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Columnas y artículos de opinión
De Interés Público
Aires de cambio en Veracruz
Emilio Cárdenas Escobosa
30 de julio de 2012
alcalorpolitico.com
La imagen del gobernador Javier Duarte de Ochoa con los dirigentes de los partidos políticos y los coordinadores de los grupos parlamentarios en la LXII Legislatura del Congreso del Estado, en el marco de los acuerdos para la reforma electoral en Veracruz, ofrece una postal que no ha sido frecuente ver en los años recientes.

Es muestra de decisiones de fondo en la reorientación del ejercicio de gobierno, en la política interna, en su relación con las fuerzas políticas, en las formas de hacer política, en una nueva visión que buscaríahacer más fluido, eficaz y cercano a la gente, el ejercicio del gobierno.

Es notable, por su parte, la determinación de los dirigentes partidistas de hacer un esfuerzo conjunto de diálogo y concertación que ponga por delante los intereses de los veracruzanos por sobre las particulares visiones, orientaciones ideológicas o estrategias de competencia electoral.


La nota relevante es que se muestra que es viable, más allá de la lucha electoral, un escenario de concordia entre los actores políticos de la entidad y el gobierno.

La suscripción de un acuerdo en lo electoral, muestra de compromiso, madurez e inteligencia políticas, abre la puerta para avanzar en generar acuerdos en otras materias, pues sin arreglos políticos de poco sirve que se formulen previsiones y rutas para impulsar el bienestar de las familias, para fortalecer el aparato productivo o modernizar el marco legal que facilite el dinamizar sectores claves de nuestra economía, por citar ejemplos.

El déficit en el arte de tender puentes para buscar acuerdos y hacer política, para abonar a la gobernabilidad democrática que se requiere, parece que va quedando atrás.


Este acto, que ojalá sea el primero de muchos de ese corte, revela que es factible imprimir un nuevo sello en el estilo de ejercer el poder y representa la posibilidad de convertir una necesidad en virtud.

El diálogo es sin duda el mejor camino. Siempre es preferible buscar las coincidencias y escuchar, reconocer a la contraparte, al interlocutor, cuyas razones para disentir son válidas y necesarias.

Se puede estar unido en lo esencial, sin perder identidad o la forma, sin renunciar a convicciones ideológicas o afanes partidistas.


Los acuerdos en materia electoral así lo demuestran.

La política no puede prescindir de actos simbólicos que muestren que los políticos, legisladores y funcionarios públicos saben anteponer el interés colectivo.

La gobernabilidad que requiere Veracruz desde luego que implica la suma de voluntades para aceptar las reglas del juego democrático y dirimir las diferencias en su marco, siempre con base en los valores del diálogo, la tolerancia y el respeto al adversario, pero sobre todo requiere mirar al futuro, cerrarle el paso a los fantasmas del pasado y ajustar lo que se deba de ajustar.


La renovación en las prácticas y estilos de hacer política siempre es saludable. Los veracruzanos quieren un mejor gobierno, un gobierno moderno e inteligente, donde se rindan cuentas, una administración sin demagogia, populismo o desatención al ciudadano, que recuerde permanentemente que el servicio público es eso, y no espacio para el enriquecimiento o losintereses personales.

Lo que es un hecho incontrovertible es que los ciudadanos quieren un gobierno más democrático, cercano a ellos, en donde se asuma que los contrapesos y balances entre poderes son oportunidad para el dialogo respetuoso y la búsqueda de acuerdos sin excluir al otro.

Cuando se suma en la ecuación, democracia y eficacia, se suma la buena política y la buena técnica. Cuando se suma en la ecuación democracia y eficacia en el Estado hay gobernabilidad democrática. Cuando hay gobernabilidad democrática, hay legitimidad del gobernante, estabilidad política, confianza para la inversión productiva, hay armonía social y mejores condiciones para lograr progreso y desarrollo con justicia.


El encuentro de este domingo enseña que mucho de esto se puede y se quiere lograr. Para muchos observadores significa el punto de partida para reorientar las coordenadas del gobernar.

Se perfilan nuevos tiempos en el gobierno estatal y ya con los primeros cambios en el organigrama se empiezana sentir los efectos.

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