icono menu responsive
Columnas y artículos de opinión
Deliberación
Elector/red: el nuevo actor político mexicano
Francisco Montfort Guillén
28 de junio de 2012
alcalorpolitico.com
La economía internacional fue convertida en global. De esta índole son los problemas de cambio climático y de tráfico ilícito de mercancías, incluidas personas. El mundo laboral fue transformado de raíz, a tal nivel que los sindicatos del capitalismo industrial han perdido viabilidad. El Estado/nación ha requerido modificar su concepto de soberanía y el estado de bienestar de las naciones industriales vive cambios radicales. En el capitalismo informacional los sistemas de información/comunicación sostienen las nuevas relaciones de poder, la nueva cultura la nueva ciudadanía. Con todos estos cambios ¿puede la democracia permanecer sin alteraciones?
 
Después de las elecciones de 1988 cobró relevancia un doble proceso de formación ciudadana. Los resultados electorales mostraron la inviabilidad de seguir sosteniendo los apoyos masivos al régimen con base en las corporaciones gubernamentales y en los sectores de su Partido. Solidaridad fue la respuesta del gobierno de Carlos Salinas a este problema. En el programa se fundieron algunos destellos ideológicos (el liberalismo social) con el reconocimiento oficial de la existencia de los pobres y de la urgencia de su atención específica, mediante nuevas relaciones de articulación entre los posibles votantes y las diferentes instituciones públicas. Al mismo tiempo de que aparecían en escena fuerzas similares, en experiencia y conceptos políticos, aglutinados en la llamada izquierda, y se expandía la presencia de un nuevo actor político desconocido en nuestro país: el ciudadano, en tanto elector independiente, y que viviría sus momentos estelares entre 1996 y 2006.
 
En el desarrollo de este doble proceso se consolidaron las nuevas formas de organización social que aparecen tanto en la cúspide como en la base de la sociedad y que terminarán por imponerse a las conductas y valores propios del individualismo de los ciudadanos. En la definición de las nuevas relaciones sociales participan todas las ideologías y fuerzas políticas, las organizaciones de la sociedad civil, los grupos de poder del antiguo y del nuevo régimen. La sociedad vive un proceso social en el cual lo viejo y lo nuevo son sometidos a una nueva dinámica social y bajo nuevas relaciones de poder.
 
La escena política nacional hoy nos muestra la batalla entre redes sociales. En ellas el actor central es el «elector/red». Porque las redes no son una abstracción ideológica, ni sujetos de la virtualidad, ni tampoco autómatas funcionando en la «nube». Las redes sociales están formadas por seres humanos concretos, con intereses y proyectos específicos que se organizan para promover e imponer sus ideas, visiones, conductas. Son grupos de acción que actúan conjuntamente y sus alianzas se entretejen hasta formar un nuevo actor, que en este caso es el «elector/red». Un ejemplo de éxito de este nuevo actor es posible describirlo en estas elecciones.
 
Desde la experiencia de Solidaridad y Progresa, el PRI logró articular nuevos grupos, intereses y proyectos sociales y políticos. Los gobiernos de los estados forman parte importante de los nodos centrales de su red. Son ellos, y no el Partido, los encargados de manejar, cotidianamente, la construcción de redes. Con ellas y sobre la base de que las elecciones fueron convertidas en un gran negocio entre particulares, con recursos públicos, los comicios dejaron de ser un duelo entre ideologías y actores individuales o ciudadanos para convertirse en procesos políticos dominados por el «elector/red», que participa en diferentes redes que se reconfiguran cotidianamente. Así el PRI logró retener sus gobiernos y recuperar otros que había perdido durante el auge de los votantes ciudadanos.
 
En la cúspide de la red, los llamados «programadores», quienes tienen «la capacidad de constituir redes y de programar/reprogramar las redes según sus objetivos» definieron y establecieron la red social dominante entre los medios de comunicación/información más importantes del país, con los gobiernos de los estados y con el grupo de Enrique Peña Nieto. Estos son los nodos primordiales de los poderosos programadores. El apoyo funcional de esta red básica está en los llamados «enlaces» que poseen «la capacidad de conectar diferentes redes y asegurar su cooperación compartiendo objetivos y recursos, mientras que se evita la competencia de otras redes estableciendo una cooperación estratégica» (Manuel Castells, Comunicación y poder, México, FCE; 2012). Se trata de un proceso de comunicación que rebasa los simples intereses inmediatos y se inscribe en otra forma de cultura. Esto es, que en una primera instancia, la red establece los grandes objetivos que le permitirán «actuar con eficiencia y reconfigurará su estructura y nodos para lograr sus objetivos» y, simultáneamente, la red se explaya a partir de la capacidad de los enlaces para ejercer «el control de los puntos de conexión entre diferentes redes estratégicas» construyendo una red de redes dominante.
 
Aquí radica buena parte de la explicación al éxito indudable de la campaña de Enrique Peña Nieto, quien a pesar de cometer errores, sube sus apoyos en los reportes de las empresas encuestadoras (otro de los nodos importantes) y no pierde su ventaja en las intenciones de voto: es el «elector/red» el que se manifiesta más que el votante independiente, que finalmente puede o no apoyar a este candidato. Los otros partidos, por supuesto, que tienen sus redes sociales, aunque no tan eficaces. Por ejemplo la del PAN. A pesar de los dichos de sus adversarios, en la elección de 2006 tuvo menos apoyo de los electores inscritos en Solidaridad que los que votaron al PRI. En contrapartida, la red de redes del PRD en el Distrito Federal es la más poderosa, dominante y exitosa de las redes sociales de la capital de la república.
 
En la «sociedad/red», con su «Estado/red» no debiera sorprendernos la aparición de la red social «#yo soy 132», una red de jóvenes que detecta la configuración de la red PRI/Medios de Comunicación y decide enfrentarla al saberse excluidos de esa red. Es más un conflicto entre redes, es decir, cultural, que personal en contra de Enrique Peña, porque la oposición es en contra de una forma de actuar, de comunicar, gestionar intereses: es la resistencia a una forma cultural de dominio que se considera disfuncional y obsoleta. Y a la red de redes sociales del PRI se opone también la red de redes de AMLO configurada por MORENA, sus partidos aliados y una gran variedad de redes de la sociedad civil, muchas de las cuales se autodenominan o autodefinen como redes de resistencia en contra de la cultura dominante.
 
El factor desconocido en esta elección es qué pasará con los electores/ciudadanos. Quienes no están inmersos en las redes tienen ahora menos presencia y por ende visibilidad. Estar fuera de las redes es estar aislado, excluido, marginado. Estos votantes, que fueron claves en la etapa inicial de la transición democrática, ¿han perdido influencia? ¿Por quién votarán? No es pertinente despreciar su número a la hora de ejercer el sufragio, ya que no se trata de un grupo cuantitativamente marginal. No se trata de los llamados votantes indecisos ni de los entrevistados que rechazaron responder la encuesta. No los define una ideología o preferencia partidista. Simplemente no forman parte del «elector/red», éste que votará menos por convicción (no son los votantes duros) y más por pertenecer a la red de cualquiera de los partidos. Al despejarse esta incógnita, puede haber una supuesta gran sorpresa el día de las elecciones. ¿Usted es votante/red o elector/ciudadano?

[email protected]