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Columnas y artículos de opinión
Espacio Ciudadano
Los jóvenes y la problemática existente
Jorge E. Lara de la Fraga
11 de octubre de 2012
alcalorpolitico.com
“Las derrotas de los movimientos progresistas son
los prólogos de las victorias del mañana…”
 
A 44 años de los acontecimientos de Tlatelolco, cuando múltiples jóvenes sufrieron físicamente o perecieron ante la peor represión de la clase gobernante sólo por demandar diálogo y exigir democracia y justicia, no puedo menos que testimoniar mi gratitud a esa generación que transformó la vida política de México. Hoy nuestro país vive nuevos retos y encuentra así mismo obstáculos de diversa índole. Hay fuerzas retrógradas pero también hay aires renovadores y elementos optimistas que están retomando la estafeta de esos caídos en La Plaza de las Tres Culturas. Los muchachos del momento presente no quieren ser cómplices del actual estado de cosas, aspiran a un mejor devenir y poseen propuestas fundamentadas para que sus sueños se hagan realidad. Esos jóvenes inquietos ya hicieron acto de presencia en el escenario nacional y en el reciente proceso electoral - presidencial para exigir, entre otras cosas, transparencia, respeto al sufragio y democratización de los medios de comunicación.
           
Tales renuevos están conscientes de que en nuestro país persiste una injusta distribución de la riqueza, que hay una desatención a las necesidades generales de las personas, que las cargas fiscales recaen con dureza en los sectores mayoritarios, sin dejar de asimilar que la formación proyectada a los niños y jóvenes es deficiente. Aunado a lo anterior, ellos desconfían de las autoridades ante el nivel de corrupción e impunidad reinantes, viven a la defensiva entre la violencia y la inseguridad, son testigos impotentes de la intervención extranjera en lo relativo a nuestros recursos energéticos, en medio de un campo abandonado, la carencia de empleos y el desdén oficial hacia la educación superior, a la cultura y a la investigación.
 
Hace poco la escritora Elena Poniatowska indicó, cuando le preguntaron sobre las diferencias de los muchachos del 68 con los retoños contemporáneos, que no existían discrepancias al respecto y que los jóvenes son siempre iguales, propositivos, críticos y dispuestos a defender sus ideales. Que en estos momentos se la juegan por México y no necesitan que nadie les diga cómo. Al respecto, leí unas declaraciones de estudiantes y jóvenes profesionistas que a continuación incorporo al presente comentario: “Soy un ciudadano inconforme por la miseria que observo, el engaño cotidiano del gobierno, las desigualdades y la opresión social. Me preocupa mi futuro, pero también el de los demás… Siento la inestabilidad social y económica en la que vivimos, la falta de oportunidades. Yo me politicé desde que empecé a perder a seres cercanos por la inseguridad, asesinados o secuestrados; me di cuenta de que como ciudadanos también nos corresponde hacer algo… Antes de entrar a la universidad yo era ajena a la política, pero me fui empapando de la historia de México y de la situación actual; me di cuenta de que no nos permiten expresarnos libremente… Soy una persona activa, disfruto de la vida, me interesa el bien común y no me gusta quedarme callado; estoy hasta el gorro de los gobiernos que hemos tenido y también de la intromisión de las televisoras en nuestras decisiones personales…”
 
Y continúan las expresiones espontáneas: “… Me preocupa la represión y la violencia. Es una pena que un país tan extraordinario y variado como el nuestro esté tan atrasado y jodido. Siento que hay esperanza, que no somos la generación de la indiferencia… Comparan nuestra lucha y movimiento con el de 1968, pero ahora tenemos más herramientas para hacernos escuchar, basta con que prendamos nuestra computadora… No queremos volver al viejo sistema político que nos perjudicó en muchos sentidos…”. En definitiva, esos enjundiosos muchachos sí tienen propuestas concretas para el futuro responsable de los destinos de la Nación, entre las cuales me permito destacar las siguientes: Reorientar la economía para una mejor distribución de la riqueza, promover, una reforma fiscal justa, auspiciar una educación de calidad laica y gratuita; erradicar la corrupción, democratizar los medios de comunicación, combatir la violencia y la inseguridad con una política de seguridad ciudadana, convertir en palancas del desarrollo las industrias eléctrica y petrolera y rescatar la producción y el desarrollo del campo.
 
Habrá que tomar en consideración a esa generación del cambio y respetarla. Su demanda principal es la apertura, la inclusión y como contingente de avanzada está definitivamente en contra de las imposiciones y de las simulaciones.