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Columnas y artículos de opinión
Desde Zimpizahua
Vivencias con el gurú Estrada
Joaquín Alcántara Hernández
10 de septiembre de 2012
alcalorpolitico.com
Ante el hecho de ver tantas interesantes publicaciones vía Internet sobre el Gran Gurú Doctor JOSE MANUEL ESTRADA VAZQUEZ, veo más cerca mi compromiso de escribir las vivencias que tuve con ÉL en su estadía en este lugar. Infinidad de anécdotas y enseñanzas de este HOMBRE de DIOS. Lo escribo con todo mi amor y respeto a ese Ser Humano que nos hablaba de papá Dios. Lo recuerdo desde aquel día inolvidable cuando llegó por primera vez y corrimos a saludarlo todos los chiquillos que jugábamos en el patio. ¡Vaya! que nos impresionó con su ropa blanca, su capa, su barba y su pelo largo... Yo hasta creí que era mi abuelito porque mi madre así me lo había descrito, más no con ese ropaje pulcro, ni con esa personalidad arrolladora.

Llegó a esta Hacienda en un Chevrolet modelo 52, lo recuerdo muy bien, era color verde y corría entonces el año de 1958. Quien lo trajo había sido soldado de la revolución armada y había estado bajo las órdenes del Mayor de caballería del Primer Ejército Constitucionalista, Joaquín Alcántara Tolentino. El caso es que, antes, este soldado ya le había escrito al Mayor algunas cartas donde le hablaba del Gran Gurú y de su deseo de presentárselo. En sus cartas entre otras cosas le había dicho: “Mi Mayor, no lo vaya a confundir con esos farsantes que en nombre de Dios esquilman y explotan a la gente”. Ese soldado le había explicado también de su necesidad de encontrar un lugar seguro y aislado donde pudiera hacer su retiro espiritual. Ese soldado se llamó Vicente Licona y fue quien lo trajo hasta este lugar. Venía también una gran mujer, Carlota Castañeda de Estrada, su esposa.

Preguntaron por mis padres pero no se encontraban, fuimos puros chamacos quienes lo recibimos, yo tenía 11 años de edad. Hágame favor. ¡Qué impresión inolvidable nos causó a todos los chiquillos que tuvimos la fortuna de recibirlo!


El Gurú se puso a jugar con nosotros y nos hacía muchas preguntas en tanto llegaban mis padres. ¡Que capacidad de entendimiento con los niños! Al poco rato llegó mi señor padre y los presentó el saldado Licona. Estrecharon sus manos y enseguida se dieron una serie de saludos, palmadas y abrazos cuando, de pronto, mi padre asombrado se le cuadró haciéndole un saludo castrense al momento que le decía: ¡¡MAESTRO!! Con voz imperativa como militar que era: “¡¡Es usted mi Maestro, llega usted a su casa, tome posesión de ella!!". Así fue el encuentro entre el Mayor y el Gurú. Años después me enteraría que se habían reconocido como hermanos masones; solo que el Gran Gurú ya tenía el máximo grado de esa filosofía, razón por la cual mi padre lo reconoció como tal, toda vez que mi padre iba a ‘medio camino’ de esa filosofía de la masonería. El Gurú, antes fue también sacerdote y también perteneció a la orden de los Rosacruces… en fin… ¿Qué no dominaba?... ¡Todo!

Estas líneas solo son el inicio de una larga, hermosa e increíble historia que marcó mi vida... y algo me impulsa a compartir con usted esas vivencias; de hecho, crecí y pase mi adolescencia con ese guía; pero, al fin chamaco, no aquilataba todo el caudal de enseñanzas que él daba y explicaba en sus múltiples charlas como él las llamaba. Entre tantas cosas decía que para cambiar al mundo debemos primero cambiar nosotros. No es válido siquiera intentar corregir a los demás, cuando no hemos sido capaces de corregirnos nosotros mismos, válgase la redundancia. Una frase a este respecto reza: No me juzgues por el solo hecho que mi pecado es diferente al tuyo.

Por cierto, ese día que llegó llovió bastante después de largos meses de sequía que amenazaba con perderse la cosecha. Ahora, diariamente mantenemos encendido el Fuego Sagrado, tal como él nos lo recomendó. Ahí esta encendida esa lámpara cuyo humo formó su figura en la pared. Y fue el MAESTRE ESTRADA el primero en descubrirla el mismo día que ya se iba de este lugar... allá por el año de 1976.


Recuerdo su propio asombro cuando la descubrió. Luego todos estuvimos observándola. Entonces mandó llamar al Mayor Alcántara, mi padre, para preguntarle si no tendría inconveniente que esa figura se quedara ahí; a lo que de inmediato el Mayor le contestó: "¡Ningún inconveniente Mi Maestro!, esa figura y este lugar no se tocan". Después, el Maestro Estrada dijo: "Esa lámpara no me la llevo, esa lámpara aquí se queda; manténganla encendida". Y así es hasta la fecha, mis hijos y este servidor cuidamos que siempre este encendida.

Recuerdo que fue él mismo quien colocó esa lámpara en una esquina donde actualmente permanece. Ahí se conserva intacta formando por la noche interesante simbolismo con las figuras de su sombra.

Así proseguiré poco a poco narrando infinidad de vivencias de acuerdo a como vayan llegando a mi mente. Por hoy, es cuanto. Vaya un saludo fraternal desde esta Hacienda Zimpizahua para todos quienes le conocieron: Por cierto, este lugar fue la 'cuna' de la GRAN FRATERNIDAD UNIVERSAL en México, y donde además, dijo el Gurú con su sonrisa inseparable: "Todo aquel que traiga una cruz del Acuarius en su pecho, será el ‘boleto’ de entrada para ver esta figura" y sonreía ese HOMBRE DE DIOS contento como siempre.


Vaya que me emociona el solo recordarlo. Hoy, ya con mas de medio sigo de edad encima, no puedo creer que me cargaba siendo niño para meterme a la regadera de agua fría porque yo no quería... jajaja, ¡Qué recuerdos por Dios!... bañarse con el agua en estado natural es parte de la disciplina de los yoguis. Él eso era. Y mire usted, nunca imaginé que al paso de los años tendría el honor de ser su ‘chofer’ y llevarlo a dar sus conferencias a la Universidad, a la televisión o a la radio… en fin… hasta en lugares abiertos daba sus charlas como les llamaba él. La gente se arremolinaba, lo quería ver de cerca. Impresionaba con su fuerte personalidad. En esa época ni me imaginaba tampoco, que escogería a Coatepec para que aquí fuera la Sede Mundial de la Gran Fraternidad Universal. “El Cerro de las Culebras” tiene un profundo simbolismo y precisamente ahí esta el Ashram, (colonia de yoguis)

Bien, para terminar por ahora, recuerdo cuando en la época de las posadas tocaba su 'cuatro' venezolano e íbamos todos los chiquillos cantando villancicos con él en todas las casas... Nos hablaba de Jesús, de su nacimiento y del simbolismo de los Reyes magos. Pero repito, será poco a poco que iré narrando todo cuanto me tocó vivir al lado de ese Señor que de manera sencilla, lógica y con sentido común nos convencía de la sublime presencia de Dios. Hoy, fue un indescriptible placer compartir con usted, gentil lector, estas hermosísimas e interesantes vivencias al lado de un Gurú, es decir, un Disipador de tinieblas, eso quiere decir Gurú. De esta forma sintiendo el explosivo y alegre ambiente septembrino, a todo pulmón gritamos ¡VIVA MEXICO SEÑORES! AJÚA!!!...