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Columnas y artículos de opinión
Al Pie de la Letra
Xalapa, la bella
Raymundo Jiménez
19 de septiembre de 2012
alcalorpolitico.com
Aducir que la debacle electoral priista en el décimo distrito electoral federal conocido como Xalapa-Urbano se debió sólo a la postulación de un candidato con una fuerte carga negativa como el ex procurador Reynaldo Escobar Pérez, sería una lectura parcial y equivocada de lo que realmente motivó al electorado xalapeño a votar masivamente en contra del PRI el pasado 1 de julio.

Ciertamente, la imagen del ex secretario de Gobierno, quien el sexenio anterior se dedicó a cultivar su relación personal con altos mandos del Ejército, era tan mala que hasta corrió la versión de que su candidatura habría sido cuestionada por algunos jefes de la Marina Armada de México, cuyo secretario, el almirante Mariano Francisco Saynez Mendoza, recibirá este miércoles 19 un justo reconocimiento del gobierno del estado por las acciones que ha encabezado en Veracruz en contra de la delincuencia organizada.

Sin embargo, poco se ha dicho de la influencia adversa que la administración municipal de la alcaldesa Elízabeth Morales García pudo haber abonado también para generar ese abultado voto de castigo que desplazó al actual partido gobernante hasta la tercera fuerza electoral.


Y no tanto por las fricciones políticas personales que, se sabe, se han venido dando entre Escobar Pérez y la señorita Morales desde la víspera de la sucesión municipal de 2010, sino por la calificación negativa que la ciudadanía xalapeña le ha fincado a la presente administración priista del ayuntamiento capitalino.

Hace un par de años, a diferencia del gobernador Javier Duarte de Ochoa que perdió las votaciones en Xalapa, Elízabeth Morales arrasó en las urnas con alrededor de cien mil sufragios, producto de su popularidad ganada a través de sus programas de radio y televisión en apoyo a las clases sociales más desprotegidas. Sin embargo, en estos 21 meses de su gobierno, las expectativas de una gestión municipal innovadora, eficaz y con obra sin precedente se han visto incumplidas, lo que obviamente menguó su bono democrático.

Xalapa, a pesar de ser la capital del estado, no ha tenido hasta ahora el desarrollo que sí han mostrado en tiempo récord otras cabeceras municipales como Orizaba y el puerto de Tuxpan, cuyas imágenes e infraestructura urbanas han sido transformadas radicalmente en los últimos cinco y dos años, respectivamente, merced a ediles también priistas pero más visionarios y eficaces.


En la actualidad, la capital veracruzana ha cobrado mala fama por ser una ciudad sucia, con calles y avenidas llenas de baches, con graves problemas de tráfico vehicular y una terrible contaminación visual y auditiva por la falta de orden urbano tanto para la colocación de anuncios comerciales y de propaganda política como por el desmedido ruido que generan locales mercantiles y los camiones repartidores de gas doméstico.

Xalapa, considerada tradicionalmente como la “Atenas veracruzana”, ha sido degradada a final de cuentas a un rancho con una catedral metropolitana con una torre mocha, un zocalito que funciona casi permanentemente como plaza de reclamos y lamentos, y un palacio de gobierno convertido en un cuartel de policía por el número de gendarmes que desde hace un par de años bloquean los accesos al pueblo y a los escasos turistas que visitan la ciudad.

Los niveles de aprobación de ambos gobiernos –estatal y municipal– andan tan bajos en la capital veracruzana que la disputa de la alcaldía se ha convertido en un apetitoso botín para la oposición, cuyos aspirantes están envalentonados por la debacle priista en la reciente elección federal.


Uno de estos personajes que públicamente ya se apuntó para buscar la candidatura municipal en 2013 es el actual delegado estatal de la Sedesol, Abel Cuevas Melo, ex diputado local, ex diputado federal y ex secretario de Finanzas del CDE del PAN.

Cuevas Melo, nativo de Coatepec, no pretende gobernar ese municipio cafetalero donde el partido blanquiazul perdió la elección federal y cuya actual administración municipal encabezada por el panista José Manuel Sánchez Martínez ha sido muy cuestionada por la ciudadanía coatepecana.

En cambio, el delegado de la Sedesol se autodestapó para la candidatura de Acción Nacional a la alcaldía capitalina, donde el pasado 1 de julio su partido quedó en segundo lugar en la votación para diputado federal con una candidata totalmente desarraigada y desconocida en Xalapa.


En efecto, por pugnas intrapartidistas y por razones de equidad de género impuestas por la ley electoral, el PAN tuvo que postular de última hora en Xalapa a la ex regidora pozarricense Rosa Hilda Llamas, la cual, a pesar de todo, obtuvo más de 45 mil votos, casi 4 mil por encima del candidato priista Reynaldo Escobar, ex alcalde convergente, ex secretario de Gobierno y ex procurador general de Justicia del estado.

¿Cómo fue que la candidata del PAN, popular en Poza Rica pero desconocida en Xalapa, consiguió tan altísima votación sin hacer una intensa campaña?

Cuevas Melo, como operador en la entidad de los programas sociales federales que dependen de la Sedesol, sabe el secreto.


Lo que aún está por verse es si el próximo año la administración priista del presidente Enrique Peña Nieto todavía les va a dejar a los militantes del PAN las delegaciones federales que operan los padrones de programas como Oportunidades, “Setenta y Más” y Procampo.

De cualquier manera en Xalapa se prevé una contienda muy cerrada por el acendrado antipriismo manifestado en las urnas en las elecciones federales del pasado 1 de julio.

El repudio de la mayoría de los xalapeños a los gobiernos del PRI es tan real que al menos el ex alcalde y ex diputado federal, Ricardo Ahued Bardahuil, considerado por la cúpula priista como el prospecto mejor posicionado en las tendencias electorales, aún titubea si acepta la candidatura del partido tricolor.