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Columnas y artículos de opinión
La mirada de los otros
¿La educación básica en México, un desastre? (2)
Tomás Rodríguez Pazos
26 de julio de 2012
alcalorpolitico.com
Sé que a muchos maestros les molestará la pregunta, pero hay evidencias reiteradas sobre los resultados negativos, generalizados, en este nivel integrado –preescolar, primaria, secundaria-. Desde que se inició la aplicación de la prueba PISA –OCDE- examen internacional que mide las habilidades de los estudiantes de 15 años para enfrentar la vida, los nuestros han ocupado los últimos lugares entre más de 40 países. Los maestros de preparatoria comentan: en Química y Física, no entienden cómo funciona el método científico; en Matemáticas, muchos no saben dividir, ni sacar porcentajes; en Literatura, no son capaces de leer un libro completo; en Ciencias Sociales, no les importa la historia, ni la solidaridad ciudadana.

Hay buenos maestros y escuelas en las ciudades y en el campo, pero la expansión del sistema educativo, sin políticas relevantes y de largo alcance arrasó con el maestro “artesanal” con la escuela local bien organizada. Saber la asignatura, cómo trasmitirla y aplicarla era un requisito indispensable, ser un directivo responsable ante la comunidad era lo menos que se esperaba de la autoridad escolar. Ahora tenemos un sistema masivo donde existen seis o siete niveles de mando en cada entidad federativa. Los perjudicados: Casi la cuarta parte de los mexicanos inscritos en el nivel básico –tan sólo en el 2012 fueron más de 26 millones-.

Los investigadores educativos han identificado desde hace tiempo causas atribuibles al sistema y a su entorno: la falta de una selección de los docentes a partir del conocimiento y no del patrimonialismo avalado por los sindicatos; la resistencia a una evaluación sobre la actualización permanente de todo el personal educativo; la ausencia de una política educativa que además de la cobertura –en este nivel casi del 100%- asegure la calidad en los programas, los recursos didácticos y la infraestructura física de las escuelas –cada cambio sexenal se tiran por la borda experiencias educativas exitosas- ; el exceso de programas complementarios que distraen el trabajo en el aula.


Por otra parte, la salud y la alimentación no son una garantía en nuestros niños, menos la cultura, las artes y la educación física. El uso de los medios de comunicación en casa: T.V., internet, juegos interactivos, el ocio, es un tiempo sin disciplina.

Hemos perdido –donde existió- la comunidad escolar en la que directivos, docentes, alumnos y padres de familia analizaban y resolvían los problemas de su escuela.

La educación por sí misma, no va a resolver el crecimiento económico del país –véanse los problemas de algunas naciones europeas- pero el desarrollo humano que debe aportar la educación básica a las mayorías es el cimiento de la equidad, la democracia y la movilidad social. Otorgar el acceso a la educación básica es una obligación del Estado y un derecho de sus ciudadanos. Por ello, es urgente detener el desastre que vivimos, antes de que se acabe la esperanza y la paciencia de millones de mexicanos.