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Columnas y artículos de opinión
Desde Zimpizahua
Reflexionemos, la vida es eterna
Joaquín Alcántara Hernández
19 de noviembre de 2012
alcalorpolitico.com
¿Por qué será que no nos gusta pensar?, ¿Por qué buscamos siempre lo digerido mentalmente por otras personas?, ¿Por qué no nos apena hacer el papel de ‘esponjas’ absorbiendo lo que otras mentes activas han razonado? ¿Por qué aceptamos una mente floja y no la forzamos a analizar sobre temas aparentemente sencillos pero que encierran una profunda enseñanza?, ¿No acaso cuando alguien habla de la muerte la aceptamos como verdad total sin ponernos a dilucidar que realmente la muerte como tal no existe?... Todo, sin excepción, esta en perfecta y permanente transformación y renovación. Nada esta muerto.

Esto viene a colación porque en los pasados ‘Días de Muertos’ abordamos el tema sobre la muerte y hasta publicamos un poema sobre ella. Pero ese poema esta inspirado desde el punto de vista erróneo de quienes piensan que Dios es egoísta y solo nos presta la vida por unos cuantos años, (cien si bien nos fuera y en este caso sería un simple parpadeo entre dos eternidades); y que luego de sepultarnos viene el tiempo de esperar hasta que Jesús, El Cristo, baje del cielo con alitas a resucitarnos. Aclaro que este tema lo abordo con irrestricto respeto a todas las creencias. Solo que ya son tiempos de estudiar al excelso mundo de la Divinidad. Los dogmas ya no convencen. Son tiempos, pues, de hablar de la Vida Eterna de una manera explicita, clara, lógica, convincente.

Bien, creemos que la obra del Gran Arquitecto del Universo no sería perfecta si sólo viniéramos a este mundo unos cuantos años; más no es así, perpetuamente estamos regresando a este mundo para continuar evolucionando. Nuestro cuerpo físico solo es el vehículo para transitar por la Tierra. Nuestro espíritu jamás muere. En él esta la esencia de la vida eterna… ¡Ajúa!


Este punto de vista lo compartimos sin fanatismo, respetando, incluso, el derecho de quienes no creen en Dios. Aunque cierto es que solo necesitamos una gota de humildad para aceptar que existe ‘ALGO’ que le ha dado y le sigue dando vida no solo al ser humano, sino vida y movimiento al universo ilimitado inconmensurablemente grande. O sea, todo tiene vida. Y mire usted, a ese ‘algo’ muchos le llaman ‘energía’, otros ‘fuerza sobre natural’, la ciencia le llama ‘leyes de la física’. ¡Vamos!, tiene mil nombres. Todos son válidos. Todos reflejan admiración, respeto, ninguno le incomoda. Ese ‘Algo’ es eterno. Nosotros, los creyentes, le llamamos DIOS. ¿Ok?

Ahora bien, la única forma lógica de sentido común para entender que la VIDA ES ETERNA es forzando nuestra mente a discernir, sobre todo, el hecho que nuestro espíritu jamás muere. Somos la perfección de quien todo lo creo, y su obra por ser perfecta, es eterna. Por tanto, solo cambiamos el cuerpo por uno nuevo, vigoroso. Así regresamos a este mundo a continuar nuestra evolución. Todo esto lo explica la Ley de Rencarnación. La muerte, pues, solo se entiende como un ‘trámite’ para continuar nuestra elevación de conciencia, nuestra superación e espíritu. Mahatma Gandi dijo: ‘Si la muerte no fuera el preludio a otra vida, la vida presente sería un burla cruel’.

En otras palabras, todo en el universo está en inmanente y perpetua renovación. Pero el cuerpo humano pertenece a la materia y, por lo mismo, cuando ‘muere’, a la materia regresa: “polvo somos y al polvo volvemos”. Sin embargo, el espíritu se desprende de la materia y continúa vivo. Pasa algo parecido cuando una ropa la desechamos por inservible, nos cambiamos ropa nueva y adelante. Igual sucede con la hoja seca de un árbol; cae ‘muerta’, luego encima le caen miles, todas se transforman en materia orgánica hasta convertirse en los mejores nutrimentos que absorbe el árbol y otra vez surgen hojas nuevas llenas de vida. Lo mismo sucede con nuestro espíritu; regresa a este mundo en el cuerpo nuevo de un recién nacido y en el hogar exacto que cada quien se gane para bien o para mal de acuerdo a su conducta anterior, ‘Ojo por ojo, diente por diente’, ¿Ok? Por cierto, ¿Ha observado usted a los bebés cómo platican?, ¿cómo se ríen?... ¡Vaya! Que me divierto con mi bisnieta Gretel. La condenada escuincla ojos de rendija también ‘alega’, jajaja; aun vive en ‘su mundo’ sin darse cuenta que ya regresó a éste.


La ley de Rencarnación, pues, explica que los bebés siguen ‘conviviendo’ con sus seres queridos de su vida anterior; con ellos es que se ‘ríen y platican’. Aun están en el plano astral compartiendo con ellos hasta qué, poco a poco, van haciendo conciencia de este mundo físico reconociendo a su ‘nueva familia’… ese ‘plano astral’ es el plano en que usted y yo y todos entramos todas la noches al dormirnos. De hecho, cuando estamos soñando no nos damos cuenta que se trata de un sueño. Es al día siguiente, al despertar, que nos damos cuenta. Estos ciclos repetitivos son la muestra de la eternidad del tiempo y la perfección del ÚNICO que enciende y apaga eternamente la luz del día para concedernos la oportunidad de seguir evolucionando.

La muerte, pues, es un mero trámite para darle continuidad a la vida. Ésta sí existe, está presente en todas partes, en todo momento, en todo lugar. ¡Nada esta muerto! Una simple piedra esta llena de vida, de energía. Es la ley de Cohesión la que le da toda la fuerza a sus moléculas para estar graníticamente unidas con esa solidez propia que la distinguen como lo que es, una roca. O sea, tiene vida y cumple para lo que fue diseñada.

Para concluir, démonos cuenta qué, en los minutos que llevamos leyendo este artículo ya han llegado al mar millones y millones de litros de agua. Esos mismos millones de litros de agua ya van de regreso en forma de nubes a las montañas. De lo contrario, se perdería el equilibrio. Son, pues, las leyes de la naturaleza las herramientas perfectas de la Ley Suprema. ¿Se imagina si viviéramos todos acordes a la ley de Dios? No habría guerras estúpidas que son reflejo de miseria humana.


Démosle ya la importancia debida al respeto que merece nuestro hogar común, el Planeta Tierra. No provoquemos su furia con nuestra constante destrucción solo por buscar poder y dinero. ‘Porque cuando no haya más lechugas, el dinero estará tirado y nadie lo querrá aunque sea verde’. La Tierra, pues, nunca va a morir, sabe defenderse y cuando lo hace arrasa con todo. La vida por encima de todo siempre prevalecerá. Ojala todos los gobiernos implementaran políticas serias e inteligentes generadoras de calidad de Vida. Vivamos como Dios manda. La vida es eterna. ¡Viva México señores! AJÚA.