icono menu responsive
Columnas y artículos de opinión
Erasmo Meza Rivera
Guillermo H. Zúñiga Martínez
18 de agosto de 2012
alcalorpolitico.com

Hace aproximadamente un mes viajé a Tantoyuca. Al llegar a esa joya cultural de la Huasteca, lo primero que hice fue visitar, en su hogar, a don Erasmo Meza Rivera, conversamos ampliamente; a sus noventa años estaba lúcido, tranquilo, a pesar de que dos años atrás había sido sometido a una operación de columna, de la cual jamás se recuperó. Vivía sentado, ya no salía de su recámara, la aplicación cotidiana de suero le era indispensable. Rememoramos cuando él fue Presidente Municipal de Tantoyuca y, quien esto escribe, Director General de Educación Popular; vinieron a la mente recuerdos gratos en materia educativa, porque evoqué el último Congreso Nacional de Educación celebrado en Veracruz en 1975 y del cual surgió la idea de crear el Centro de Estudios Superiores de Educación Rural, fundado en la congregación de Acececa del municipio mencionado.

Como resultado de las conclusiones de Villa Emiliano Zapata, se transformaron los Centros de Iniciación Pedagógica ubicados en Los Reyes, Carrizal y Acececa. El CESER dio perfil profesiográfico a los alumnos marginados de esos planteles. Recordé su generosidad cuando planteó ante el H. Ayuntamiento de Tantoyuca la necesidad de dotar de terrenos a la nueva escuela. Erasmo se sentía partícipe de la existencia de esta escuela formadora de maestros, lo cual siempre me dio mucho gusto. En su morada, me mostraba fotografías de cuando era joven, con su traje militar; de todos es sabido que era el héroe veracruzano que se enlistó para participar en la segunda guerra mundial.

El heroico Escuadrón 201, fue una agrupación de la Fuerza Aérea Mexicana; el Presidente Manuel Ávila Camacho lo mandó a combatir durante esa conflagración irracional que llevó a Hitler a convertirse en uno de los más grandes asesinos de la historia.


En esa época, Estados Unidos practicaba la política del buen vecino y persuadió al gobierno mexicano para que apoyara las causas de la democracia.

A principios de 1942 los botes-U de Alemania dinamizaron su actividad y profundizaron sus operaciones para influir en la costa atlántica de Estados Unidos y en el golfo de México. Es precisamente en esas fechas cuando dos buques petroleros mexicanos son atacados y hundidos por submarinos germánicos, lo que hizo que la Cámara Alta del Congreso de la Unión y el mismo Presidente de la República declararan la guerra a los poderes del eje. Con base en el acuerdo de la Cámara de Senadores, el 29 de diciembre de 1944 se aprobó enviar tropas a la zona de conflicto y dentro de esos soldados que lucharon por la paz figuró, de manera destacada, el joven huasteco Erasmo Meza Rivera, quien junto con más de 300 elementos actuó para lograr la liberación del archipiélago de las Filipinas, nación cuyo idioma original era el español. El Escuadrón 201 participó esforzadamente en la segunda guerra mundial.

El pasado martes 14 de agosto volví a Tantoyuca; en las goteras de esa ciudad solicité que me condujeran hacia el domicilio de mi evocado amigo; entré por el camino de terracería, crucé el pequeño bosquecillo que conduce a su casa y desde ese preciso momento advertí la soledad, el abandono, la ausencia…


Tuve la oportunidad de conocer a su esposa, a quien él llamaba siempre Doña Meche, y cuando ella abandonó este mundo, el concierto de trinos que ofrecían los pajarillos cada atardecer, cesó. Curiosamente no volvieron a cantar y ahora que partió Erasmo, la casa tiene color de tristeza, hay una oquedad que alguien, no sé quien, tiene que llenar porque el héroe huasteco era un trabajador natural, le encantaba participar en las actividades sociales, había terminado su preparatoria en su época juvenil y buscado estudiar para maestro, lo que logró con excelentes resultados.

Lo que más le interesaba era la política, razón por la cual fue Presidente Municipal, diputado local, dirigente ganadero y promotor del progreso de su pueblo. Lo que hoy deseo destacar de él es la sencillez y principalmente la rectitud que mostró en el manejo de los dineros públicos; lo que logró en vida le costó trabajo, entrega, privaciones, pero siempre estuvo al lado de su familia, de sus hijos y nietos. Las labores que realizaba como productor agrícola y ganadero en el rancho que lleva el nombre del escuadrón al que perteneció y que se ubica en el camino que conduce de San Sebastián a Chicontepec, fueron una muestra de lo que puede hacer un hombre que se dedica a cumplir con su deber .

Su sepelio fue muy concurrido, hubo tristeza y añoranza, porque el huasteco sin vicios que dedicó su esfuerzo al mejoramiento de Tantoyuca, había partido después de nueve décadas de historia. Desde esta ciudad capital, los amigos que siempre cultivó deseamos con toda sinceridad que descanse en paz un hombre de palabra y honor.


[email protected]