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Columnas y artículos de opinión
Espacio Ciudadano
El hartazgo y el malestar persisten…
Jorge E. Lara de la Fraga
8 de agosto de 2012
alcalorpolitico.com
 
“En estos momentos la lucha o cruzada es por la Nación;
lo que se antepone  es rescatar la dignidad del pueblo…”

No quería hablar más o comentar sobre las incidencias del proceso político – electoral presidencial del presente año, pero amigos, parientes y colegas me indican que la colectividad no puede permanecer al margen de tal suceso, máxime cuando alrededor del mismo muchos fuimos testigos de turbiedades, golpes bajos, descalificaciones, inducción al voto, inequidades, fraudes y compras de conciencia (antes y durante los comicios del primero de julio). Un conciudadano de edad madura me indicaba, con cierta ironía, que intervenir en unas elecciones “a la mexicana” es como asistir a un casino, donde los dados están cargados, los naipes tienen señales y la ruleta así como las máquinas tragamonedas son controladas electrónicamente para afectar al cliente, toda vez que la casa o el sistema – se dice proverbialmente – nunca pierde.

Es lamentable que las personas se sientan burladas o manipuladas en este inicio del tercer milenio, cuando se suponía que ya habíamos superado la época de las mapacherías y de las trapacerías del otrora partido hegemónico, pero ahora constatamos, con impotencia y rabia contenida, que el dinosaurio y sus secuaces siguen ahí, imperturbables, para continuar su labor depredadora. La generalidad de la ciudadanía “no se traga” la versión oficialista de que todo fue impecable y que el ganador indiscutible fue el favorito permanente de las encuestas. Más allá de lo que dictaminen los órganos legales jurisdiccionales, el pueblo sabe que esas elecciones no fueron transparentes y libres y que el sufragio se corrompió escandalosamente. El ciudadano común califica a ese voto comprado, coaccionado, falsificado o robado, como un voto secuestrado. A todas luces es censurable que cualquier individuo o grupo se aproveche de la miseria o de la pobreza de sus congéneres para agenciarse sus conciencias y sus voluntades.


Cuánta razón tenía Juan Jacobo Rousseau, el ilustre pensador francés, cuando externó: “Para que la democracia subsista es indispensable que ningún ciudadano sea tan opulento como para poder comprar a otro, ni ninguno sea tan pobre como para que se vea obligado a venderse…” Ese mensaje que nos llega del pasado encuentra su materialización lamentable cuando – a manera de ejemplos – se hicieron evidentes las tarjetas de Monex y de Soriana, sin dejar de lado los múltiples obsequios económicos y materiales de que hizo gala ese partido tricolor y sus satélites, atados indisolublemente  a las rutinas cavernícolas y antidemocráticas.

Algo es rescatable en el marco de este maremágnum de acontecimientos sociales y políticos: ello es la aparición de los grupos juveniles que le apuestan al cambio y que se sitúan con independencia de criterio y se ubican más allá del proceso público de este año. Esos contingentes frescos y renovadores están contra el monopolio de los medios electrónicos de comunicación, contra la manipulación informativa y en resistencia plena a la imposición de un personaje como presidente, por parte de los grupos empresariales. Por más que han tratado de desprestigiar esa lucha juvenil digna los personeros del régimen, se han estrellado hasta ahora con un vigoroso muro, en razón de su firmeza de principios y de sus inteligentes estrategias.

Para esos enjundiosos muchachos de #Yo Soy 132, renuentes al manejo tendencioso y burocrático del proceso comicial, las calles les ofrecen horizontes de realización cívica. Dialogan con las personas, obtienen testimonios de las felonías perpetradas, captan la problemática existente. Se guían por los principios rectores de la certeza, legalidad, independencia, imparcialidad y objetividad. Para ellos la realidad nacional no está en las pantallas ni se refleja en las notas de la prensa oficiosa. Ese movimiento pujante se ha dado a sí mismo sus propias normas, sus formas de gobierno, sus mecanismos de representación, sus demandas y su plan general de acción.    


Por lo pronto un servidor, elemento con 7 décadas de existencia, para nada anhela ser cómplice por omisión y por ello seguiré señalando las situaciones aborrecibles y estaré muy atento al fallo del Tribunal Electoral, el cual deberá sustentarse en la Constitución, en las pruebas presentadas y en las imágenes múltiples donde se plasma con objetividad el activismo y la movilización sombría en favor de la causa del ex – gobernador del Estado de México.