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Columnas y artículos de opinión
La transición de Peña
Uriel Flores Aguayo
7 de septiembre de 2012
alcalorpolitico.com
Después del resolutivo del Tribunal electoral, deficiente y apresurado, Peña nos presenta su equipo de trabajo para la transición sexenal; es solo eso, la parte operativa de un relevo administrativo. Se puede opinar al respecto, ver reacomodos y tendencias, la verdad es que resulta obvio que Peña está acomodando a su gente de confianza y pagando algunas facturas. Ahí están sus apoyos principales y los prospectos de cargos relevantes. Es significativo que los criterios clásicos sean los de cuates y cuotas, muy al estilo nacional. Por razones de estrategia se ha buscado darle una relevancia desproporcionada a la inclusión de la señora Rosario Robles, presentándola como un rasgo de pluralidad y apertura, insistiendo en su condición de ex-perredista; es curioso que esa condición sea la que justifica su presencia en el grupo de Peña.

La transición es administrativa, en lo fundamental, fuera de colores y estilos, no se debe esperar gran cosa de esta nueva alternancia presidencial. Transición no es, podría hablarse de otra etapa, pero los intereses creados y los poderes fácticos no están pintados, se han fortalecido de tal manera que, hoy por hoy, ellos fijan la agenda nacional, disponen de las elecciones a su modo y se apoderan de las instituciones, incluyendo la presidencia.

Ante ese panorama difícil y peligroso, con todo y triunfalismo Peñista, queda la resistencia y la inconformidad. Siendo pacíficas las inconformidades deben verse con simpatía, como un derecho, sanas, normales y, en sentido democrático, hasta obligatorias. El panorama es complicado, está por verse la estatura real de Peña, si será hombre de estado o no, difícil por lo que se le ha visto. En tanto, él a lo suyo y el pueblo a lo propio.


La agenda compartida que promueven Peña y Calderón, acordada o no, es limitada y confusa: lo del saliente, laboral y cuentas, porque ya se va, está más ocupado en despedirse que en avanzar en algo concreto u útil para el país; la del entrante, por que presenta tres puntos que no van al núcleo de nuestros verdaderos problemas, ligeros, de esos que más bien parecen cortinas de humo, da la impresión que, en esos y otros temas, Calderón, quiere dejarle las cosas resueltas o avanzadas a Peña, en un intento de restarle cualquier costo político.

Por lo menos ellos evidencian acuerdos estrechos, lo cual hace suponer que sus pactos anteceden a las elecciones e influyeron en los resultados. La oposición de la izquierda, con su líder principal a la cabeza, está ante un auténtico dilema: si no hace nada o es tibia, el pueblo dirá que se “vendió”, pero si es altisonante, radical y dura, se le viene encima el linchamiento mediático. Son tiempos difíciles, de grandes retos para la izquierda mexicana, va a requerir mucha paciencia, unidad e inteligencia para encontrar su lugar en esta coyuntura sin caer en el oportunismo ni aislarse.

Recadito: La gente se pregunta que habrá en el Orfis que medio Veracruz quiere estar ahí.


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Xalapa, Veracruz., a 6 de Septiembre del 2012