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Columnas y artículos de opinión
Al Pie de la Letra
Pepe y Héctor
Raymundo Jiménez
1 de octubre de 2012
alcalorpolitico.com
La designación del senador Héctor Yunes Landa como presidente de la Comisión de Protección Civil no tuvo la misma resonancia mediática en Veracruz que la de su compañero de escaño José Francisco Yunes Zorrilla, titular de la de Hacienda, pero esta distinción obtenida en la Cámara alta del Congreso de la Unión ha vuelto a inflamar las aspiraciones del priista de Soledad de Doblado que desde ahora es considerado como uno de los principales prospectos del PRI para la sucesión estatal de 2016.
 
Hace dos años, Yunes Landa fue el más fuerte precandidato priista por la gubernatura al que internamente tuvo que vencer y convencer el entonces diputado federal cordobés Javier Duarte de Ochoa.
 
Hubo quienes en su momento supusieron que el ex subsecretario de Gobierno podría encabezar una gran escisión al interior del PRI si no le daban la candidatura tricolor. Sin embargo, una vez designado Duarte de Ochoa, Héctor Yunes se disciplinó y se sumó a la campaña del ex secretario de Finanzas y Planeación, encargándose de la movilización de militantes y simpatizantes.
 
En la pasada sucesión gubernamental, Yunes Landa fue un factor más que contribuyó a que el priismo prorrogara otros seis años su hegemonía política en la entidad.
 
Pero su apoyo ha sido políticamente bien recompensado por el gobernador Duarte, quien primero lo hizo presidente del Comité Directivo Estatal del PRI –cargo que asumió en marzo de 2011, en sustitución de Ranulfo Márquez Hernández, quien apenas llevaba alrededor de cinco meses en la dirigencia priista–, y luego le facilitó su acceso a la candidatura al Senado de la República, aunque en la segunda fórmula, pues el mandatario veracruzano siempre exigió la primera posición para Pepe Yunes, el cual, en 2010, fue el primer aspirante a gobernador que declinó a favor de Javier y muy institucionalmente aceptó coordinarle su campaña.
 
Según ha trascendido, con la candidatura senatorial se habría finiquitado el hipotético pacto de Duarte con Yunes Landa, lo que entonces haría suponer que la nueva aspiración por la gubernatura será un proyecto que el de Soledad de Doblado tendría que empezar a construir con base en los nuevos factores de poder que a partir de diciembre próximo imperarán con el arribo del PRI de Enrique Peña Nieto a la Presidencia de la República.
 
A diferencia de las sucesiones estatales de 2004 y 2010, cuando el gobierno federal estaba en manos del PAN y los gobernadores priistas se conducían como virreyes –ejerciendo algunos incluso el derecho metaconstitucional de imponer sucesor–, ahora, en el relevo gubernamental que viene, en Veracruz se elegirá al candidato priista en otras circunstancias que seguramente serán muy similares a las que prevalecían antes de la alternancia en el poder presidencial.
 
Y es que para la sucesión estatal de 2016 ya habrán transcurrido los primeros cuatro años del sexenio de Peña Nieto y estaría por arrancar la propia sucesión del mexiquense, lo que haría suponer que los aspirantes a sucederlo empujarán con fuerza a sus propios alfiles en los estados donde habrá cambio de gobernadores.
 
En la sucesión local de 1986, por ejemplo, el ex dirigente nacional del PRI, Gustavo Carvajal Moreno, quien tardíamente pretendió buscar la gubernatura de Veracruz, intuyó que el sucesor del presidente Miguel de la Madrid Hurtado en 1988 sería Carlos Salinas de Gortari cuando el entonces secretario de Programación y Presupuesto impulsó a don Fernando Gutiérrez Barrios, a la sazón director de Caminos y Puentes Federales, para ocupar el Palacio de Gobierno de Xalapa.
 
