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Columnas y artículos de opinión
Al Pie de la Letra
Buganza
Raymundo Jiménez
18 de septiembre de 2012
alcalorpolitico.com
Luego de la tragedia priista en el distrito electoral de Córdoba –donde el PRI perdió el pasado 1 de julio la diputación federal a pesar de que el PAN postuló a una candidata débil que prácticamente no hizo campaña ni contó con los cuantiosos recursos financieros del abanderado tricolor–, en la cúpula gobernante y del Comité Directivo Estatal del Revolucionario Institucional, tras un meticuloso análisis de las causas de la dolorosa derrota, se han dado a la tarea de revisar las debilidades y fortalezas de sus mejores prospectos para asegurar en los comicios de 2013 el triunfo rotundo en la disputa de la alcaldía y la diputación local en el terruño del gobernador Javier Duarte de Ochoa.

En Palacio de Gobierno y en el CDE del PRI no quieren que en la sucesión municipal del año entrante se repita la misma historia de hace tres meses, en la que Francisco “Paco” Cessa Servín –“Poco Seso”, lo motejaron sus detractores en Córdoba–, perdió el distrito electoral que en 2009 había ganado el gobernador Duarte con la más alta votación de todo el estado.

Por esa razón, dicen, es que hasta la fecha el titular del Poder Ejecutivo del estado no le ha concedido audiencia a su amigo de la infancia, al cual había incorporado a su gabinete en diciembre de 2010 como subsecretario de Ganadería de la Secretaría de Desarrollo Agropecuario, Rural, Forestal y Pesca (Sedarpa).


Luego de los portazos recibidos en Xalapa, Cessa Servín, hijo del ex alcalde Bernardo Cessa Camacho –muy cercano al ex gobernador y ex senador Dante Delgado Rannauro, líder fundador del partido Convergencia y que ahora se denomina Movimiento Ciudadano–, tuvo que aceptar la invitación del alcalde cordobés Francisco Portilla Bonilla, quien lo designó director de Desarrollo Social, cargo que asumió hace apenas dos semanas.

Paco Cessa sustituyó a la ex diputada local del PRD, Rosalinda Huerta Rivadeneyra, quien fue reubicada en la Dirección de Protección Civil en lugar de Jorge García Pérez, que a su vez asumió el cargo de inspector general de la Policía Municipal en sustitución de Hermilo Vargas, el cual quedó a disposición de la Secretaría del Ayuntamiento.

Este movimiento en la estructura del gobierno cordobés hizo suponer erróneamente que la incorporación del ex candidato del PRI a diputado federal era para proyectarlo para la sucesión municipal, pero la especulación fue parada de inmediato por el propio alcalde Portilla, quien sabe que Cessa Servín no es considerado en la alta esfera del poder priista para sucederlo.


Esta situación ha dado pie a una serie de rumores acerca de que el ingeniero Gerardo Buganza Salmerón debería ser el candidato del PRI para asegurar el triunfo en la elección municipal de 2013, cuando el secretario general de Gobierno ha sido el más respetuoso de las aspiraciones políticas de otros miembros del gabinete que sí pretenden ser postulados a la presidencia municipal, como serían los casos del secretario particular del gobernador, Juan Manuel del Castillo González, y el secretario de Trabajo, Previsión Social y Productividad, Marco Antonio Aguilar Yunes.

Ha trascendido, además, que desde que asumió en diciembre de 2010 la Secretaría General de Gobierno, el compromiso de Buganza con el gobernador Duarte fue cumplir leal y responsablemente con el alto cargo que le confería y que jamás se distraería en proyectos futuristas de índole electoral.

Buganza, quien en 2004 fue candidato del PAN a gobernador y en 2010 volvió a buscar la misma candidatura del partido blanquiazul –la cual le fue arrebatada por Miguel Ángel Yunes Linares con el apoyo del presidente Felipe Calderón–, ha sepultado para siempre sus aspiraciones por gobernar al estado, lo que le ha permitido en este sexenio operar políticamente sin intereses ni distracciones personales o de grupo sino sólo para la causa del jefe del Ejecutivo estatal.


De hecho, con base en los resultados de las recientes elecciones federales, Buganza demostró ser el mejor operador político del gobernador Javier Duarte.

De manera directa, el secretario de Gobierno maniobró para recuperar los distritos electorales más complicados del norte de estado y que de antemano algunos líderes priistas daban por perdidos.

Uno fue el distrito de Pánuco, donde fue postulada la alcaldesa Zita Pazzi Maza –una pésima candidata que ni siquiera supo cómo ganó aunque ella se atribuyó después todo el mérito–, y otro fue el de Tantoyuca, el principal bastión del PAN controlado desde hace dos sexenios por el grupo caciquil del alcalde Joaquín Rosendo Guzmán Avilés.


Pero además Buganza coadyuvó en parte en los distritos de Martínez de la Torre, Xalapa-Rural, Cosoleacaque, San Andrés Tuxtla y Coatzacoalcos, en donde el PRI salió triunfante.

Con estos resultados, el ex candidato del PAN a gobernador parece haber conjurado también los recelos de los grupos priistas que originalmente se incomodaron por su nombramiento en la Secretaría de Gobierno.

A casi dos años de haber iniciado esta administración, Buganza se ha consolidado no sólo como el más duartista de los duartistas sino como el mejor impulsor de los programas de este sexenio al mantener la gobernabilidad en el estado.


Por su productividad, atención a la agenda ciudadana y solución a problemas y movilizaciones sociales que implican a los tres niveles de gobierno, así como por su intervención directa en la solución de la mayoría de los conflictos en la dependencias del resto del gabinete, el ex senador y ex diputado federal ex panista se ha erigido en el colaborador más confiable del gobernador Duarte de Ochoa, al interpretar y cumplir cabalmente los compromisos e indicaciones emitidas por el jefe del Ejecutivo estatal.

De ahí la duda más que razonable acerca de si al mandatario veracruzano le convendría sacrificar a este ingeniero de la operación política estatal por resolver un simple asunto de coyuntura electoral municipal, en el que además Buganza podría contribuir a su solución sin necesidad de sacrificarlo como candidato.