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Columnas y artículos de opinión
Al Pie de la Letra
Olimpiadas politizadas
Raymundo Jiménez
14 de agosto de 2012
alcalorpolitico.com
Nunca como ahora, unos Juegos Olímpicos se habían politizado tanto en México.

Así, por ejemplo, este sábado 11, en medio de la euforia nacional por el inobjetable triunfo de la selección olímpica mexicana de futbol sobre el representativo de Brasil, el comentarista del canal deportivo de la TV estadounidense ESPN, Barak Fever, preguntó socarronamente en su cuenta de Twitter (@barakfever) : “¿El México maduro, triunfador, responsable, el del sí se debe, el de Perú 2005 y Londres 2012, es el mismo México que volvió al PRI?”.

Por su parte, el ex futbolista regiomontano Roberto Gómez Junco –quien coincidentemente el pasado fin de semana anunció sin ninguna explicación su separación de Grupo Televisa donde comentaba y narraba los partidos de futbol de manera muy serena pero crítica– tuiteó puntilloso también este mismo sábado: “Ojalá fuera Tena en lugar de Peña”, refiriéndose al victorioso director técnico del seleccionado mexicano y al candidato del PRI a la Presidencia de la República, cuyo triunfo electoral está siendo duramente cuestionado.


Pero el ex jugador de Los Tigres de la Universidad Autónoma de Nuevo León y el comentarista deportivo de ESPN no fueron los únicos en aludir al conflicto post-electoral que actualmente mantiene a México en la incertidumbre política y ha puesto en duda la funcionalidad del sistema democrático y de las instituciones electorales del país.

El periodista de origen mexicano Jorge Ramos Ávalos, por ejemplo –quien es considerado por la revista Time uno de “los 25 hispanos más influyentes de Estados Unidos”, que ha ganado ocho premios Emmy y el prestigioso María Moors Cabot otorgado por la Universidad de Columbia; que desde 1986 conduce el Noticiero Univision en la TV norteamericana, es autor de “Morir en el Intento” y de otros seis libros más, y cuya columna la distribuye el New York Times Syndicate a decenas de diarios en el hemisferio–, publicó el domingo pasado un artículo demoledor titulado “Ganar con trampa”, en el que desde la ciudad de Londres hace la siguiente reflexión:

“Los Juegos Olímpicos son el mejor ejemplo de un sistema que castiga, y duro, a los que hacen trampa. En cambio, el sistema electoral en México no sólo permite sino que hasta premia con la Presidencia al que hace más trampas. Es decir, Enrique Peña Nieto, con las tácticas que utilizó para ganar en las pasadas elecciones presidenciales en México, no hubiera pasado ni la primera ronda en los Juegos Olímpicos de Inglaterra.


“Las reglas en los Juegos Olímpicos son brutales. Y así deben ser. En el estadio de atletismo vi cómo una corredora de 400 metros con vallas fue descalificada después de una salida en falso. Una sola. A los jueces no les importó que haya pasado la mitad de su vida entrenándose para esa carrera. Y a los saltadores con garrocha los sacaron de la competencia tras fallar en su tercer intento. Todos hubieran querido otra oportunidad pero no se las dieron. Nadie se quejó de los resultados finales porque las reglas fueron parejas para todos.

“Esto no ocurrió en las elecciones presidenciales en México. Está claro que el Partido Revolucionario Institucional (PRI) no estaba seguro de que su candidato, Peña Nieto, podía ganar limpiamente en las elecciones. Por lo tanto, entregó tarjetas de débito y de compras a votantes (para influir en su decisión) y su candidato gastó decenas de millones de dólares durante años para promover su imagen por televisión. Ahí están las miles de tarjetas y los comerciales de televisión para probarlo.

“Peña Nieto ganó con muchas trampas. Aunque jamás sabremos si todas esas trampas fueron determinantes en el resultado final de la elección.


“Hay que decir, también, que no entiendo por qué el candidato de la izquierda, Andrés Manuel López Obrador, continuó en una contienda si él sabía que era dispareja. Tampoco tiene mucho sentido cuestionar las votaciones presidenciales pero no las otras, al Congreso, que ganaron sus compañeros de partido. Pero, como quiera que sea, hoy es imposible saber quién hubiera ganado sin trampas. Por eso López Obrador y sus seguidores tienen todo el derecho a quejarse.

“Esto nos obliga a los periodistas independientes a la inevitable tarea de cuestionar los resultados e investigar las trampas. Insisto; no es una cuestión partidista, es una cuestión ética. Si López Obrador, Josefina Vázquez Mota o Gabriel Quadri hubieran ganado de manera ilegítima, tendríamos que poner en duda sus estrategias de campaña de la misma manera que hoy hacemos con Peña Nieto.

“La gran tragedia de los periodistas que aplauden los resultados en lugar de cuestionarlos es que nadie les cree. Y en este negocio la credibilidad es todo. El periodista que calla pierde la calle y el respeto.


“Dudo mucho que el Poder Judicial en México tome una decisión correctiva, ejemplar e histórica en este caso. ¿Desde cuándo los jueces y los tribunales en México han actuado con independencia de partidos, Congreso y Presidencia? Va a ser delicioso –y trágico– escuchar los argumentos del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, a más tardar el 6 de septiembre. Pero algo raro pasó con el financiamiento de esta elección y nadie terminará en la cárcel. Impunidad, otra vez.

“El único consuelo que queda, por ahora, está en decir la verdad hasta que duela. Así como todos sabemos que Carlos Salinas de Gortari ganó la Presidencia, en 1988, con un fraude mayúsculo y que Ernesto Zedillo entró a Los Pinos, en 1994, tras el asesinato de Luis Donaldo Colosio y el subsecuente dedazo de Salinas, así también quedará marcado el nombre de Peña Nieto como el candidato que compró la Presidencia o, más bien, la prepagó con módicas cuotas.

“Me preocupa muchísimo que eche raíces la terrible idea de que ganar la Presidencia con trampas, aunque no hayan sido totalmente comprobables y determinantes, está bien porque todos los partidos lo hacen, porque los mexicanos somos así y porque nuestra democracia aún es muy joven e imperfecta. Esto sería decir que la trampa es lo normal en México. Y esto nos podría condenar a otros 71 años de soledad y autoritarismo.


“Aquí en Londres tengo esa maravillosa certeza de que han ganado los más rápidos, los más fuertes y los más talentosos. Y eso contrasta con la terrible percepción de muchos mexicanos de que en las pasadas elecciones presidenciales ganaron los tramposos.”

No falta decir más.