En efecto, Gutiérrez Barrios estaba tan identificado con el proyecto presidencial de Salinas que en diciembre de 1988, cuando apenas llevaba dos años gobernando la entidad, solicitó licencia al Congreso local para separarse del cargo y asumir la Secretaría de Gobernación en la administración salinista.
 
Al siguiente sexenio ocurrió lo mismo con Patricio Chirinos Calero, quien salió de la Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología con la encomienda de Salinas de alinear a los grupos políticos locales a favor de la anunciada candidatura presidencial de Luis Donaldo Colosio, quien presuntamente terminó siendo víctima de la intrincada red de intereses políticos y económicos de familiares y asesores muy cercanos al Presidente.
 
Dentro de cuatro años se verá qué miembros del gabinete de Peña se perfilan como los presidenciables más fuertes, y si su acumulación de poder les permitirá allanarles el camino al gobierno de Veracruz a sus aliados.
 
También habrá que medir la fuerza del liderazgo que en ese momento aún mantenga el propio mexiquense y sus preferencias hacia algún aspirante veracruzano en particular, pues, como se recordará, en su propia sucesión en el Estado de México Enrique Peña antepuso sus conveniencias políticas a sus afectos personales y hasta familiares.
 
En 2011, como se sabe, Peña sacrificó las aspiraciones de su primo Alfredo del Mazo Maza, alcalde de Huixquilucan, quien aspiraba a sucederlo en el Palacio de Gobierno de Toluca. Sin embargo, en aras de su proyecto presidencial, el aún gobernador se decidió por el entonces munícipe de Ecatepec, Eruviel Ávila Villegas, quien le garantizaba en la entidad sacar la más alta votación para el PRI en las últimas tres elecciones: la de Gobernador, la de Alcaldes y la de Presidente de la República.
 
Pero otro factor más será el propio gobernador Duarte de Ochoa, quien aunque no tenga la misma fuerza que su antecesor Fidel Herrera Beltrán para imponer candidato, sí, al menos, podría hacer valer su derecho de veto.
 
Por eso, tanto Pepe como Héctor Yunes y otros aspirantes a sucederlo procurarán mantener la cercanía y ser muy condescendientes con el mandatario veracruzano, quien el año próximo será sometido a otra complicada prueba electoral.
 
INTOLERANCIA
 
El movimiento #Yoysoy132 se convierte en una hidra de mil cabezas que experimenta en todos los estados el mismo peligroso síntoma: la intolerancia. Los hemos visto tomar palacios municipales, gritar, amedrentar, y este sábado dieron un paso más.
 
En el Congreso del Estado, donde se realizó la ceremonia de entrega del Doctorado Honoris Causa que la Universidad Popular Autónoma de Veracruz (UPAV) otorgó a la periodista Adela Micha, dos jóvenes estudiantes de Ingeniería de la UV y que se identificaron como parte del movimiento, le aventaron huevos a la presentadora de noticias.
 
No gritaron consignas, no llevaban pancartas, no les interesaba que los presentes (era un evento público) supieran por qué hacían lo que hacían; sin justificación que mediara su acción, lo único que quedó fue la intolerancia, la violencia física.
 
Como bandidos, los jóvenes huyeron del lugar, y sabiendo que serían detenidos en el puesto de control de la entrada, se saltaron la barda del recinto, pero más tarde fueron detenidos por elementos de la policía estatal y consignados ante la autoridad competente, como lo marca la ley, para ser liberados más tarde.
 
La coordinadora general de Comunicación Social del gobierno del estado, Gina Domínguez, tiene razón al señalar que “ni la intolerancia ni la violencia son el camino para manifestar nuestras diferencias ni para consolidar la democracia”.
 
Estos muchachos seguramente ignoran que hace más de 300 años, en París, nació el filósofo Francois Marie Arouet, más conocido como Voltaire, una de cuyas célebres frases aboga precisamente por la plena libertad de expresión: “Podré no estar de acuerdo con lo que dices, pero daría mi vida por defender tu derecho a decirlo”.