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Columnas y artículos de opinión
Detrás de la Noticia
¡Quiérase mucho, señor presidente!
Ricardo Rocha
28 de noviembre de 2012
alcalorpolitico.com
Me permito expresarle que en las semanas y días recientes he estado reflexionando mucho sobre el desafío gigantesco que enfrentará al asumir la presidencia de México a partir del próximo 1 de diciembre. Por ello, mi primer exhorto es que se quiera usted muchísimo a sí mismo. Tanto que desee pasar a la historia como un gran presidente. Que su amor propio o incluso su vanidad —no importa— lo lleven a ser recordado como un presidente extraordinario, de esos que en pocos años cambian el destino de sus pueblos.

Ese, que pareciera un anhelo natural para todo el que llega, como usted, al vértice de la pirámide, en realidad no siempre sobrevive. Como ha de saber, el poder desgasta y el poder absoluto suele envilecer a quienes lo ejercitan o al menos hacer que se olviden los buenos propósitos con los que llegaron. Las tentaciones del abuso del poder mismo, el enriquecimiento explicable y la distancia creciente con los gobernados son siempre antitéticos de un ejercicio sensible, sensato y entregado a las mejores causas. Por eso es que, desde Lázaro Cárdenas, los mexicanos no tenemos un presidente a quien la mayoría de nosotros recordemos con cariño, con gratitud y con reconocimiento por su obra. Coincidirá en que es una pena, una vergüenza, más bien, ¿no cree?

Ahora, puede estar seguro de que la gran mayoría de los mexicanos comprendemos que no la tendrá nada fácil por más que su antecesor, Calderón, insista con su propaganda asfixiante en que le ha heredado un mundo de caramelo. Todo lo contrario: 60 millones de pobres, 30 millones de hambrientos, 8 millones de ninis, 6 millones de desempleados y 100 mil muertos, desaparecidos y torturados son un saldo brutal de 30 años de neoliberalismo a ultranza de los que su partido, el PRI, antecediendo a la docena trágica del PAN, es también responsable.


Así pues, no podemos exigirle soluciones mágicas e inmediatas, pero sí que las vaya habiendo en cuanto sea posible. Y deberá haberlas si usted cumple sus promesas de campaña de una democracia con resultados: debe darnos un gabinete de calidad y no como los pésimos grupúsculos recientes; no instrumente un gobierno de cuates y de cuotas; es obvio que ha llamado a sus cercanos y de confianza a cargos clave, pero también debe convocar a quienes, aunque lejanos, sean expertos en su materia. A propósito, sea un presidente convocante. ¿Sabe usted que Calderón jamás invitó a un adversario a un café en Los Pinos? No caiga en ese error. Escuche a los opuestos y hábleles a los diferentes.

Alguna vez me dijo en una entrevista que si éramos congruentes con nuestro régimen presidencialista requeríamos de un presidencialismo fuerte. Coincido. Sobre todo para limpiar la casa que le han dejado: en muchos ámbitos un verdadero desastre. Pero espero que coincidamos también en que de ahí al autoritarismo o a la dictadura perfecta hay —como diría José Alfredo— una enorme distancia. Lo que necesitamos en este país es un liderazgo fuerte, firme, honesto. Queremos un presidente trabajador, confiable y entregado a su tarea. Por eso yo me pregunto, como creo que muchos: ¿de verdad es necesario que nuestro presidente sea ajonjolí de todos los moles y se la pase de chile frito en cuanto acto lo invitan? ¿No será mejor verlo trabajando para todos nosotros en mangas de camisa que andar de pachanguero?

Usted nos ha propuesto lo que todos anhelamos: un cambio… con rumbo. Ojalá que así sea, porque nadie tiene idea de hacia dónde va el país, salvo a un futuro oscuro, porque no se ve ninguna señal luminosa en el horizonte. De ese tamaño es su desafío.


Para enfrentarlo, no se deje presionar por los que aseguran que se las debe. No es cierto. Se debe únicamente al voto de los millones que optaron por usted. Y si ya se ganó el voto, ahora depende de su desempeño ganarse el respeto y hasta el reconocimiento y la admiración de la mayoría al concluir el mandato que ahora empieza. Es posible que muchos piensen que soy un ingenuo al plantearle todo esto. Pero prefiero serlo por esta vez. Ya habremos de ejercer nuestra consustancial función crítica. Por ahora, le reitero: decídase a pasar a la historia como un gran presidente.

[email protected]
@RicardoRocha_MX
Periodista