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Columnas y artículos de opinión
El Melate y la esperanza
Guillermo H. Zúñiga Martínez
21 de julio de 2012
alcalorpolitico.com
La corrupción llegó a México con la presencia de los españoles. Desde entonces este país ha sido uno de los más dañados por esas influencias tan perjudiciales que nos dejo el mestizaje. Costumbres, actos, actitudes y la muestra de nefastas habilidades han hecho que nuestro país se destaque como uno de los más avanzados en materia de corrupción.
 
Es impresionante la lista de atracos y deslealtades que registra la historia rutinaria; muchos de los pormenores mueven a risa y otros a imitación. No faltan quienes compitan en las tranzas con orgullo de ser los mejores en esa aborrecida práctica. Bien, el desarrollo de la sociedad mexicana capta y enlista muchos actos caracterizados por la deshonestidad, por el robo, saqueo y engaño, lo peor es que la mayoría de esas conductas se saben, se notan y las leyes no se aplican, los que roban resuelven sus problemas familiares y se burlan de los ciudadanos y del derecho.
 
Estas líneas las escribo porque desde algunos ayeres, confiadamente he realizado un esfuerzo por adquirir el MELATE y cada miércoles por la noche me llena la esperanza de resolver varios problemas económicos y adquirir algunos bienes como producto de atinarle a esa succionada que nos muestran por las noches los encargados de verificar el sorteo. Cuando amanece el jueves y consulto los periódicos, me veo en la necesidad de resignarme y cobrar nuevos bríos para participar en esa rueda de la fortuna que, por los visto hace algunos días, no funciona, esta parada y los dineros de todos los incautos se van derechito a los bolsillos de los vivales que administran este negocio cruelmente oficial.
 
Sí, duele saber que nuestra sociedad da muestras cada día de no madurar, de querer enfrentar la solución de los problemas con base en las trampas, en los engaños, así lo hemos visto con sablistas de la iniciativa privada y también lo hemos constatado con falsos y abusadores servidores públicos que se clavan los dineros que el pueblo les confía a través de sus contribuciones. En todos lados se nota la corrupción y se aleja cada día más la posibilidad de enfrentar la vida con fundamentos éticos. Eso entristece y lastima, porque no es posible aceptar tanta falsedad, tanta ligereza para alcanzar satisfacciones que son producto de actos ilícitos perpetrados en contra de los mexicanos.
 
Sabemos que la inmensa mayoría de los mexicanos son honrados, sobran los ejemplos de ciudadanos que todos los días procuran prescribir lecciones cívicas y de cantidad de hombres y mujeres que laboran cotidianamente para satisfacer sus necesidades con base en el esfuerzo, en el trabajo y en el comportamiento cifrado en la verdad. Abundan también quienes desean despejar la mentira y apartarla de sus acciones y no faltan millones de compatriotas que se dedican a corregir y a dictar cátedra de lo que debe hacer un buen ciudadano, pero lamentablemente otros realizan actos criticables, reprobables, abominables y apartados de la prudencia que se debe observar en cada acción. Los malos ejemplos cunden, se multiplican y por ello nuestra sociedad ve enrarecidos su convivencia y lealtad a los principios que nos legaron nuestros antepasados.
 
La formación humana ha fallado, desde los hogares hasta los planteles escolares, lo que nos debe obligar a ser cada día mas sensibles para alejar los actos que provocan vergüenza y encontrar los medios para ser un compromiso nacional por la honradez y el mejoramiento colectivo a través de la sana convivencia y el reconocimiento entre pares cuando de conducta se trata.
 
Subrayo estas líneas porque no es posible que las autoridades terminen con las ilusiones de millones de mexicanos que se esfuerzan por jugar tan siquiera un número del MELATE, para que un grupo de ratas y sinvergüenzas aprovechen sus cargos y se lleven el dinero para su peculio engañando a los mexicanos de buena fe. Eso es francamente reprochable.
 
Era hermoso escuchar a muchos amigos decir que sus expectativas para superar algunos problemas económicos estribaba en tener un poquito de suerte y sacarse el MELATE, visión fantástica que ahora se esfuma porque no creo que haya un mexicano inteligente que vuelva a confiar en este juego diabólico que convierte a empleados en millonarios por la simple razón de que saben como defraudar a miles de paisanos que deseaban alcanzar una buena cantidad de dinero escogiendo algunos números y pagando un poco de salario para adquirir un boleto que los condujera hacia el éxito. Los empleados del MELATE mataron las ilusiones de los mexicanos.
 
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