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Columnas y artículos de opinión
La nueva Santa Lucía
Uriel Flores Aguayo
21 de septiembre de 2012
alcalorpolitico.com
En el estado de Michoacán, ocurre un hecho singular y peligroso: en la llamada "nueva jerusalén", a nombre de ciertas creencias y apariciones, se destruyen escuelas públicas, se recluye a la población y se aplica la ley propia de un "obispo". El tema da para muchos análisis, en especial las omisiones de todo tipo de autoridades, por ahora sirva de referencia para tratar un asunto similar que viene ocurriendo muy cerca de Xalapa, las invasiones del predio "santa lucía". Mientras allá se presenta ese casi demencial fenómeno por causas religiosas acá se realiza por vulgares motivaciones económicas y politiqueras. Resulta que, un mal día, un grupo de liderzuelos decide ocupar por la fuerza los lotes de dicho predio, pasando por encima de los derechos de los legítimos adquirientes; no es suficientemente claro si contaron con la complicidad de funcionarios públicos, pero no se puede descartar. De un típico despojo pasaron a narrar, para incautos o cómplices, una acción justiciera y "social". Ahora ahí tenemos, como sociedad, un polvorín, una bola de nieve y un fenómeno penoso para la capital del Estado

Lo ocurrido en "santa lucía" simboliza el abuso de grupúsculos, la falta de escrúpulos de malos políticos, la falta de autoridades y el desorden que se puede producir cuando se pone por encima de todo el interés faccioso. Que algún sujeto imponga su ley por la fuerza y que se burle hasta de los funcionarios judiciales y de la fuerza pública no solo es peligroso en si mismo sino que abre la ruta para el desgobierno y la delincuencia. Aterra pensar en las formas de convivencia que se llevan en ese sitio, lo que puede pasar con las mujeres, con las jóvenes y con los que no coincidan con los malandrines que los explotan. Indigna la omisión y complicidad de todo tipo de autoridades, que nadan de "muertito", que aplican el valemadrismo y que, incluso, los utilizan como carne de cañón electoral. Tarde o temprano se tendrán que deslindar responsabilidades y se sabrá el grado de implicaciones de politiquillos de segunda.

Lo peor de todo es que lo de "santa lucía" no es exclusivo de ese lugar, lo mismo o muy parecido pasa en otros rumbos de Xalapa y la región. Invasiones y amenazas de todo tipo, hasta de terrenos públicos, se localizan por todo Xalapa, sin que alguna autoridad mueva un dedo, ocupados, como regla, por agarrar y llevarse lo que puedan. Esas cosa pasan porque no hay ley, no existe autoridad o esta de adorno. La mayoría de los funcionarios están más preocupados por su ropaje, paseos y acumulación de patrimonio, que por cumplir con sus obligaciones. De ese tipo de gobernantes que mal gobiernan, frívolos y ausentes, se nutre la impunidad y atracos de los malandrines que despojan, amenazan y agreden. Si les hablamos del estado de derecho es posible que se vomiten después de una extensa y profunda carcajada. Si eso pasa en Xalapa, que es aunque no parece la capital de Veracruz, no es difícil imaginar cómo andamos en otras ciudades del estado.


Xalapa, sin rumbo y agónica, merece otro destino, no debe seguir así, lastimada y sucia por la acción y omisión de todo tipo de personajes, públicos y privados, por intereses facciosos. Se tendrá que aplicar la ley sin condiciones y preferencias, se tendrá que gobernar con dignidad, atento a los interese generales. De una realidad clientelar casi en todo, del transporte público al comercio establecido y ambulante, se tendrá que pasar a un escenario de derechos y obligaciones, de relaciones democráticas y dignas. Por supuesto tiene un costo político no apto para simuladores, para corruptos y para quienes hacen como que gobiernan mientras dejan hacer y dejan pasar. A los problemas, por difíciles que parezcan, hay que enfrentarlos anteponiendo el interés colectivo, buscando soluciones reales y abriendo una perspectiva de renovación. A lo clientelar de la vida pública de Xalapa, hay que agregar el insuficiente profesionalismo del cuerpo de funcionarios municipales (grillos), la carga pesada de sindicatos que solo ven por lo suyo y un cabildo no representativo. Me detengo en el cabildo, que debería ser el reflejo de la sociedad Xalapeña, la síntesis de nuestras calidades y visiones, pero que, en realidad, es la cuota burocrática y familiar de los partiditos políticos, carentes de proyecto pero llenos de ocio y ambiciones.

Xalapa necesita, urge, otro proyecto de ciudad y municipio: social, humano, incluyente, con autoridad, juvenil, culto, libre, digno y de futuro. Eso está muy alto para burócratas políticos a punto del desempleo, para mercachifles o aspirantes a todo. Somos mucho Xalapa para que cualquiera nos quiera gobernar: ni políticos tradicionales ni malandrines.

Recadito: hasta de Coatepec nos quieren gobernar, ¿tan amolados nos verán?


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Xalapa, Ver., a 20 de Septiembre del 2012