajo en el Palacio de Gobierno.
 
Afirmo que es esperanzador porque los veracruzanos terminamos hastiados de que se tomara a Veracruz, a su vida pública, como un ring para dirimir rencillas y rencores personales que solo dañaron el clima político y la buena marcha de la entidad cuando se debía procurar la unidad tan necesaria como urgente ante los problemas, los graves problemas que ya se manifestaban y que hoy nos ahogan.
 
Para mi gusto, el señor Rementería, adulto, mayor de edad, se supone que con madurez, ya sin nada más que esperar de una resolución que se tomó en la ciudad de México para perjudicarlo, debió haber sido quien diera ese primer paso. Pero que lo haya hecho un joven habla de la inteligencia de éste, haya sido sincero o no, pues lo muestra como un político sensible, maduro, respetuoso con sus mayores, conciliador. De paso, claro está, se ganó los reflectores y fortaleció su imagen en un momento clave para sus aspiraciones políticas.
 
Digo al principio que es un paso que debieran dar los candidatos la noche del próximo domingo, pero creo también que sería dable que se diera entre los dirigentes partidistas previo reconocimiento de unos y otros al que gane legalmente, sea quien sea, como una verdadera forma de abonar a la democracia y de ver por los intereses del estado antes de que por los suyos, los personales, los de facción o grupo o los de sus partidos. ¿Quién más dice yo?
 
Para relajar el ánimo
 
Y para relajar el ánimo mientras llega la hora de la verdad –como dirían los cronistas deportivos–, estas frasecitas de mi ronco pecho:
 
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Y pensar que la democracia se reduce a un instante: en el que tú votas de acuerdo a tu convicción y con entera libertad. Los demás son campañas, promesas, ofertas, mentiras, encuestas, spots, videos, facebook, debates, julias orayenes, twitter, acusaciones, despensas, paraguas…
 
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Todo se reduce a un circo: la carpa, la pista, las luces, los payasos, los trapecistas, los maromeros, los domadores, las equilibristas, las modelos de los magos, el anunciador, los vendedores, los animales, la luneta, las gradas, los espectadores. Cualquier parecido con la realidad… política es pura coincidencia.
 
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Voto luego existo.
 
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¡Al ladrón! ¡Al ladrón!, gritan y el ladrón los voltea a ver.
 
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Se acusan de todo. Las acusaciones son ciertas, las denuncias, quién sabe.
 
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El único fraude que me preocupa es el que podría constituir mi vida.
 
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Es guapa, bonita, me gusta su sonrisa, sus ojos, me sonríe cuando paso. Me aclara, me declara, ¿se me declara?: soy josefinista convencida. Pero es guapa, bonita, me gusta su sonrisa, sus ojos, me sonríe cuando paso. Nunca la política estuvo tan lejos en su intento de desanimarme. Persistiré. Yo si ganaré el 1 de julio… o antes.
 
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Hazme caso. No esperes nada más allá de lo que tú mismo puedas conseguir, por tus propios medios.