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Columnas y artículos de opinión
En Caliente
Benjamín Garcimarrero
10 de diciembre de 2012
alcalorpolitico.com
QUE DIJERON LOS ABOGADOS DEL DIABLO que fueron encargados de estudiar la causa de Juan Diego con el carácter de fiscales; aún contra la corriente lograron demostrar que Juan Diego (Cuauhtlatoatzin) (Águila Parlante) no dejó descendencia alguna, que su cuerpo jamás fue encontrado y que lo único que existe es la tilma (pintada por Marcos Cipactli), en la que se dice que se estampó la Guadalupana y desde luego la obra en verso (Nican Mopohua), de Antonio Valeriano, en náhuatl, que relata las apariciones, escrito entre la década de 1550 a 1560, ubicando el suceso hacia 1531, para coincidir con la fecha en que Fray Juan de Zumárraga fue designado (¿ordenado?) por el Emperador, encargado del obispado de México, un 12 de diciembre de 1527.
 
               ¿Será la obra de Valeriano, una conmemoración de la designación de Zumárraga, al cumplir años de su designación? No hay nada que demuestre lo contrario.
 
               Sin embargo tenemos que saber quienes fueron los personajes de ésta historia:
 
                ANTONIO VALERIANO.- (Enciclopedia de México "V" Pag. 7946.) Nació en Azcapotzalco, no se precisa la fecha, murió en México en el año de 1605.- Se educó en el Colegio de Santa Cruz, fundado precisamente por Fray Juan de Zumárraga, y edificado por el Virrey Mendoza en el barrio de Tlatelolco. Fue discípulo de los Frailes Juan de Gaona, Francisco de Bustamante y Juan Fucher; aprendió de ellos Latín Lógica y Filosofía, y les ayudó a traducir al náhuatl la doctrina cristiana; enseñó gramática en el propio plantel y fue "el primero y el mas sabio" de los colaboradores indígenas de Fray Bernardino de Sahagúm. Gobernó el barrio de San Juan y después, a todos los indios de la ciudad de México, por mas de treinta y cinco años. El propio rey de España llegó a escribirle y a elogiar sus méritos. Fray Juan de Torquemada, discípulo suyo dice que tradujo a Catón a la lengua mexicana. Se le atribuye el texto que Luis Lasso de la Vega hizo editar en 1649: Huei tlamahuizoltica o monexiti ilhuicac tlatoca ihuapilli Sancta María, o sea El gran acontecimiento con que apareció la Señora Reina del Cielo Santa María, cuyo texto recoge la tradición indígena sobre la aparición de la Virgen de Guadalupe.              
 
                JUAN DIEGO.- CUAUHTLATOATZIN.- Que es el personaje que nos ocupa y preocupa, en su nombre tiene la reseña de su presencia; Chuautlatoatzin significa águila parlante, lo que en nuestros tiempos podría ser actor o comediante; lo cual hace pensar en que el personaje es ficticio, igual que don Alonso Quejada el Quijote. Juan Diego participó en la representación teatral y versificada escrita por Antonio Valeriano a encargo de Zumárraga, para conmemorar los veinticinco, o acaso treinta años de su designación como primer Obispo inquisidor de México.
 
               A pesar de ello, los expertos en crear personajes para la propagación de la fé desarrollaron toda una historia del personaje, a la que dieron espacio en “El Portal” en enero de 2001, y quizá por actualizarse nuevamente convenga refreír.
 
               “Cuando la Gran Tenochtitlan sucumbió a los asaltos del conquistador español y sus aliados indígenas en 1521, vivía en el poblado de TULPETLAC, región de ECATEPEC, al norte de la gran ciudad, un nativo llamado Cuauhtlatoatzin, de raza chichimeca que tenía a la sazón 47 años de edad.
 
Cuauhtlatoatzin nació en el calpulli de Tlayácac, perteneciente al señorío de Cuauhtitlán, tributario del dominio mexica desde 1474. Ese mismo año subió al trono de Castilla Isabel la Católica. Conforme al calendario indígena era el año 8 Tochtli, como consta en el Código Chimalpopoca, conocido como "Anales de Cuautitlán".
 
               En el momento en que se consuma la conquista, Juan Diego, el actor, tenía 47 años, a la supuesta fecha de la aparición, tenía 57 años de edad.
 
               Juan Diego el comediante, participó en la dedicación al templo de Huitzilopochtli, contempló la aurora boreal de 1509, cuando tenía 25 años, vió el cometa de 1510 cuando tenia 26 años; vivió la inundación de Acuecuéxatl de Coyohuacan en el año 7 Acatl, y vio la entronización de Moctecuhzoma. Fué testigo de la llegada de los "extranjeros" y de la caída de la Gran Tenochtitlan y fue testigo de la caída de su raza.
 
               No se tiene noticia ni documentación alguna de su genealogía, ni de sus padres ni antepasado alguno, con excepción del Tío "Bernardino", que también fue protagonista de uno de los milagros reseñados en el relato del Nican Mopohua.
 
               Es posible que Juan Diego haya adquirido notoriedad como personaje al participar en las representaciones teatrales de la aparición, de la obra escrita por Antonio Valeriano, pues se conoce su nombre cristiano: JUAN DIEGO, y el de su esposa Malitzin quien fue bautizada como María Lucía. Tampoco tuvo hijos, o sea que su generación se pierde con él. La iglesia pretende atribuirle castidad plena, para hacer congruente que una "virgen" se le apareciera un hombre "virgen" y casto. (Hasta aquí el refrito).
 
               A pesar de ello, el año de 1992 la televisión presentó a algunos personajes que se dicen descendientes directos de Juan Diego, han encontrado la casa en que supuestamente vivió, lo cual no sería extraño en tanto que en efecto pudiera ser el jacal donde habitó el actor, su tío Bernardino y su mujer Malitzin. Algo así como si dentro de dos mil años encontraran la casa de enrique Rambal, quien tantas veces representó a Jesús en el cine y los sabios de la Iglesia llegaran a la conclusión de que la casa de Enrique Rambal son los vestigios de la casa de Jesús.
 
               Eso me hace recordar también el aquella disputa entre los un filósofo y un religioso, este último reprochaba al filosofo: “Ustedes los filósofos son como el ciego que está en un cuarto oscuro buscando un gato negro que no está.” Y le replicaba el filósofo: “Pues ustedes los religiosos, son también como el ciego que está en un cuarto oscuro, buscando un gato negro que tampoco está, pero ustedes lo encuentran”.
 
               Existen referencias históricas precisas, que llevan infaliblemente a la conclusión de que Guillermo Schulemburg tenía razón al negar la existencia de Juan Diego, como personaje real e histórico.
 
               Visto en la actualidad, Juan Diego sería actor de carácter, sesentón y haría una telenovela o cuando menos un capítulo de “La rosa de Guadalupe”.