11 de diciembre de 2012
alcalorpolitico.com
Como patada en el hígado (por no decir que en otra parte de abajo del cuerpo) debió haber caído ayer en el presidente del PRI estatal, Erick Lagos Hernández, enterarse que el senador Héctor Yunes Landa anda tirando línea a los aspirantes a un cargo de elección popular.
Y es que según Emma Hernández Arroyo, la corresponsal del portal alcalorpolitico.com en Córdoba, el legislador de la Cámara Alta del Congreso federal, cuál dirigente estatal partidista, que ya fue, fue a decirles a sus correligionarios de la zona centro del estado qué hacer.
Los convocó a hacer su “pollita” para pagar la contratación de una empresa encuestadora y que con base en los resultados que arroje su trabajo se determine quiénes van como candidatos, “para que cuando venga el Comité Directivo Estatal del partido ya se tenga una propuesta de candidatos y su aceptación entre la militancia y la población”.
Yunes Landa, que ciertamente sabe de política, apuntó: "Precisamente, con motivo de las nominaciones que habrá en unos meses más para tener candidatos a alcaldes, síndicos, regidores y diputados locales, que se pongan de acuerdo, que no esperen a que vengan del comité del PRI para decirles quién debe ser el candidato".
Extrañan los consejos del senador, porque él ya fue presidente estatal del PRI y sabe perfectamente bien cómo se maneja el proceso interno electoral del tricolor; extrañan también porque bien sabe que hay instancias, que es a las que les corresponde decidir.
Si algo ha sido significativo en el PRI, eso ha sido la disciplina, gracias a la cual ese partido ha mantenido su cohesión y ha logrado la fortaleza que lo tienen de vuelta en Los Pinos. A su militancia se le acusa de “borregada”, criticable ciertamente, pero a los tricolores les ha dado resultado y así les gusta y con base en ello actúan.
Por eso extraña del legislador que teniendo tanta experiencia política partidista pierda la perspectiva de los tiempos internos de su organización política y electorales en general y se adelante a la dirigencia estatal, al máximo órgano de decisión que es el Consejo Político Estatal, al Comité Ejecutivo Nacional y al propio gobernador, el jefe político de su partido en el estado, quienes son y serán los que determinen las reglas del juego.
Seguramente ya está enterado y seguramente ya fue invitado al Consejo Político Estatal que se celebrará el próximo domingo, cuyo punto central será el inicio formal del proceso interno, consejo en el que se autorizará a la dirigencia estatal, entre otras cosas, suscribir la convocatoria para la elección de candidatos tanto a diputados locales como a presidentes municipales, documento que enviará la dirigencia nacional que será la que no sólo marque los requisitos que deberán cumplir los aspirantes, sino también los métodos de elección de candidatos.
Y de acuerdo a los estatutos del tricolor, en ningún apartado se registra que los candidatos serán elegidos mediante encuestas. Marca la designación directa, que se determine de acuerdo a los usos y costumbres (generalmente en los distritos indígenas, serranos, aunque esa práctica ya casi se perdió) y que se elija mediante la convención de delegados, que seguramente es lo que marcará la convocatoria.
Ir a decirles a los priistas de la zona centro qué hacer es soliviantarlos, acaso crearle un quebradero de cabeza a la dirigencia de su partido, innecesario, y además asumir un papel que corresponde sólo al Comité Directivo Estatal.
No me imagino, o bien, sí me imaginó lo que pasaría si otros ex dirigentes estatales como José Yunes Zorrilla, Jorge Carvallo Delfín, Ranulfo Márquez, Hernández, Adolfo Mota Hernández, Carlos Brito Gómez, Gonzalo Morgado Huesca, Manuel Ramos Gurrión, Guillermo Zúñiga Martínez y tantos otros fueran a cualquier lugar del estado a tirar línea partidista electoral y con ello a causar ruido.
Héctor no es un improvisado ni un bisoño. Ya fue diputado local, federal y ahora es senador. Ya fue presidente estatal de su partido. Ya presidió la Junta de Coordinación Política del Congreso local. ¿Qué le pasa?
Ahora, ¿qué pasará con los Callejas y demás?
Ayer, poco faltó para que los mexicanos salieran a las calles a celebrar con júbilo el inicio del fin del cacicazgo magisterial de Elba Esther Gordillo, que eso significa la presentación que hizo el presidente Enrique Peña Nieto de la iniciativa de Reforma Educativa.
La Iniciativa tiene como propósitos establecer reglas claras para el ingreso de los docentes y su promoción a cargos de dirección y de supervisión; fomentar la autonomía de gestión de las escuelas y promover el crecimiento del Programa Escuelas de Tiempo Completo, así como crear el servicio profesional docente, que reconocerá la formación y logros de los maestros, cuyos derechos estarán a salvo, ya que su ingreso, permanencia y promoción no estarán sujetos a criterios discrecionales, léase gordillistas sentistas.
Los buenos maestros, dijo Peña Nieto, tendrán la oportunidad de ascender con base en sus méritos profesionales.
Pero el secretario de Educación Pública, Emilio Chuayffet, no se anduvo por las ramas y fue directo: advirtió que la evaluación de los profesores no dependerá de “caprichos o intereses particulares y tampoco habrá negociación o pacto para examinar a los profesores del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE)”.
Por supuesto, la Gordillo no asistió al acto.
Es más que claro que la hasta ahora dueña del SNTE tiene los días contados como fuerza política y magisterial porque todos los gobiernos anteriores no sólo la toleraron sino que le permitieron que hiciera y deshiciera a sus anchas tanto en el sector educativo como dentro del propio gobierno y en el escenario político.
En otro nivel, será interesante ver qué pasa ahora con todos sus protegidos, caciques locales en cada estado, que se han enquistado también y presionan a las autoridades educativas, imponen condiciones e imponen autoridades educativas y candidatos a cargos públicos sin más méritos que ser recomendados de la Gordillo y de sus achichincles.
Le urgen al PRI buenos candidatos