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Columnas y artículos de opinión
El IPE: su misión y su visión
Helí Herrera Hernández
23 de julio de 2012
alcalorpolitico.com
Twitter:HELIHERRERA.es
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El fin del Instituto de Pensiones del Estado es asegurar que todos sus derechohabientes cobren puntualmente los emolumentos que su jubilación constitucional les asegura, así como otras prestaciones.

Para ello trabajaron por lo menos 30 años todos ellos, aportando durante ese término sus cuotas quincenales que le generaron ese derecho, que el Estado debe velar irrestrictamente su cumplimiento.


Lleva años el IPE siendo objeto de cuestionamientos de distintos sectores y personajes de la política veracruzana, respecto a la insolvencia para poder cumplir con sus obligaciones, que en mucho de los casos ha rayado en discusiones bizantinas, unos afirmando que no tienen los suficientes recursos, y del lado oficial manifestando lo contrario. Lo cierto es que hasta el momento, ningún pensionado se ha quedado sin recibir su cheque mensualmente y eso, al menos por el momento, es algo significativo.

Es claro que en la medida que los derechohabientes aumenten, las finanzas del Instituto enfrentarán una serie de retos para capitalizarse y desafiar el futuro con políticas públicas que no dependan exclusivamente de las cuotas o aportaciones gubernamentales, sino con ingresos extraordinarios que complementen los posibles déficits en que pudiera caer el IPE. Por ello, desde años atrás y con visión plantearon otros gobernantes la creación de empresas que le generaran utilidades a este organismo como lo fueron los hoteles Xalapa, Chachalacas y hasta el Tajín de Tuxpam, que si la memoria no me falla, éste último fue vendido a la iniciativa privada cuando en la época del Salinato todo se enajenaba.

Durante décadas los directores del IPE jamás se preocuparon por dichas empresas. Las convirtieron en refugio de personajes de la política que vivían y comían a expensas de los verdaderos propietarios: los derechohabientes. Fueron elefantes blancos que en lugar de generar ganancias producían pérdidas dado que dichos políticos allí instalados no pagaban absolutamente nada, y menos los visitantes del altiplano que venían a la ciudad capital del Estado a actos oficiales o políticos. Todo era cortesía de los gobiernos priístas a costillas de los trabajadores que pagaban puntualmente sus cuotas.


Se salvaron los hoteles Xalapa y Chachalacas de la vendimia pero no así de la negativa gubernamental de eficientizarlos, de volverlos negocio, y por varios sexenios siguieron siendo asiento de los políticos del régimen que se daban la “dolce vita” en ambos, hasta que el actual director Armando Adriano Fabre ha decidido emprender una cruzada por rescatarlos, por volverlos operativos, gananciosos, aceptando que para lograrlo debería de parar las prebendas (acción de suya peligrosa para mantenerse en el cargo dado que iba ser objeto de andanadas de todos los políticos que allí descansaban, comían y bebían con sus familias), y la segunda, que había que inyectarle recursos para hacerlos más atractivos para el turismo nacional e internacional.

De tal suerte que la semana pasada el director del IPE ya subido en ese ánimo, se reunió en el municipio de Ursulo Galván con los delegados de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales Manuel Molina, y de la Procuraduría Federal de Protección al Medio Ambiente, José Eduardo Silva para abordar lo referente a las auditorías ambientales para la certificación de ambos hoteles, ya que no solo le interesa a Armando mejorar la infraestructura y los servicios de ellos, sino la calificación de calidad y cuidado ambiental de ambos, que los posicionen en el mundo.

Él sabe que dicha certificación le traerá beneficios económicos a los dos hoteles, ya que muchos turistas los preferirán por la calidad de sus instalaciones, de sus alimentos, de sus servicios, o por la sana diversión que semana tras semana realizan con artistas, grupos y comediantes para todos los gustos.


Ya se observa, por el movimientos de huéspedes o visitantes a los distintos eventos allí programados, que las ganancias empiezan a fluir, no en beneficio del Director, sino de los miles de derechohabientes que por fin ven futuro en esos negocios, ya con el evento jeepero efectuado en el hotel chachalacas, con los extraordinarios planes para vacacionar en él, o con la exposición de pinturas en el hotel Xalapa, o con sus albercadas o shows de fin de semana.

Si a eso le suma que 19,980, de los 22,922 pensionados que tiene el Instituto de Pensiones del Estado quedaron exentos de pagar el Impuesto Sobre la Renta, por no ganar más de 26 mil 550 pesos, y los casi 3 mil 500 millones de pesos que el IPE tiene asegurado como reserva técnica, mucho tendrán que festejar todos ellos en este 60 aniversario del IPE.

Solo esperamos que en ese rumbo se mantenga el director del Instituto Armando Adriano Fabre (quien inclusive soporta 4 auditorías, algunas externas), porque solo de esa forma el IPE operará siempre con números negros, en beneficio de sus derechohabientes.