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Columnas y artículos de opinión
El normalismo moderno
Guillermo H. Zúñiga Martínez
27 de octubre de 2012
alcalorpolitico.com
Como simple observador de la vida política nacional, siento con sinceridad que se den problemas en el país que a través del diálogo, la comprensión y fundamentalmente la imaginación, se pueden resolver. No entiendo definitivamente cómo un grupo amplio de futuros forjadores de las nuevas generaciones, como es el caso de los estudiantes normalistas de Michoacán, se opongan de manera violenta a cursar computación e inglés, materias necesarísimas en el mundo actual.

No es posible concebir que un mentor desconozca la importancia de la cibernética en nuestros días, porque se necesitaría estar totalmente vedado y ciego ante las circunstancias actuales. ¿Acaso ignoran que los trasatlánticos se mueven a través de las computadoras, que no es dable imaginar a la aviación internacional sin esos instrumentos? ¿Acaso no saben que los viajes interplanetarios se mueven precisamente con estas nuevas herramientas del conocimiento y que, en cuanto a las computadoras, el sistema bancario nacional e internacional puede llegar al colapso si fallara su funcionamiento? En verdad eso no es coherente y mucho menos lo es estar de acuerdo en una protesta que afecte intereses de terceros y que se involucre en la comisión de delitos tipificados en el Código Penal.

Soy normalista de origen, me formé en las aulas de la Escuela Normal Veracruzana, abrevé los conocimientos necesarios y la emoción indispensable para servir a la educación de mi entidad y del país, y no me explico, de ninguna forma, cómo un futuro preceptor de niños y de niñas se niegue a estudiar inglés, mucho más si es de izquierda o milita en la izquierda porque el propio Carlos Marx, en su libro “Escritos Político-Filosóficos”, hace una aseveración irrefutable: saber un idioma más en la vida es un arma extraordinaria para enfrentar el progreso. En consecuencia, nadie puede negar que en estos tiempos el inglés tenga la importancia del latín en la Roma clásica porque, en aquella época, quien no conocía el idioma de Virgilio, no podía incursionar con éxito en las tareas técnicas, poéticas, filosóficas, retóricas o científicas; luego entonces, le estaba negado superarse y aprender más en la vida.


El inglés ahora es fundamental porque, muchas de las obras modernas y con los conocimientos más actualizados, se encuentran escritos en ese idioma y es sumamente importante que los aprendientes de cualquier materia lo conozcan para poder asimilar mejor y estar al día. Por eso la grandeza de Carlos A. Carrillo, el educador cordobés que en el siglo XIX conocía ampliamente el mundo pedagógico de su tiempo, porque hablaba 8 idiomas, por lo cual traducir del francés, inglés, italiano, alemán o textos escritos en griego y latín era para él sencillo explorarlos y conocer las novedades que existían en materia tan delicada, desde aquella época.

Por otra parte, las autoridades educativas de Michoacán debieron haber previsto los problemas que se estaban generando al interior de las escuelas normales porque los jóvenes son, por naturaleza, nobles y dispuestos al diálogo, a la lucha y al trabajo; lo único que hace falta es comprenderlos para encauzarlos por las rutas más adecuadas de su desarrollo personal. Los futuros mentores son realidad y esperanza, son protesta e ilusión, son seres humanos que entienden y comprenden, porque de otra manera esta sociedad estaría encaminada a fracasar en el futuro próximo.

Me pregunto si no fuera mejor cambiar la modalidad de las escuelas normales michoacanas y convertirlas en semi-escolarizadas, para que los alumnos se identifiquen con la sociedad y, desde sus primeros años de estudios profesionales, entren en comunicación directa con los grupos infantiles y los empiecen a conocer, se involucren en el medio y platiquen con los padres de familia, se relacionen con los procedimientos didácticos, con los sistemas de evaluación y, además, practiquen la observación directa del comportamiento infantil, que es fuente inagotable de conocimiento, para aplicarlo en la psicología y las actitudes. Esa sería una magnifica solución, porque cada alumno sería adscrito como ayudante auxiliar en una escuela primaria o de párvulos, según su especialidad, y allí comprobaría si ésa es su verdadera vocación o si ha equivocado el llamado interior, que debe ser siempre obedecido.


De todos es conocido el cúmulo de intereses que existen en las comunidades educativas actualmente, pero estimo que nada se pierde con experimentar nuevas variantes que mucho tienen que ver con el aprendizaje autónomo, tendencia que, poco a poco, se va imponiendo en la vida escolar como una de las mejores formas de autoeducación para avanzar en el desarrollo individual y colectivo.

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