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Columnas y artículos de opinión
Tierra de Babel
Lindo cuadro…
Jorge Arturo Rodríguez
26 de julio de 2012
alcalorpolitico.com
Es triste y lamentable que sólo tres de cada 10 docentes que respondieron el examen para el concurso de plazas magisteriales obtuvieron más de 60 aciertos de un total de 100 preguntas, como se informó en medios de comunicación y en el sitio oficial del Concurso Nacional de Plazas Docentes de la SEP. Lo cual significa que 70% de los profesores reprobó la prueba que mide sus habilidades y competencias para dar clases. ¿Andamos realmente mal? ¿O ya de plano estamos de la chingada?

Según dicen que de los 134 mil 704 maestros que el pasado domingo 15 de julio acudieron a las 292 sedes donde se aplicó el concurso, 94 mil 292 reprobaron el examen y solamente 40 mil 412 profesores lograron una calificación aprobatoria. Ah, pero eso sí, la SEP insistió en que el examen para concursar las plazas es una prueba para seleccionar a los mejores maestros y que por ello no puede tener criterios para calificar su desempeño. (El Universal/23 de julio/2012). ¡Ajá! O lo que es lo mismo, aquí no pasa nada, como en todo lo que hacemos mal en México, finalmente no pasa nada, tapamos el ojo al macho, que la vida siga igual… Y mientras nos vamos hundiendo en la mediocridad, por no decir que en la ignorancia frente a un mundo que avanza aceleradamente en conocimientos, tecnología y cultura.

Vivimos en un mundo, mucho más en México, donde parece que ya no importan los conocimientos, la ciencia al carajo, ni qué decir de las artes y las letras.


¿Alumnos y maestros tirados al traste? ¿O más bien, dedicados a la tele y las redes sociales? ¿O acaso sólo vamos impulsados, zombis que somos, por ganar al menos unos cuantos pesitos y ya? Porque, viéndolo bien, ¿qué oportunidades de trabajo existen? Incluso, ¿hay oportunidades? ¡Sálvese quien pueda!

Tal situación no es tan sencilla de resolver, influyen muchos factores que nuestras autoridades tendrán que plantearse y, desde luego, resolver. Una de ellas, la del tremendo sindicato del magisterio… ¡Qué tristeza me da!

Ya lo dijo José Saramago: “El sindicalismo está domesticado y ésa ha sido la gran operación del sistema capital [ista]: la domesticación. Y a la vez nos dice que somos libres, eso sí que es cruel”.


Lindo cuadro: sistema cruel; plazas hay pocas; sindicato domesticado; alumnos apáticos, sin ningún interés –¿pa’ qué, finalmente?; y una sociedad que sobrevive envuelta en nimiedades.

Dijera el escritor español Gonzalo Torrente Ballester, la enseñanza se ha puesto muy complicada, y uno ya no sabe ni qué enseñar, ni cómo enseñar, ni a quién enseñar.

Claro, toda proporción guardada, porque conozco a profesores chingones, de esos que dicen que siempre que enseñes, enseña a la vez a dudar de lo que enseñes, siguiendo a José Ortega y Gasset.


De cinismo y anexas

Pero no me pongo tan triste, y hay que aprender jugando, ¿no? Por eso les cuento que en cierta ocasión un profesor preguntó: “Dime Jaimito, ¿qué nombre se da a una persona que sigue hablando aunque los demás no demuestran interés?” Jaimito contestó: “¡Docente!”.

Y en otra ocasión, la maestra pregunta a los estudiantes si estudiaron para el examen. La maestra pregunta: “Jaimito, ¿estudiaste?” Jaimito, sin saber qué contestar, mueve la cabeza diciendo que “Sí” y que “No”, que “Sí y que “No”. La maestra enojada le pregunta: “¿Sí o no?”


Jaimito de nuevo le contesta con movimiento de la cabeza: Sí y no, sí y no.

La maestra cansada le hace la pregunta del examen de matemáticas: “A ver Jaimito, ¿cuánto es dos por dos?” Jaimito contesta: “¡Empate!”.

La maestra dice: “¿Cómo que empate? A ver, ¿cuánto es dos por uno? Jaimito le contesta: “¡Oferta!”


Ahí se ven.

Hasta la próxima
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