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Columnas y artículos de opinión
Espacio Ciudadano
Una cinta de acción y suspenso
Jorge E. Lara de la Fraga
4 de octubre de 2012
alcalorpolitico.com
“Soy más libre que un ave, presos son los individuos que venden su conciencia…”

Un buen amigo mío, colega de profesión, estudioso del acontecer contemporáneo y vecino de la Unidad Magisterial, me expresaba hace poco que “le diera tiempo al tiempo”, tomara las cosas con tranquilidad y prudencia, asimilara que los procesos sociales son lentos y que no transcurren a la velocidad que uno quisiera. Por ese sendero de reflexión me recomendó abordara, en mis comentarios próximos, algo de interés para la colectividad madura, elementos relevantes de mi tierra, cuestiones personales, reseñas de eventos, anécdotas o historias de personajes simpáticos. Marginar transitoriamente los renglones álgidos y complicados de la agenda nacional y aludir en fechas posteriores - a manera de ejemplos – lo relativo a esas multipublicitadas y controvertidas reformas estructurales ( laboral, fiscal y energética) que pretenden impulsar y poner en vigencia los grupos poderosos, ese maléfico binomio prianista y sus testaferros incondicionales.

Con sustento en lo expuesto y “haciendo de tripas corazón” en este espacio hago un paréntesis estratégico para exteriorizarles a mis lectores que en días pasados, en medio de una tarde lluviosa, tuve la oportunidad de ver una película realizada en el período 2011 – 2012 y que se intitula “La luz fría del día” protagonizada, entre otros, por los artistas Bruce Willis, Henry Cavill, Sigourney Weaver, Emma Hamilton, Rafi Gavron, Verónica Echegui y Caroline Goodall, dirigidos por el cineasta Mabrouk El Mechri. Dicha cinta, sin ser algo fuera de lo común, me permitió eclipsar un tanto mis cavilaciones cotidianas e involucrarme en la angustia progresiva del protagonista que se ve envuelto en peligros diversos, con amenazas telefónicas y bajo el agravante de que desconoce las razones por las cuales son secuestrados violentamente sus familiares.


En una rápida síntesis, la historia del film es la siguiente: Un muchacho empresario se traslada de una ciudad norteamericana al país de España, para visitar a sus padres y hermano aprovechando un período vacacional. Convive con ellos en una cena y al hacer unas compras en un poblado costero, unos elementos desconocidos secuestran a sus seres queridos y únicamente su padre logra escapar. Su progenitor le comunica, en su momento, que su trabajo no ha sido de comerciante o de agente de ventas, sino que su labor tiene implicaciones con la seguridad internacional y con la agencia de la CIA. La cuestión se agudiza cuando asesinan a su padre (Bruce Willis) y él tiene que encontrar una solución a la demanda de los secuestradores. Tal personaje central dispone de poco tiempo para entregar un portafolio, ignorando donde se encuentra éste y así mismo el contenido del mismo.

Durante la trama conoce a una mujer siniestra (Sigourney Weaver) que está vinculada a una conjura internacional. También las circunstancias permiten que una inédita media hermana lo auxilie en múltiples momentos de apremio. Sortea muchos obstáculos y ambos son perseguidos implacablemente. Al final, un tanto malherido con su lesionada compañera (hermana) de aventuras violentas, logra resolver el conflicto, muriendo la maligna Jean Carrack y su sicario estrella; son liberados sus consanguíneos y los terroristas recobran el famoso maletín misterioso. Aunque algunos críticos cinematográficos “se lanzan contra esa película”, evaluándola con dureza, habrá que decir en su defensa que hay cuestiones rescatables de la misma, tales como los escenarios naturales de la Madre Patria, las bellezas arquitectónicas de Madrid y ciertos trucos escénicos en algunos episodios.

No puedo omitir esa huida desaforada por las rúas de la capital en vehículos compactos convertidos en verdaderos bólidos. Algo sale a flote y se aprende de esa trama: “la justicia hay que tomársela por la mano de uno mismo”, cuando las instancias del orden permanecen estáticas o bien cuando las autoridades parecen cómplices de los transgresores. Los invito a que disfruten, sufran o se aburran con ese celuloide, con esa “Luz fría del día”, tal como acontece cuando nos levantamos con zozobra y envueltos en un ánimo quebrantado.