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Columnas y artículos de opinión
Al Pie de la Letra
Economía a prueba
Raymundo Jiménez
29 de junio de 2012
alcalorpolitico.com
La última fuga de capitales y presión sobre el peso mexicano ocurrida en la coyuntura de un proceso electoral se dio en diciembre de 1994, al inicio de la administración del doctor Ernesto Zedillo Ponce de León, el último presidente de la República de extracción priista.
 
Pero ese llamado “error de diciembre” no tuvo que ver en realidad con el resultado de la elección presidencial aunque sí con la serie de magnicidios y otros sucesos violentos que sacudieron al país y obviamente impactaron el sistema financiero nacional a lo largo de ese turbulento proceso electoral, que en mayo de 1993 inició con la ejecución del cardenal tapatío Juan Jesús Posadas Ocampo; luego prosiguió en enero de 1994 con el surgimiento de la guerrilla chiapaneca, y continuó en marzo y septiembre de ese mismo año con los homicidios del candidato del partido tricolor a la Presidencia de la República, Luis Donaldo Colosio, y del secretario general del CEN del PRI, José Francisco Ruiz Massieu, ex gobernador de Guerrero y diputado federal electo.
 
En el 2000, cuando se dio la alternancia en el poder con el inobjetable triunfo del panista Vicente Fox, la economía mexicana se mantuvo estable al igual que seis años después pese a la polémica victoria del presidente Felipe Calderón, quien en el conteo de los votos superó con una diferencia de apenas 0.56% al perredista Andrés Manuel López Obrador, quien se resistió a reconocer el resultado oficial bloqueando con sus seguidores durante meses el Paseo de la Reforma en el Distrito Federal.
 
Por eso ahora existe cierta preocupación no sólo entre las autoridades electorales sino también entre los representantes de cámaras empresariales acerca del comportamiento post-electoral que pudiera adoptar el candidato del Movimiento Progresista si es que nuevamente es derrotado con un apretado margen en estas elecciones.
 
Ayer, convocados por el Instituto Federal Electoral, López Obrador y los otros tres candidatos presidenciales firmaron el Pacto de Civilidad, comprometiéndose a respetar la legalidad electoral y a reconocer los resultados avalados por el IFE y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, que será la última instancia que calificará y validará la elección del próximo Jefe del Ejecutivo federal.
 
Y aunque no se descarta que en caso de serle desfavorable el resultado de la elección el candidato de la alianza PRD-PT-Movimiento Ciudadano pudiera impugnar ante las instancias jurisdiccionales la validez de los comicios, hasta ahora no se advierte un conflicto post-electoral como el que encabezó en 2006 y que ahora sí pudiera desestabilizar la economía mexicana. Y es que hasta algunos de sus detractores reconocen que el López Obrador de este proceso electoral es muy diferente al que contendió seis años atrás y mandó “al diablo a las instituciones”.
 
Por eso fue muy sintomático que ayer la agencia calificadora Standard & Poor’s anticipara un escenario de tranquilidad económica y financiera independientemente de quien resulte ganador en las elecciones de este domingo 1 de julio.
 
“Independientemente del ruido político que pueda haber, los mercados y los mexicanos hemos podido separar el desempeño económico de la actividad política y eso es algo positivo”, señaló el director general de Standard & Poor’s México, Víctor Manuel Herrera.
 
El ejecutivo afirmó que no habrá mayor cambio en los mercados, aún cuando se llegaran a impugnar los resultados electorales o que inclusive la izquierda ganara la Presidencia de la República.
 
Entrevistado al término de su participación en el Foro 2012 Sectores Inmobiliario y de Infraestructura, organizado por el Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF), Herrera destacó que el factor principal de riesgo para el país proviene del exterior.
 
“De hecho, el huracán que está viniendo de Europa está pegando ya a la economía mexicana y a unos cuantos días de las elecciones los mercados están mostrando una atracción de capitales, estamos demostrando como país que logramos separar la economía del manejo político y eso es algo que da bastante confianza a los mercados internacionales”.
 
Agregó que el contagio de la crisis europea no sólo sería por el tipo de cambio, sino también por la disponibilidad de recursos y financiamiento para las empresas mexicanas, lo cual todavía no se observa, pero es un riesgo latente.
 
En este sentido, advirtió que el gobierno entrante enfrentaría un escenario más adverso, pues esos riesgos podrían comenzarse a materializar hacia la segunda mitad del año.
 
“Todo indica que sí se nos puede complicar por cuestiones externas el entorno económico hacia la segunda mitad del año y principios del año que entra. Existe la posibilidad de que afecte a la economía de Estados Unidos y definitivamente eso tiene un canal de transmisión directa en la manufactura en México”, expuso.
 
Sin embargo, aconsejó esperar a ver cuál es el impacto que pudiera tener la crisis europea sobre la economía de Estados Unidos, ya que mientras se mantenga con un crecimiento moderado, pero consistente, se puede esperar un desempeño positivo para México.
 
“La mejor manera de amortiguar cualquier escenario negativo es continuar con la disciplina macroeconómica que hemos experimentado en los últimos años, tener prudencia en las cuentas fiscales, tener un manejo de la política monetaria como lo ha hecho el Banco de México, ese es el mejor antídoto contra posibles ciclos económicos provenientes del exterior”, consideró.